jueves, 6 de enero de 2022

Los culposos, Cuento

Arcano literario

Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ

-“…nooooo! ¡No es cierto! ¡Me quiero morir! ¡No puedo creerlo!”, grita con llanto mucoso y doloroso mi hermanito de cinco años el puro estilo melodramático de la pionera de las telenovelas Fernanda Villeli registrada como María Ofelia Villenave Garza, en Ciudad de México el 14 de mayo de 1921. Me recordaba a su obra “La culpa es de lo padres” con Silvia Derbez de 1963, por lo elevado de la negación. Aunque, desde la perspectiva retrospectiva, podría haber tenido razón ¡aquel día triste en que nos enteramos que los Reyes Magos no eran reyes ni magos…y saber que eran tan simples y comunes, sin magia divina, porque se trataba únicamente de nuestros padres.

A mí no me afecta por que ¡ya soy grande! Ese seis de enero, ya tenía siete años. Curtido en decepciones, en un principio, por la ausencia de esos regalos que había pedido con argumentos increíbles, desde que se los robaron por los policías en complicidad con los ladrones, o que les faltó tiempo en la producción para atender a tantos niños, o… un rosario inmenso en extensas letanías, como si le hablaran a un retrasado mental en abierta ofensa a mi inteligencia.

¡Me desquité! Les pagué con la misma moneda. Fingí creerles todas las tonterías con que creían que me engañaban. ¡Así aumentaría su complejo de culpa por no cumplir mis deseos infantiles! Y yo disfrutaba mi secreto que había descubierto dos años atrás, gracias a mis habilidades periodísticas, que en ese momento no sabía que así se llamaban. Los ví un cinco de enero en el momento en que acomodan las cajas de regalos. Cuando engulleron las galletas con leche que habíamos dejado y después tocaron las campanillas klllllllllllllm,kkkkprisa!” Y lo ví con mis propios ojos. Me aguante como los meros machos. Lo que me evitó ese sufrimiento que veía en ese día, de mi hermanito.

Un momento en que, algún filosofo diría: Nadie está preparado para la verdad sino para la verdad que espera y normalmente es una mentira para ser felices. Un elemento que dominan también los políticos en el Arte del Engaño. ¿Cómo aceptar la cínica verdad de la inexistencia de los intangibles viajeros de Oriente, esos grandes sabios eruditos, que entregaron al Niño Dios Oro, Incienso y Mirra y la tradición desde 1866 en Alcoy con la Cabalgata para que a nosotros nos regalen los apreciados juguetes?

-“…nooooo! ¡No es cierto! ¡Me quiero morir! ¡No puedo creerlo!”, gritos que espantan a mis recuerdos. Miro a mi esposa frente a mis tres hijos llorosos e incrédulos. Ante la presión porque no llegaron los productos descriitos detalladamente y solicitados en la carta lanzada en globo, le tuvo que decir la Verdad: La pandemia que nos confinó con la posterior pérdida de empleo, generó nuestro desempleo y penuria económica, elevada exponencialmente por los ignorantes al frente del gobierno y… pues no tuvimos recursos para poder adquirir los juguetes.

Dan golpes y patadas al salir corriendo hacia la recámara para llorar por el dolor que, curiosamente, se repite metódicamente en las familias a través de los años. ¡Duro entrenamiento que nos legaron nuestros padres para la vida, que heredamos a nuestros hijos! ¿Quiénes son los culposos?

2 comentarios:

  1. Triste realidad, cargando todo el peso de la ignominia, ésos padres, qué en lugar de heredar un legado honroso, dejan detrás de sí,un aprendizaje triste e ignominioso, en el futuro de la ilusión hecha trizas...en el ánimo de sus futuras generaciones.

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  2. Muchísimas gracias por su generoso comentario. Saludos.

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