lunes, 22 de septiembre de 2025

La risa del gato ©, Cuento

Arcano Literario


Mario Luis Altuzar Suárez
Arcano Radio

... a dónde crees que vas?", maúlla recostada en la orilla del toldo de la entrada principal del restaurante, en forma simultánea al movimiento de la mano derecha con las cinco garras dispuestas para impedir que se vaya el delgado joven de metro noventa, pero... ¡las garras no jalaron el cabello para detenerlo! ¿Qué fue? ¡Horror! Le desprendió el cuero cabelludo... ¿no? Maúlla fuerte. Acto reflejo defensivo. Evita asustarse. Bueno, es un decir, porque el pelaje blanco erizado muestra que está en guardia para defenderse, sin importar si es natural o sobrenatural, como esta cabellera rubia con listón negro para amarrarlo en la parte trasera y.… que es conocida popularmente con peluca.

Se voltea fúrico el despelucado de suéter negro cerrado en el cuello circular donde asoma el cuello blanco de la camisa. Alza el brazo derecho con el puño cerrada a la altura de su frente para amenazar al maullador de mirada curiosa y en sus cuatro patas sobre ese techo de lona grisácea, le mira ¿burlón? Por lo menos en alegre festejo por la reacción envalentonada de su víctima. Difícil entenderlo por un ser ignorante del lenguaje corporal felino y ver la "risa del gato" con la cola en alto que denota seguridad y confianza, las orejas hacia adelante por disfrutar la comodidad del entorno, en claro contaste al puño amenazante, empero, incapaz de alcanzar su objetivo sobre ese techo blando.

La satisfacción del felino es directamente proporcional en relación inversa al iracundo observador de rostro endurecido e los músculos. Tendría razón si el rey de las alturas entendiera y comprendiera el costo de quince salarios mínimos en la falsa cabellera la necesaria, no tanto para protegerse del frío sino como de mejorar la imagen de un alopécico genético con pérdida de cabello desde la temprana juventud.

Un heredero de las estigmatizaciones sociales y físicas de la roma imperial, sí, esa misma que consideraba a la calvicie como deformidad física, y se ocultaba con una cabellera bien cuidada y tersa suavidad... aunque fuese falsa, ante los dictados de la moda que impuso Mesalina en el primer siglo de nuestra historia, aunque por otras razones, ya que la esposa de Claudia las usaba para disfrazarse en sus correrías nocturnas. ¿Adicción de los vivos? ¡Na! Na' que ver. Las mismas momias faraónicas recibían una hermosa peluca después del embalsamamiento para ir hermosos o hermosas, al inframundo.

Toda una historia de siglos que, definitivamente es desconocida por la felina de pelaje blanco con manchas negras en la cara. Ella, tan solo quería impedir el abandono del ser que le provee alimento, atención y sobre todo: ¡Amor! Mucho amor. ¿Cómo es eso de que se va, así nomás? ¿No entiende que su razón de vida es atenderla, mimarla y estar con ella? A cambio, ella le brinda protección desde la noche de los tiempos. Más cercana es su veneración Celta como Guardiana del Mundo Terrenal del Mundo Espiritual. ¡No es poca cosa!

Por algo se cuenta que un perro y un gato, al iniciar su el sendero astral, los recibe el Creador de ls Universos y pregunta al canino como se ha portado, a lo que responde que bien por haberse entregado en dar amor absoluto a los humanos, sin importar si era tratado bien o pasaba hambre y malos tratos. Al llegar el turno del felino, en un gruñido le respondió: "¡Estás en mi sillón!" Y tan campante. Y este humano mortal ¡lo quiere reprender y castigar! Habríase visto tal desfachatez.

Con toda la dignidad gatuna, salta del toldo protector del comercio, a la azotea y resignado a su impotencia, el hombre retoma su marcha mientras sacude la peluca para reacomodarla. Como diría el clásico: Se van cada uno con sus propios daños, en una esquina del cotidiano paréntesis plano por todos conocido como ¡vida!

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 21 de septiembre del 2025.

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