lunes, 25 de agosto de 2025

La Universal ©, Cuento

 Arcano literario


Mario Luis Altuzar Suárez
Arcano Radio

A Maité Lacave

...ufff! ¿Qué se creen?", explota a unos cien metros de la playa, la ira como solo puede deflagrar en la fuerza y vigor adolescente. ¿Hay razón? ¡Claro que tiene razón! ¿Exagerada? ¡Imposible ante la violación a sus elementales derechos! ¿Impotencia? ¡Claro! Por esconderse en el cobarde anonimato. Ordenar en unos maderos enterrados en la arena y una placa de triplay con las autoritarias frases: No dogs, No Bicycles, No SwImming. El no en rojo en exceso de derroche, ya que con uno solo bastaba, Em inglés de barrio, para que se sienta quien manda en las libres y soberanas playas nacionales.

De pie, su mano izquierda en el manubrio de su bicicleta rodada 14, portadora de un sarape de Saltillo amarrada en la parte posterior del asiento alargado, el brazo derecho en escuadra con su carpeta para recostarse en la arena y la correa café que sujeta a un cachorro esquelético de medio de año, los dos tienen los ojos fijos en el letrero imponente y más allá, carpas de bañistas con sus risas del estado quieto y su doctrina de "dejar hacer, dejar pasar". La pierda izquierda en paralelo al marco del biciclo y su traje de baño de una pieza con vivos rojos.

Inclina la cabeza hacia su hombro derecho con el movimiento de la pequeña cola de caballo de su cabellera. La pierna derecha suspendió su paso y la mano en la cintura. Momentos eternos de aspiración pausada en su aire que expulsa furiosa para definir el sonido de la frase amenazante: "¿Pero que se creen que son? En clase de civismo repasamos la Constitución que manda el que todas las playas son libres. ¡Son nuestras! Sin condiciones. ¡Ni que viviéramos en Inglaterra en tiempo del rey Jorge III que dictó un reglamento para sus súbditos que quisieran disfrutar el regalo divino del mar!"

Una voz a lo lejos la regresa del mundo de sus pensamientos: "¡Maite, Maite! Deja la bici con tu perrito y vamos a chapotear esas olas frescas. ¡Anda! Disfrutemos los últimos días del verano..." Le ataja:

-"¡No seas uno de esos zombis sociales que se dejan mangonear por anónimos poderosos que se siente dueños de dictar nuestro comportamiento! Nos roban nuestra playa, después ¿qué? nuestros rayos solares, el pago por usar el agua del mar y un impuesto por navegar o surfear en las olas. De remate, ¿qué pongan sus tiendas de conveniencia para obligarnos a comprar los bañadores que ellos vendan al costo que quieran?"

Daniel se encoge de hombros y se mete al mar, Aunque pensativo. Regresa de inmediato y observa a la pequeña que se dirige a la ciudad. A gritos llama a los residentes. Y en un mitin improvisado en el centro de Las Palmas, llama a defenderse de la agresión a sus derechos fundamentales, al quitarles la playa por no dejarlos bañar, ni llevar a sus perros ni un lugar seguro para sus bicicletas y lo peor: ¡En inglés de barriada! Lo malo no es que sea de barrio, sino que se complica entenderlo por sus modismos.

¡Y se dirigen en masa a la presidencia municipal! Argumentan un ataque a la economía de la localidad, porque al restringir el acceso a las playas se corre el riesgo de bajar el flujo de visitantes y afectarán la derrama económica. Más que el argumento sólido, las autoridades se sienten rebasadas y orden quitar el letrero para dar paso libre a los vacacionistas. Y todos a una voz, regresan corriendo al mar.

¡Ah! Que tiempos aquellos cuando iniciaba el ciclo comercial de las fotografías a color. Una de las primeras era la captura de ese minuto que cambió la vida de Maite. Se unió sin saberlo, hasta que años después se casó con Daniel y ella trabajaba en la administración de ese hotel que se había apoderado de la playa.

Aunque los políticos que todo lo intentan justificar en enemigos reales o imaginarios decían que ella era socialista. Cuando llegaron los falangistas la estigmatizaron de comunista. Sus compañeros de trabajo de sindicalista. ¡Ja! ¡Ja! ¡ja! Reía en otro lado de la luna. El Gran Federico García Lorca sabía que ella, como él, estaban fuera de la geografía ístmica de los doctrinarios. ¿Por qué? ¡Simplemente porque... era Universal! Más allá de la política que de hacer posible lo imposible pasó al arte del engaño para servirse personal o familiarmente. ¡Ser universal es luchar contra la injusticia! En cualquier espacio, tiempo y circunstancia. Del derecho de una mascota al derecho de una planta, al derecho de un niño, de una mujer o de un anciano.

Y así, el viento la llevó con sus iguales en número, que, al alejarse unos segundos, ¡tan solo unos instantes!, era sumirse en la angustia. Así es la vida de un ciudadano del mundo.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 25 de agosto del 2025.


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