Arcano literario
Mario Luis Altuzar Suárez
…increíble! Así puede calificar ese momento maravilloso del
fuerte, fortísimo abrazo que reventó la rutina cotidiana de la abuela, al
recibir a su nieta, que la visita en la oficina en donde trabaja horas y horas frente
al ordenador en la captura de esas montañas de documentos y, cumplir con la
premura de los tiempos marcados por la productividad de la eficiencia.
¡Y llora! ¡Llora mucho! Llanto silente. ¡Íntimo! Un momento que
se renueva el INRI, al infinito de la naturaleza. En el rictus facial que
confunde su razón de ser ya que, bien puede ser de dolor o, ¡también de
felicidad!, no hay punto intermedio en el llanto femenino que… ¡también de
felicidad se llora! Igualito a ese momento en que también de dolor se canta. Bueno,
quien no le ha pasado, pues, claro, es difícil que lo entienda.
¡Cuál es la razón, entonces? ¡Exacto! Es de felicidad. Un
reencuentro… consigo misma. ¿Cómo? ¡Sí! Es tan parecida a ella. Su rostro, su
cuerpo, su amor, ¡todo igual a ella, cuando fue infante! ¿En qué esquina de la
vida, se perdió asimismo? Ocultó su profundo dolor en un blindaje impenetrable de
dureza y desconfianza.
Huyó de la casa paterna regida por el Pacto Patriarcal
milenario, signado por la violencia sicológica y física, tan común en toda la
mitad del siglo veinte y discreta al mundo en la segunda mitad. En ese tiempo recibió
las promesas de alegría amorosa, pero…descubrió la vida de ángel: Encuera, en
la cama, sin comer más que insultos y golpes que… llegó a liberarse, porque su incertidumbre
y miedo fueron superados cuando intentó golpear a su hija recién nacida.
¡Ah! Así fue como nace la coraza religiosa e insensible al
exterior profano. Era imposible regresar a la casa paterna, a menos de… aceptar
la indignidad de hincarse y pedir perdón. Y se dedica a trabajar y prepararse
con actualizaciones y cursos, en cada puesto, ya que ascender era de vital
importancia para educar y atender las necesidades de su hija.
De pronto, sin señales que anticiparan los augurios, llegase
el día en que la universitaria le anunció que esperaba bebé y que el novio
había desaparecido. Calmó su ira. Solidarias en los nueve meses, después en la
recién nacida y la felicidad se rompió con el regreso del padre. La molestia real
fue que no se casó. Y la dejó de ver. Su razonamiento se sustentó en que sí
sola con una hija, enfrentó y superó la adversidad, pues…
Concentra su vida, en el trabajo. Ninguna preocupación o
resentimiento podía penetrar esa coraza de las cicatrices de heridas ¡tan profundas!
Y tan frescas en el inconsciente que se escondía y proyectaban el hielo de su
mirada, la gélida sensación en la piel. La bautizaron como la Dama de Hierro:
Tan elegante, tan solidaria, pero tan distante en su aislamiento monótono de su
vida, que en este momento se hace añicos con el grito infantil:
- “¡Abuela!”
Voltea y apenas tiene tiempo de abrir los brazos para que el
cuerpo tierno y gozoso caiga en medio de sus piernas, sin darle tiempo de
reaccionar y solamente fundirse en un fuerte abrazo… ¡el abrazo del reencuentro!
¿Reencuentro? ¡Si ni siquiera la conocía! El protocolo de la sangre es inescrutable,
máxime que se vio, asimismo, en cuerpo y en el intercambio de la vibración
electromagnética sintonizada a… ¡los ojos! De los párpados apretados muy fuerte,
empero, incapaces de frenar el sabor salado de las lágrimas.
Se materializa el momento idéntico a los vividos con ojos
cerrados para recorrer el esotérikos, ese camino oculto de su interior.
Desplazar a las máscaras que guardan las heridas y condicionan el comportamiento
en nuestras relaciones sociales. Buscar al Niño Interno. Verlo andrajoso,
harapiento, triste y que nos sonríe con tristeza. “¿Eso te hice?” Y pedirle
perdón con el compromiso de no recaer en los mismos errores. Fusionándose en un
solo cuerpo, una sola esencia, un solo poder, en ese fuerte abrazo esotérico
del reencuentro.
El deja vu del interior se ¡hace realidad!
- “¡Abuela!”, invocación exorcizante de los demonios de la
soledad al reencontrarse asimismo en su nieta, hecha a su imagen y semejanza.
Vocabulario
Deja Vu: en francés 'ya visto') es un tipo de
paramnesia del reconocimiento de alguna experiencia que se siente como si se
hubiera vivido.
Esotérikos: griego: Camino o sendero oculto, por
estar en el interior humano. RAE: Que está oculto a los sentidos y a la ciencia
y solamente es perceptible o asequible por las personas iniciadas.
INRI: Fig. católica: Jesús de Nazaret, rey de los
judíos
Fig. metafísica: El Fuego se Renueva al Infinito de la
Naturaleza.
Materializa: Dar naturaleza material y sensible a un
proyecto, a una idea o a un sentimiento.
Ordenador: Computadora, computador u ordenador es
una máquina electrónica digital programable que ejecuta una serie de comandos
para procesar los datos de entrada.
Pacto Patriarcal: Doctrina del Patriarcado que data
del Arcaico con cuatro mil millones de años y que fomenta conductas de poder,
abuso y violencia de los hombres hacia las mujeres
Tuxtla Gutiérrez,
Chipas, México, 12 de octubre de 2023.
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