Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
-… nada es eterno!”, me dice al mirarme fijamente a los ojos, hurgando en lo más íntimo de mis miedos. Extrae una fotografía de un libro en su mano derecha y muestra la figura de un chamagoso sexagenario aspirante a dictador de risa burlona al lado de una funcionaria de primer nivel de la Potencia del Norte, y al poner el índice en su rostro, indicó:
-“El engaño cae más rápido que un cojo, dijeron los abuelos, y se confirma”, pasó su dedo por la boca sonriente del anciano y expresa: “¿De qué crees que se ríe?” Respondí:
- “¡Se mofa de los saqueados esclavizados! Es el cobarde delincuente que se burla de los indefensos ante la estructura de complicidad militar, policiaca narcos y gansteril de grupos violentos…”, me interrumpe:
-“¡Se siente sempiterno cuando es un pobre mortal! Sin remordimientos arremete contra una población inerme por su desculturización que le impide procesar el entorno de su condición de paria y se somete a los dictados del hombrecillo criminal, producto de su madre que le protegió en el asesinato de su hermano ¡y se endiosó!... falsamente, se endioso y lo divinizaron sus cómplices”.
El disertador llena de aire la profundidad de sus pulmones y exhala lentamente, y la vibración de su voz se expande, reverbera en el espacio y prosigue:
-“¡Más, escrito está, que solo hay un Dios por más aspiraciones caricaturizadas de sacrílegos enanos malditos, oficiantes de discursos de odio en el púlpito palaciego, técnica del ladrón que intimida para paralizar a la víctima en el pánico, el miedo a perder la vida con esa arma poderoso de sometimiento: La estridente difamación!”
Extrae de un portafolio un papel amarillo e interroga: “¿Qué se observa?” Respondo:
-“Un objeto de tecnología obsoleta: ¡Un telegrama casi desdibujado!” Y sonríe al exclamar:
-“¡Exacto! En primer lugar, vemos el producto de una tecnología inmortal, se creía en ese 1829 al construir el estadounidense Joseph Henry quien en 1829 el primer telégrafo, después de 83 años del primer experimento, nadie pensaba en que pasaría a la historia ese 1971 del primer correo electrónico del ingeniero estadounidense Roy Tomlinson”.
Hace una pausa y prosigue:
-“Así, lo que veo en esta fotografía es una sonrisa nerviosa, con la que se pretende ocultar el miedo y que se confirma en la supuesta confusión de decirle Presidente a la vicepresidente y cambiarle el nombre, y la razón es que presiente el principio del fin del que cree en su poder del engaño mediante la dramatización de victimizarse”.
Pregunto: “¿Miedo? ¿No es burla?”
Responde: “¡Nada es eterno! El mismo panameño agente de la CIA hecho presidente, Antonio Noriega Moreno, a sus 55 años fue defenestrado por el ejército estadounidense en una invasión iniciada a las 23.30 horas del 19 de diciembre, por confiarse en poder engañar y sostener sus negocios del narcotráfico, es el fantasma que ronda en Palacio al agradecer al narcotráfico su intervención electoral, principalmente en 5 Estados de la costa del Pacífico y otros 5 en el interior del país”.
Vuelvo a mirar la desgarbada figura del anciano en la fotografía y siento como transmite su miedo y repito:
-“¡Nada es eterno! ¡Nada es para siempre! Dios salve a la Patria y a los ciudadanos.”
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