viernes, 6 de mayo de 2022

Los Eternos Perdedores, Cuento

Arcano Literario

Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ

El populismo dictatorial desaparece a la verdad
MLAS

-…la verdad!”, exclamo al interlocutor desconocido que mira burlón como sostengo con la mano derecha la lupa liviana de mango delgado de aluminio y lente de diez centímetros con curvatura de 20 aumentos y 18 lúmenes, muy cerca, casi pegada a mi ojo derecho y la cabeza agachada con mi cuerpo de metro setenta y tres, encorvado.

Su interrogante parece un cliché, un lugar común, algo tan trillado y repetitivo en la boca de todo el mundo:

-“¿Qué buscas?”

Le miro de reojo. Lleva lo que conocen como tarros. En la mano derecha lleva una pequeña botella de plástico con pintura rosa y en la izquierda una más reducida de colorante azul, de esas que se usan en acuarela:

-“¡Busco a la verdad! Siempre ocultada por los falsarios y resentidos, ¡tan llenos de odio en sus lenguas viperinas que asesinan dignidades con sus calumnias, mentiras y difamaciones!”

Aprovecho el momento para descansar. Me siento recargado en la pared. Acomodo los instrumentos de trabajo al lado de mi pierna derecha y de mi portafolio al lado del muslo izquierdo, extraigo un bote de aceitunas, en realidad un frasco transparente con tapa de lámina amarilla. Cierro los ojos para saborear el salado de la fruta originaria de Egipto y que llegaron a México con los españoles. Y expongo:

-Hay varias formas de ocultar a la verdad. ¡Somos expertos en mentirnos y mentir al mundo! Desde que nacemos aprendemos a crear caretas, máscaras, antifaces, para aparentar ser lo que no somos y conseguir lo que no merecemos pero creemos nuestro. Al paso del tiempo, nos perdemos entre tantas máscaras que olvidamos lo que realmente somos.

Aspiró profundo y al exhalar se emite un gruñido de león y comienzo la disertación:

-Tenemos un profundo miedo a la realidad y decimos buscar la verdad y honestidad, empero, al que nos lo dice, lo rechazamos con la negativa de que esa no es la verdad y lo expulsamos de los círculos de amistades. ¡No buscamos a la verdad!

-¿Qué es entonces, lo que buscamos?

-Lo que nosotros queremos que sea la verdad, ese espejismo que se ajusta a nuestra mediocre cotidianeidad para explicar o responsabilizar a otros de nuestros estrepitosos fracasos, no porque hagan ruido socialmente, sino es el ¡crash!, de resignarnos a cumplir lo que creemos es nuestro Destino Manifiesto: ¡Ser los Eternos Perdedores!

Trago saliva en la boca reseca por la ausencia de líquidos y prosigo:

-Por eso existen los políticos fementidos que prometen paraísos inexistentes y reducidos a su Edén personal, familiar o de sus cómplices, que en su prédica diaria en el púlpito del odio y el engaño, presentan sus fracasos como éxitos, el hambre en sacrifico para el futuro, la muerte como ofrenda al futuro promisorio. Es cómo tapar a una de esas 100 Obras Maestras de la Pintura, libro publicado en 1992 por la editorial madrileña Debate, del parisino Jean-Christophe Bailly nacido el tres de mayo de 1949, con una mano de pintura azul, después otra de pintura rosa, y tantas como sean necesarias para reescribir la historia en falsos éxitos que son la derrota de los resignados perdedores.

-¿Por eso la potente lupa?

-¡Por eso! Porque los obreros de la Palabra buscamos a la Verdad en los hechos y no en discursos huecos. Sin interpretaciones doctrinarias como acostumbran los propagandistas pagados con miserables monedas ensangrentadas de los que falsos profetas que reparaten la democracia de la precarización, proletarización de los ciudadanos sin derecho a voz, sin derecho a voto.

1 comentario:

  1. Impresionante título del cuento: Los eternos Perdedores....en éso ha quedado reducido el libre albedrío y derecho a la clara expresión mediática y a todos, todos...los derechos de un ciudadano, con deseos de superación y terminar de una vez por todas, con la falsa democracia qué nos rodea.

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