martes, 1 de noviembre de 2022

Seamos felices, Cuento

Arcano literario

Por Mario Luis Altuzar Suárez

…y cuáles serán los días más felices de un ser humano?”, pregunta directa y sorpresiva, sin dejar de verme a los ojos para determinar con el movimiento muscular facial, la verdad, verdad a medias que sería una mentira completa, o la mentira. Tres escenarios en que, por lo menos, podrían ¡ampliarse en nueve!, y así, al infinito, en el resbaladizo terreno de la especulación y la fiera interrogación femenina… ¡sí! Esa misma que definen como sexto sentido y que siempre he creído que es un disciplinado y evolucionado ejercicio de observación ¡hasta el mínimo detalle!

Oigo su respiración agitada. Disfruta anticipadamente, su triunfo. Intuye que me atrapó y encajonó en un callejón sin salida. Tiene una sonrisa maliciosa al presentir que dejará caer el duro golpe de su razonamiento sobre la disertación esperada. Aspiro profundamente para distraerla y de reojo ver el posible origen de la pregunta. Los dedos de su mano derecha sostienen un libro de 408 páginas media carta. En un movimiento de su dedo medio que separa las hojas en que se encuentra su lectura, leo la portada con un título a dos pisos: En el primero, el nombre del autor, el periodista barcelonés Víctor Amela, bautizado como Víctor Manuel Amela Bonilla,  que acaba de cumplir 62 años el 30 de septiembre. El segundo piso, con letras times new roman: Si yo me pierdo, frase del fuenterino Federico García Lorca, escrita en una carta a sus padres para indicarles que dado el caso, lo busquen en Cuba.

A la isla caribeña de 109 mil 884 kilómetros cuadrados, llegó el gran poeta “granaino” en 1930, en un viaje de  2 mil 108 kilómetros desde Nueva York, invitado para dar una o dos conferencias y ¡se quedó 98 días!, que los estudiosos suponen que fueron los días más felices de su vida. Y al salir de regreso a España, dejó su obra flamenca “¡Oh Cuba!” en dos pulsos y cinco latidos, con poemas de su amigo afrodescendiente conocido como Nicolás Guillén y registrado como Nicolás Cristóbal Batista, que según los críticos, sumó testimonios de una radical razón poética y escénica.

Diríamos nosotros: Una bomba, chico, el cante hondo del rebelde flamenco casado con el negrismo y los procesos de mestizaje y transculturación, que es ni más ni menos, el “color cubano”, incubado en la quinta presidencia del país, correspondiente al militar Gerardo Machado y Morales, que llegó en 1925 con una amplia popularidad y apoyo de los principales partidos políticos sin que su obra de infraestructura, la única que existe en la Cuba del Tercer Milenio, impidiese que fuese defenestrado en 1939 por Fulgencio Batista quien manejó en lo oscurito el poder, detrás de 9 “presidentes” hasta que asume directamente en 1940.

-“¿Qué, no sabes o me quieres ignorar?”, la vos demandante femenina que corta mis elucubraciones. De un recipiente de vidrio a mi derecha, extraigo uno de los caracoles marinos que llevo a mi oído diestro. Tenso los músculos de mi rostro. Aspiro profundo, igual que si estuviese meditando. Y le respondo en tono enigmático, muy, pero muy misterioso:

-“Desde la profundidad de los Tiempos, el Hijo del Hombre ha buscado la Felicidad. ¿En dónde? Afuera de él, en el entorno. Sin que le alcance el tiempo para lograrlo. El Adam bíblico, tuvo 900 años y lo único que logró, fue su expulsión del Paraíso. ¿Cómo podremos logarlo nosotros, con un promedio de vida entre 70 y 73 años, con base en los cálculos de los expertos? Claro, la media se reduce a 50 años en los países más pobres y sube a 83 años en los países más ricos. Y hay una diferencia de 6 años más de vida en las mujeres”, hago una pausa para extraer de un bolsa de red, unas papas pequeñas, que llevó a la cocina y las dejo en remojo. Prosigo:

-“En las escuelas iniciáticas condenadas por las instituciones religiosas, se marca el error de buscar la felicidad en el entorno cuando debe buscarse en el interior del mismo ser humano, y ¡oh paradoja del destino!, la felicidad se encuentra al abrir los ojos en el preciso momento en que se cierran…” Interrumpe mi inspirada disertación:

-“¡Para! ¡¿Estás loco?! Es una aberración…“ y ahora soy yo el que retoma la palabra:

-“Es sencillo: Cerramos los ojos que no siempre perciben con exactitud el entorno y definimos los hechos de acuerdo al sentimiento de ese momento. Ahora, se abren los ojos de la mente para iniciar el recorrido interno, ese Sendero Esotériko, para buscar nuestras virtudes y vicios y al irlos corrigiendo, abatir el adoctrinamiento dogmático de la carencia por la libre aceptación de la abundancia, al darle el justo valor a todas las coas que tenemos, materiales o espirituales, lo que conlleva a descargar el pesado lastre de la insatisfacción generada por la envidia, la codicia y la avaricia”. Aspiro y exhalo tres veces y señalamos:

-“¿Por qué es el momento de la felicidad? Porque en el equilibrio de nuestro cuerpo, alma y espíritu, sentimos la armonía y con la templanza, podemos descubrir a los enemigos o adversarios disfrazados de amigos, para terminar con el uso y abuso de nuestras facultades por esos explotadores y vividores, conocidos en algunos sectores sociales, como vampiros. Sin resentimiento, les perdonamos, y nos quitamos esas limitantes que nos impiden avanzar y desarrollarnos. ¡La felicidad se logra, entonces, cuando nos liberamos de ese virus humano!”

-“Es cuestión de enfoques. Empero, coincido en que ¡seamos felices! Y Lorca lo fue en el Habana Hilton”, me responde y sonrío por haber esquivado la trampa del Eterno Femenino.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, a 1 de noviembre de 2022.

1 comentario:

  1. Aaahhhhh....la dicha de ser feliz y existir, el hombre capaz de crear, buscar, encontrar y redimir. La felicidad la lleva consigo sin darse cuenta y sí....Garcia Lorca y su poesía le permiten poner los pies sobre la tierra, con ésa sobriedad y entendimiento sobre el inexplicable proceder del ser humano. La mujer y su sexto sentido ? ...ni hablar mí querido amigo, cómo coloquialmente decimos: " Te agarró con las manos en la masa "

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