Arcano literario
Mario Luis Altuzar Suárez
… qué fácil! Solo tres palabras: Cree en ti. Como un
triángulo, ¡Sí! Igual a lo que llaman Piedra Angular, que con su firmeza da
cohesión sólida, inquebrantable, indestructible a su entorno. La misteriosa
unidad que permite alzarse con la victoria ante los incrédulos
ojos de esos que arrastran los andrajos de su dignidad masificadamente
obediente y disciplinada. Los que agachan la cerviz para sonreír al recibir en
la cabeza la caricia de los dedos de la mano izquierda del Todopoderoso que
muestra al mismo tiempo, objetos desconocidos en la mano derecha: La gratificación
ilegal.
¡Más que fácil es retefácil! Tan sencillo creer, que es
considerar algo seguro, y considerar es formar una opinión de algo. Y empiezan
los problemas para un ser analítico: Creer es un ejercicio de suposiciones o
especulaciones sobre ciertos indicios o señales para llegar a una falsa certeza
por carecer de los hechos. Luego entonces, creer es un espejismo mentiroso de
los culteranos que se alzan con la verdad absoluta para inducir a la obediencia
disciplinada, sin margen para el razonamiento que permita abrir la luz de los
seguridad.
La segunda parte de la premisa, muestra también sus oquedades.
¡En Ti! Que, viéndolo desde mi perspectiva, será en mí, es decir que para creer
en mí debo saber por medio del Conocimiento quien soy. ¡Ese yo desconocido que
habita con uno mismo desde antes de nacer y que en algún punto se pierde en la
noche de los tiempos, más allá de dónde ya no se tienen recuerdos!
Claro que es tan diferente verse en el espejo después de
levantarse, cuando se dice que estamos más cercanos a los ignotos caminos
recorridos, y repetirse “qué bueno soy” con el repaso de lo que transformamos
en buenas acciones hacia los demás cuando en realidad descargamos el lastre, la
basura, económica, material o psicológica que nos apenaba tirar en medio de la
salvaje y feroz lucha de la sobrevivencia en la Aldea Global de
acero y concreto con sus gases que contaminan el aire que inhalamos y perforan
los pulmones y envenenan la sangre. Visto así, ¡somos los perfectos
desconocidos que habitamos la residencia de nuestro cuerpo, nuestros
pensamientos, nuestros sentimientos! Y al ser desconocidos, es imposible saber,
conocer sus alcances ante las limitantes que acechan nuestra frustración inconsciente.
¡Y lo fácil se hizo difícil! Por decir lo menos y rechazar
por cobardía que es ¡imposible! Creer en lo que se supone es lo que soy. Tan
similar al comercio consumista de la realidad virtual en que nos entregamos
como oro molido y recibimos espejitos y cuentas de cristal sin valor alguno. Y
sí así nos tratamos a nosotros mismo desde tiempos inmemoriales, esta mitad del
mundo en que, con dogmas políticos, económicos, sociales y religiosos,
sometimos y nos sometemos como un mundo, propiedad de una minoría, ¿qué valor,
que trato, podemos darle a la otra mitad del mundo, a las mujeres?
Y para los que siente, piensan o creen que esto es grave,
falta lo peor. Escuchen esos gritos, vean esas acciones, observen a las
manifestantes que anuncian la Revolución de la Conciencia. ¡Somos nosotros
mismos! La forma de género cambia empero, el fondo es lo mismo y se quedan en
la doctrinaria superficialidad de una relación problemática, tóxica, pervertida
de siglos, desde aquél punto inflexivo del llamado Pecado Original.
¡Es difícil! Salvar a la mujer que en su vientre crea al
hombre y en casa lo educa, requiere de salvarla de ella misma, y modificar su
codificación mental para inducir el pensamiento libre de que Varón y Varona
fueron hechos a imagen y semejanza, para caminar uno al lado del otro. Ni
atrás, ni adelante: ¡al lado y tomados de las manos en la igualdad de la
diferencia corporal y mental! Es la única forma de salvar a la humanidad que se
hunde en el peligroso Siglo de Oscuridad de la falsa verdad absoluta y de
redentores ignorantes que engañan con salvar al Cordero.
Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas, México, 9 de marzo de 2023.
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