viernes, 15 de abril de 2022

Tombolero mortal, Cuento

Arcano literario

Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ

-…debe ser el mío!”, piensa en una concentración que hace chillar la dentadura potiza en la gruesa octogenaria de lentes y sus dedos tambrorileando la mesa como catarsis al profundo nerviosismo contenido en ese rictus endurecido en una mezcla de coraje y esperanza que parecen arrugar aún más su vestido tipo drop waist de manga corta.

A su lado izquierdo, una septuagenaria delgada con la mirada endurecida por la duda de si el tombolero cantará el número que espera con ansia y cruza sus brazos para resaltar el vestido con encaje en el cuello y vivos tan diversos como los rumbos por lo que llevado su vida.

Difícil ignorar a la acompañante sexagenaria bajo tensión de la suerte de sus dos amigas a las que ha tomado como ejemplo en su cotidiano devenir, ¡tan solitario!, con la ilusión de engañarse así misma de que tiene sentido la vida mientras existan sus dos íconos que la conducen y cuidan siempre a su lado.

-“¡Número nueve! ¡Número nueve! ¡Número nueve!” Se escucha el grito de un hombre delgado de mediana edad con camisa rayada arremangada, que muestra una esfera naranja de treinta y cinco milímetros de diámetro en dos y medio gramos de nitrato de celulosa.

Los familiares de la octogenaria la miran tendida en su cama, el rostro endurecido y las manos entrelazadas en el pecho y debajo, una fotografía antigua, en que aparece con dos amigas en el bingo y en un deja vu somnoliento, revivió el coraje de aquel día en que ella esperaba una bola verde con el número catorce, aunque la diferencia fue que en este sueño ¡se provocó un infarto!

¡Ah! Las amigas se habían adelantado al encuentro del Misterio Eterno y, en esa pasión por el bingo en que ocultó su resentimiento de haber perdido al marido que buscó un rostro más alegre, a final de cuentas fue una pasión mortal curiosamente en el Viernes Santo en que dormida, vio al tombolero sacar el número de su muerte sin haber siquiera, haber vivido, por lo que es difícil pesar que sintiera el cambio.

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