Arcano literario
Mario Luis Altuzar Suárez
Feliz Día Mundial de la
Poesía
…y nos encontramos! Las seis nos pusimos de acuerdo. ¡Y nos
sacudimos la tristeza de la rutina de esperar, simplemente esperar el último
segundo! ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Esperar resignadas y sin hacer nada? ¡Qué
desperdicio de tiempo! Vinimos a vivir. La factura será la misma si usamos cada
minuto o lo tiramos en la apática quietud.
Debíamos darles una respuesta severa y puntual a bisnietos,
nietos, hijos, yernos, amigos y todos los familiares. ¡Y se la dimos! Tenemos
razón. ¡Ya basta! ¿Cómo es eso de que ya no estás edad? ¿Qué debes cuidarte? Te
hacen daños los sobresaltos. ¡Va! Y entre sus “recomendaciones”, esas que son
por nuestro bien, ¡les dimos en la nariz!
¡Sí señor! ¡¿Cómo de que no?! Y les llamé por teléfono a las
otras cinco chicas. Las muchachas sufrían del mismo mal, ese de “te lo digo por
tu bien, porque quiero que nos dures mucho”. ¡Qué terrible enfermedad! ¡Fuera!
¡Fuera! ¡Fuera de aquí! Estos demonios no pueden tocarme ni hacerme daño. ¡Yo
soy vida!
Y así, las seis muchachas fuimos al garaje y del baúl con
herrajes oxidados, recuperamos nuestros “uniformes” que hacen la diferencia de
un mortal cualquiera un inmoral en el Universo. Y nos vestimos, igual que en
aquellos viejos tiempos… no tan viejos si parecen un parpadeo, un suspiro en el
viento. Las medias elásticas, la falda de casimir gus Oxford, con saco de lino
ligero bicolor, y la blusa de cuello redondo, nos hace, simplemente nos ¡hace
Poderosas!
Cómo pelan tamaños ojotes nuestros familiares. Gritan que
estamos locas. Y más se exaltan cuando sacaos los instrumentos para limpiarlos
con religiosa inspiración. La batería recibe algo de mantenimiento, las tres Stratocaster
vibran como si resucitaran con una aspiración rítmica de nuevas cuerdas que
resuenan en los amplificadores. Mi voz, los instrumentos y la vestimenta
marcaron el ¡regreso! ¿Qué? ¡No, hombre! No ese regreso mediático de los grupos
desechables de una industria decadente.
Me refiero a un regreso ¡maravilloso! En ese garaje empezó a
retumbar la vida rescatada de las oquedades seniles. Nada que ver con The
Beatles ese 30 de enero de 1969. ¡Somos originales! ¡Irrepetibles! ¡Somos rock!
En la sangre, los huesos, los músculos, ¡aspiramos aire y exhalamos rock ácido!
¿Viejitas? ¿Las canciones o nosotras? ¡Na! Nada es viejo, solamente se transforma
y nos eleva como esa “Ocho millas de altura” para visualizar esas “Imágenes de
Matchstick Men”.
¡Míralos! Están incrédulos de la elástica danza con su
frenética respiración. ¡Ja! ¡¡Ja! ¡Ja! Están temerosos del Retorno de The Ramonas.
Falso que sea el nombre de alguna de nosotras. Se refiere a las ramas grandotas
de un árbol. ¿Por cuantos años estaremos en este retorno? Quien sabe. Pero es
seguro que será más tiempo, lo que tengamos de vida, que esos regresos por días
y cuando mucho, meses, de los comercialoides de grupos desechables.
¡Vida, agárrate que regresamos a vivirte hasta la última
nota roquera!
Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas, México, 16 de marzo de 2023
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