Arcano Literario
Por Mario Luis Altuzar Suárez
…estos remordimientos muerden mi entraña. La hacen sangrar
incontenible y mis ojos son incapaces de contener el llanto. ¡Cuánto dolor se expande,
crece y se alimenta por la lejanía! ¿Olvido? ¡Imposible! Ese bálsamo se ha
negado en los pulsos eléctricos de las neuronas. Lo más que puede esperarse es
el aprendizaje de convivir, cohabitar con el recuerdo que abanica y trae y
lleva esos momentos ¡tan felices!, y por lo mismo, punzan dolorosamente al
haberse perdido creándose este sentimiento de culpabilidad.
Veo de reojo a mis compañeros de viaje. ¡Proyectan cierto
nerviosismo! Una sensación natural si consideramos que, al abordar este transbordador
de última generación, nos entregaron unos papeles con el contrato laboral, y
curiosamente, en letras chiquitas se estipula que “aceptamos por nuestra libre
y espontánea voluntad” en donde se exculpa a la empresa de cualquier problema
sencillo o mortal, en el trayecto y el proceso de actividades.
Esas letras tan diminutas sembraron la angustia y el desasosiego
acumulándose y acrecentando el remordimiento, al prometerle horas antes, a mi
esposa y mis hijos que regresaría sano y salvo para proseguir nuestra vida
familiar. Al cruzar la puerta de la nave tomé conciencia de que la promesa
familiar tenía un porcentaje muy alto de incumplirse.
¡¿Qué?! ¿Quién me habla? No veo a nadie. ¡Ah! Que cierre los
ojos para recibir telepáticamente un mensaje. Escucho:
“Nada es antes ni después. Fuerza en la Fe sustentada en la
seguridad del Conocimiento y la Confianza de la Experiencia. Equilibre sus
pensamientos para armonizar el fluido sanguíneo y en la Templanza, conectar su
cuerpo con el Alma y el Espíritu, la Tríada Divina que integran su Ser”.
La voz que rebota en el interior de mi cabeza, tiene la
virtud de tranquilizarme paulatinamente. Y señala que “la Mente es muy rápida
en la creación de escenarios, muchas veces irreales y producto de nuestros
miedos. ¡Control! Mente en blanco. Relajamiento muscular. Confianza en la
Heredad Divina”.
Y me lleva a visualizar paisajes de cientos de tonalidades
verdes y trigales amarillos, separaos quirúrgicamente de estructuras
arquitectónicas similares al cristal. ¡Hasta las escaleras movibles son
cristalinas! Y me observo con otros seres tan iguales a mí, tomados de las
manos y concentrados profundamente para crear una gran esfera transparente y
palpitante ¡como si tuviese vida propia! La voz resuena: “¡Recuerde! Tiene vida
propia por ser parte de la energía de todos y cada uno de ustedes”.
Oigo la interrogante: “¿Cuál es el miedo, entonces? ¡Tienes
el Poder del Origen!” Aspiro profundamente. Al exhalar me invade la sensación
de no ser el mismo de momentos antes. Me inunda una Luz que me llena de paz.
Repito: Soy el que fui, soy el que soy, soy el que seré. Con firmeza, pienso: Voy
con Dios, si no regreso, estoy con Él.
Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas, México, 15 de septiembre de 2022.
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