jueves, 28 de septiembre de 2023

Destino la Inmortalidad, Cuento

Arcano Literario


Mario Luis Altuzar Suárez

…ruedan y ruedan a toda velocidad los vehículos con sus preciados pasajeros! Los a lo desconocido… empero, muy bien conocido en sus sueños de esa espera en el tiempo que… ¡parece un parpadeo! Tomados de la mano izquierda, él y de la mano derecha ella, se transmiten la vibración electromagnética de los cuerpos que buscan presurosos, el momento sagrado de la intimidad amorosa, en alguna esquina de la cotidianeidad ¡su nueva cotidianeidad! Esa en la que rebosa el color brillante de la piel, con la respiración agitada del ¡sublime encuentro del amor!

El escándalo de los botes amarrados a la parte trasera de los vehículos, con el letrero de “¡Just Married!” con su traducción: Recién casados, resuena en el tímpano de los observadores con su sonrisa, pícara en algunos casos y tierna en los más, que motiva un espontáneo aplauso con su proyección rítmica en los ojos llorosos que empañan los anteojos de los protagonistas de la historia cobijada por el poder del amor en donde la emocionada mujer repite “…yo soy tu dama/ Y tú eres mi hombre”, como cuando se estrenó la melodía en 1984… ¡Ah! Año en que se conocieron y por razones tan extrañas, se alejaron en el aire prometedor de ese verano.

La madurez treintañera presagiaba senderos tan distintos, tan distantes con destino al olvido y, cuando mucho, a un dulce recuerdo oculto en la sonrisa de la mirada nostálgica y el suspiro profundo aunque, discreto por los cánones sociales que empujan a formalizar, con quien sea, una relación de pareja para formar una familia y, cumplir así, con le obligación de la vida… bueno, de los dogmas doctrinarios de lo efímero y coyuntural sin importar la esencia de la eternidad del amor que se renueva al infinito de la naturaleza.

¡Y sí! Se renovó en su esencia primera, en la heredad otorgada en la profundidad de los tiempos, al cruzarse las miradas ansiosas que encontraron, así, la fuerza de saberse vivos aunque sus familiares lo ignoraran y los ingresaran en ese asilo con su esperanza mezquina de cobrar en breve, la herencia y ser ricos con el mínimo esfuerzo de atender las exigencias del albergue.

Con la experiencia del pasado, guardaron sus expresiones. Hasta que pudieron exclamar al mismo tiempo: ¡Por fin solos! Se platicaron sus respectivos trayectos de vida. Lloraron por los momentos de insomnio en el recuerdo, uno del otro. Se apretaron las arrugadas manos al rememorar esos momentos en que fueron felices y que se convirtieron en la esencia de la sobrevivencia, ¡su razón de ser! Con esa frase de: Tal vez mañana nos reencontremos.

¡Se encontraron con sus espíritus jóvenes y entregados! Así se profesaron amor eterno en la parroquia. Con la frase repetitiva de que “lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre”. ¡Separaron sus cuerpos más no sus espíritus! Porque, así lo comentaba los enfermeros: Matrimonio y mortaja del cielo baja. ¿Tarde? ¡No! Nada es antes ni después de lo que está dispuesto.

En la capilla del hospicio, se escuchó fuerte la voz del cura: “¡Hasta que la muerte los separe!” Y una vida pasa a nuestros ojos como un instante tan relativo como la eternidad. ¡Y ruedan y ruedan a toda velocidad las sillas de ruedas, con sus preciados pasajeros, con destino a la inmortalidad del amor!

 

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 28 de septiembre de 2023.

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