Yo Campesino
*Aeropuerto en Santa Lucía y refinería Dos Bocas, gasto
inútil
Por Miguel A. ROCHA VALENCIA
El presidente López prometió en su campaña que cancelaría
obras del Aeropuerto Internacional de Texcoco porque era una expresión de
corrupción. Cumplió a un costo tan alto que todos los mexicanos lo lamentamos.
Perdimos dinero, confianza internacional y oportunidad.
A dos años del hecho y con una deuda que se pagará en dos
décadas, nadie demostró, ni el mismo ex secretario de Comunicaciones y Transportes,
Javier Jiménez Espriú antes de irse, la existencia de corrupción en ni uno de
los procesos, incluyendo el proyecto Ejecutivo y la obra misma.
Es decir, el presidente tomó una costosa decisión por todo
lo que implica, incluyendo deuda, desprestigio, desconfianza internacional en
varios sentidos y la cancelación de una obra que sería emblemática de México,
no de un sexenio.
Y lo hizo sin que los mexicanos pudiéramos oponernos al
poder presidencial. Por eso López no tiene por qué seguir mintiendo afirmando
que Santa Lucía es la mejor opción por “barata”, lo cual, no es cierto por
varios motivos.
En primera se debieron pagar las inversiones realizadas en
Texcoco por obras realizadas y eso suma cerca de 105 mil millones de pesos que
a julio de 2019, a los que se sumarían siete mil 300 millones para completar
los 14 mil 500 que lo hecho del edificio terminal. La cancelación de contratos
se incluyó.
La Fibra E que se pagaría con el TUA del Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México, con valor de seis mil millones de
dólares, inició a pagarse y en vez de fijar su liquidación a 30 años, se fijó
en dos décadas, habiéndose liquidado ya mil 200 millones de dólares. El resto
se amortizará a razón de 200 millones de dólares anuales donde se incluyen los
intereses del 10 por ciento.
Ahora, faltan los gastos de la nueva terminal, donde los
procesos, contratos, asignación de obra y proyectos, son parcialmente conocidos
y están bajo la administración de la secretaría de la Defensa Nacional.
No obstante, se sabe que el costo de dicha terminal aumenta
permanentemente y en la actualidad ya alcanza una inversión “oficial” cercana a
los cuatro mil 700 millones de dólares, es decir, 700 millones más de los
inicialmente previstos.
Eso es por un lado, pero por el otro, se desconoce el
proyecto ejecutivo, que necesariamente cuesta más la serie de estudios
especialmente los de aeronavegabilidad. El de impacto ecológico, ya se sabe que
no obstante las opiniones en contra, finalmente el gobierno de López se
“autorizó” la obra.
Pero el mayor costo es el de la utilidad. Empresas aéreas,
la Organización Internacional de Aeronáutica Civil (OACI) y la certificadora
Mitre opinan que Santa Lucía no tendrá las capacidades que se estimaron para el
NAIM y que es un error de inicio planear un terminal como Santa Lucía desde
“abajo”.
Los aeropuertos, se construyen desde arriba y en este caso,
ninguna autoridad internacional ha sancionado la viabilidad de Santa Lucía como
sustituto del NAIM y cuestionan la aeronavegabilidad simultánea con el AICM.
Coinciden en que con operaciones alternadas, si podrán
operar paralelamente. Los riesgos la operación simultánea, son muy graves,
dicen los expertos.
Por lo pronto, 30 de las 52 líneas que operaban en México,
dejaron de hacerlo y de acuerdo con la Asociación de Transporte Aéreo
Internacional (IATA) que representa a 290 empresas de 120 países, advirtió que
varias de sus agremiadas no volarán a México por el aumento del TUA, costos de
operación y difícil accesibilidad a Santa Lucía.
Por cierto, aun no hay nada en torno a cómo se va a
comunicar Santa Lucía con el AICM y su accesibilidad, lo cual también implicará
un costo.
Es decir Santa Lucía será costoso, de difícil accesibilidad
y, podría ser sólo una terminar alterna que no crezca en demanda como ocurrió
con Toluca por incosteable.
De Dos Bocas, no hay mucho qué decir; decrece producción de crudo en México y el consumo de combustibles fósiles en el mundo. Las pruebas: 600 millones perdidos en medio año por Pemex.
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