jueves, 7 de marzo de 2024

Bola ocho ©, Cuento

Arcano literario


Mario Luis Altuzar Suárez

Soy débil, y al marchar por entre escombros
me dirige la fuerza de tu planta
y reclino las sienes en tus hombros.

Elogio a Fuensanta

Ramón López Velarde
1888-1921

-…voy bola 8”, exclama en su silla de ruedas el septuagenario regordete con smoking negro, camisa blanca y corbata de moño en perfecta armonía con el bigote y barba bien cuidadas. Con las manos impulsa las ruedas del lado de metro ochenta y ocho de largo de la mesa, y el taco de mediano tamaño, en los descansos de los brazos. Intenta levantarse para acomodarse en el borde de la mesa negra de billar, pero… cae de bruces sobre el paño verde. La mejilla derecha en la base del juego y el rostro con rigor mortis, muestra la boca abierta con dentadura postiza de porcelana.

Una imagen digna de la Dama del Misterio, la británica Agatha Christie, que nació en el 15 de septiembre de 1890, en Torquay, Reino Unido y regresa a Casa del Padre el 12 de enero de 1976, por Winterbrook, Reino Unido, según supieron los primeros familiares que llegaron a la escena de lo que sabrían después, era un crimen.

- “¡Mataron al abuelo!”, dice entre sollozos una adolescente muy delgada que cubre su rostro con las manos al tiempo que su hermano, más tranquilo, señala con imagen docta: “Y fue por envenenamiento”.

Al llegar la policía observa el cuerpo decúbito dorsal, En el piso, debajo de la mesa de billar la biografía de la escritora británica con su nombre de título y de subtítulo “vida y misterio”, escrita por la galesa-estadounidense Gillian Catherine Gill y que publica a sus 51 años en 1993 con la editorial Espasa-Calpe, posteriormente conocida como Planeta.

¿Quién leyó esa obra? ¿Fue su inspiración? Las preguntas primarias para ubicar la personalidad del ignoto sin soslayar las secundarias de la causa, forma y tiempo. Se recuerda que en las cerca de trescientas víctimas que aparecen en sus más de 70 novelas, la mayoría parte hacia el más allá por obra y arte de alguna sustancia tóxica, es decir, por envenenamiento.

Hay razón si se observa que en la Primera Guerra Mundial, la novelista fue voluntaria en los servicios médicos en donde aprendió como envenenar con arsénico, que al encontrarse en mariscos, carnes y frutos, era difícil rastrear la sobredosis mortal y manipularlos con cuidado, evita que se manchen la ropa. La pista más clara era la botella de licor de 80 grados Frangelico, inventado en Piamonte haca el mil seis cientos por el dominico Fray Angelico, a base de avellanas. “¡No hay la mínima duda!”, piensa el investigador designado para el caso.

 Al avanzar la pesquisa, se establece una disputa familiar muy fuerte, porque el abuelo había encontrado el verdadero amor en una delgada veinteañera de ojos azules llenos de candor, y los consanguíneos también le tenían mucho amor… a la herencia. Y se sintieron amenazados por lo que argumentaron el sacrificio personal de cuidarle y atender todas sus necesidades, porque ya no era autosuficiente y estaba esclavizado a la silla de ruedas.

- “¡Imberbes!”, pensó el septuagenario que fingía una extraña enfermedad para evitarse incomodidades de atender los reclamos de dinero, cada vez más fuerte. Emerge la pregunta estratégica: ¿A quien beneficia la muerte del anciano? Para resolverla, se llama al notario público y a todos los integrantes de la familia que ¡son cerca de cien! El letrado les mira fijamente y anuncia el nombre del amor invernal como ¡heredera universal!

Por su irritación de haber sido despojados de lo que creían, era su dinero y riqueza en bienes inmuebles, no se percataron que un joven de 25 años, de excesivos modales finos, se escurre por la puerta y al sentir que nadie puede verle ni oírle, marca un número en su celular y casi histérico, dice: “¡Todo para nada! El viejo no nos dejó nada. Pero con la mesada de mis padres, puedo seguirte sosteniendo” y en un acto de coraje digno de una fémina, arroja el aparato y grita: “¡Desgraciado, solo era el interés de mi dinero!” Escucha una voz ronca: “¿Su dinero? Era de su abuelo. Deme las muñecas para esposarlo. Todo lo que diga puede ser usado en su contra…” Y sí, el abuelo fue a la negrura de la bola ocho, pero no tan densa como la de su nieto.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 7 de marzo del 2024

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