sábado, 11 de noviembre de 2023

Dos Manueles y un Marcelo, cuento

Arcano literario


Mario Luis Altuzar Suárez

-...si Manuel viviera! Era todo un hombre. ¡Cuánta falta me haces!”, piensa en voz alta con los recuerdos de la Cofradía de la Guirnalda, el corpulento de un metro noventa y tres de altura con sesenta y cuatro años que conservan su atractivo juvenil francés, el mismo qué impactó a Manolito, cómo le decía de cariño desde que fue su Secretario General de Gobierno en la capital del país.

Su acompañante está desconcertado. Manuel está bien vivo a sus setenta y con "estrechisima" relación desde 1994 en que unieron sus objetivos políticos los dos Manueles y un sólo Marcelo.

Más, la política a la mexicana, une complicidades ¡tan frágiles!, que se rompen o reacomodan según el interés coyuntural. Así vio el coraje berrinchudo cuando se hizo añicos la promesa estudiantil de que "el primero en llegar jala al compañero" y quedó reuniendo su odio al ser marginado de la presidencial con la risa burlona del apátrida francés Joseph Mari Córdoba Montoya.

Y hoy, se recicla la experiencia en él, que sacrificó su legitima aspiración y reforzar el proselitismo del otro Manuel, el de la promesa más rápida de la política y que nadie quería ni quiere ver su adicción a la traición mortal, con su insaciable ambición de poder y avaricia por apoderarse de los recursos públicos qué, como buen ladrón, creía que eran suyos.

-"¡Ah! Si estuviera Manuel"... ¿Para qué? Él, qué fue incapaz de saturar la herida causada por el amigo estudiantil ¿le aconsejaría dejar y enfrentar al traidor? Fue lo que hizo sin frutos buenos. ¿Bajarse los pantalones y decúbito dorsal, digerir la violación a su sueño presidencial? Si hubiese decodificado fingir sumisión y obediencia, ¡bien valía la Silla!

Y en esta paradoja deshoja la margarita de su futuro ¿cuál?

Tuxtla Gutiérrez, Chis, México, 10 de noviembre de 2023.

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