jueves, 9 de junio de 2022

¿Cambiamos?, Cuento

Arcano litterario


Por Mario Luis Altuzar Suárez

-…la palabra es poderosa. ¡Custodia de nuestra Eternidad!”, exclama desde la profundidad de sus recuerdos reactivados por esa fotografía en blanco y negro de una librería londinense, uno del millón de inmuebles destruidos por los bombardeos alemanes en la fallida campaña de mil novecientos cuarenta con saldo sangriento de cuarenta y tres mil civiles muertos y más de ciento treinta y nueve mil heridos y emerge la memoria en con refulgentes ojos del exclamador.

La gráfica corresponde a ese ocho de octubre de mil novecientos cuarenta. Destaca en el centro, la imagen de un tranquilo adolecente de cabello corto ondulado, de unos sesenta kilos que viste con traje de dos piezas, chaleco y camisa y zapatos negros. ¡Todo empolvado! No le importa en ese demolido templo de la cultura. Sentado en la semi enrollada cortina metálica que servía de puerta y rodeado de libros y muebles devastados, el joven se sustrae de ese mundo. Está absorto en la lectura del libro “La Historia de Londres” que sostiene con sus dos manos y sus ojos ávidos buscan respuestas a la salvaje condición humana.

- “Ahora lo sabemos: Adolfo Hitler quería vencer al Reino Unido, aunque pensaba conformarse con invadirlo. Del siete de septiembre de mil novecientos cuarenta al veintiuno de mayo de mil novecientos cuarenta y uno, atacó setenta y un veces a Londres. Todo, bajo el pretexto de castigar un bombardeo británico”, hace una pausa y prosigue con una interrogante:

- “¿Les parece conocido el argumento? ¡Se repiten cíclicamente en los psicópatas aspirantes a dominar el mundo! No importa el color. En algunas ocasiones se limita a las fronteras de esos dictadorzuelos, como México con más de doscientos mil civiles muertos por la narcodelincuencia protegida por el gobierno. O en Putin y sus ridículos argumentos para invadir Ucrania y soñar con reencarnar al expansionista Zar Pedro I Alekséievich o Pedro I de Rusia, apodado Pedro el Grande”-

El disertador en la cantina milenaria La Peninsular, a unos seiscientos metros al sureste del Palacio Nacional en la Ciudad de México, es un periodista recién llegado de Ucrania que cambió el sonido de las balas y bombardeos por los sonidos de los vasos y el obligado “salud”, piensa en voz alta, esas palabras que parecen desgarrar las entrañas:

- “¿Cuántos niños, adolescentes o jóvenes, buscan respuesta que permita entender la ambición de apoderarse de lo que no es de uno, mediante la hipocresía de esconderse en falsos sentimientos patrióticos para, cobardemente, enviar a sus jóvenes a morir para, en el caso ruso, satisfaga el sueño mezquino de superar a otros bárbaros que llaman héroes? ¡Tanta sangre inocente derramada por el tintinear del dinero, ese Becerro de Oro que mitifican los psicópatas! Somos tan diferentes al Hombre de las Cavernas que sentían la muerte en sus manos y hoy, cobardemente matamos a distancia para mantener la conciencia ignorante del daño que causamos, como esos bombardeos alemanes que segaron la vida, los sueños, la esperanza de tantos inocentes”.

Sorbe su trago para despedirse con una frase: “Como que ya es tiempo de cambiar las armas por los libros y su palabra poderosa. ¡La última esperanza que se niega a morir!”

Tuxtla Gutiérrez, Chis, México, 9 de junio de 2022

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