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Arcano literario
Mario Luis Altuzar Suárez
… como se recicla la moda! A veces tarda un siglo. Como los
pachucos en 1930 de la frontera norte de México con Estados Unidos, a los regatoneros
de la segunda década del tercer milenio. O las minifaldas sesenteras… Y tras bambalinas
financieras, la rectoría responde a intereses económicos. Pero… ¿una diferencia
de casi doce mil años?”, reflexiono al ver un anuncio que invita a turistear en
¡el Pueblo de las Casa Cueva! Módicos pagos en el viaje de siete mil 934
kilómetros en 18.51 horas, de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México a Artenara, en
el Suroeste del archipiélago de Islas Canarias, España.
El promocional muestra la exquisita arquitectura
cavernícola, ¡con alberca! Un lugar declarado como Patrimonio de la Humanidad
en julio 2019 en donde sobresale la “Cueva número 6” del Risco Caído: Hermoso
marcador astronómico con una ventana natural en la parte superior de la bóveda
de la cueva redonda. Por la oquedad llega la luz del sol en el solsticio de
verano, y la de la luna en el solsticio de invierno. El haz de luz muestra su
magia al proyectarse en sus paredes con la, iluminación de los grabados
rupestres.
Rememoró nuestro Templo de Kukulkán en Chichén Itzá,
construido en el Siglo XII de nuestra Era y que en el Equinoccio de Primavera llega
por el Oriente y desciende por sus escalones nuestro Gran Señor Quetzalcóatl conocido
también como Serpiente Emplumada. ¡Tan parecidos! ¡Tan distantes! El marcador astronómico
canario, construido por los indígenas bereberes provenientes del Norte de
África y el templo yucateco por los Mayas provenientes del Centro del Atlántico.
Y coinciden, además, su consagración a la Fertilidad en el inicio de la primavera
con el ciclo agrícola.
La gran diferencia: En México se convirtieron en zonas
arqueológicas, susceptibles de ser destruidas por la avaricia ignorantes de hombres
y mujeres en el gobierno, y a mil 230 metros sobre el nivel del mar, en Artenara
son parte de la vida cotidiana de los mil lugareños, con pleno respeto a su
formación original. Se observan los tendederos de ropa interior femenina y
masculina recién lavada en el lavadero de piedra, enmarcado por la hermosa
entrada a la cueva con detalles de madera, aluminio y vidrio.
¡Es admirable el cuidadoso respeto a su residencia! Es
triste recordar que en 1948 inició Juan O’Gorman, pintor, muralista y arquitecto
de talla internacional, la construcción de una Casa empotrada en una cueva en
el Pedregal de San Ángel, en los vestigios de la erupción del volcán Xitle al
sur de la Ciudad de México, concluida en 1952 y que habitó con su esposa, la
pintora Helen Fowler y su hija, María Elena hasta 1969, en que la vendió a la artista
plástica Helen Escobedo… ¡qué la destruyó!
El sonido de los altavoces en el aeropuerto tuxtleco me hace
reaccionar sobre la repetición cíclica de la moda, en plena obediencia a esa
minoría de 500 poderosos rectores de la economía, con todo y sus resultados
sangrientos de la guerra. ¿Es premonitoria esta campaña turística? Regresar la “moda”
de hace doce mil años, en que los Trogloditas crearon por Etiopía la
arquitectura de las Casas Cueva, para protegerse y aislarse del calor y el frio,
del viento y las heladas, pero, sobre todo, salvaguardar su derecho natural a
la vida de los depredadores, animales y otros humanos.
Al descubrir esta etapa de la prehistoria humana, los
historiados griegos y romanos bautizaron a los protagonistas como Trogloditas
que se entiende literalmente como “Los que entran en las cavernas”.
¿Hacia allá no arrojan los supuestos dueños del planeta?
Vemos los tiempos actuales con signos del desgaste de organización económica,
política y social de los ocho mil millones de habitantes en la tierra empujados
al hambre, la miseria y la muerte por la creciente inseguridad y protección al
crimen organizado que aprovechan el creciente desempleo y angustia de los “gobernados”,
en donde las tres potencias del mundo, reorganizan sus ejércitos mientras
alimentan guerras regionales.
¿Tendremos que zambullirnos en las cavernas para
protegernos? ¿Comer serpientes y todo tipo de alimañas o flores rupestres, para
no morir de hambre? ¿Beber agua contaminada? ¿Desear la muerte sin poder
alcanzarla para terminar la agonía? ¡Ah! ¡Cómo se reciclan las modas!
Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas, México, 11 de mayo de 2023.
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