Los colaterales ©, Cuento

Arcano literario

Mario Luis Altuzar Suárez

…irradia el miedo desde la profundidad de sus ojos infantiles. La entraña se constriñe en la pequeña de cinco años que aprieta contra su pecho al muñeco con chambritas empolvadas. Su cabello lacio a los hombros mueve el fleco acompañado de los espasmos corporales en cada estruendo de las bombas lanzadas ese 7 de septiembre de 1940 en que inicia en Londres, la campaña de bombardeo aéreo llamada Blitz contra 16 ciudades británicas, ordenada por Adolfo Hitler y que concluye el 21 de mayo de 1941, sin haber doblegado el espíritu libertario de los británicos.

Sentada en la banqueta cierra los ojos al zumbido del proyectil y el ruido aterrador de la explosión que destruye a su alrededor, los inmuebles londinenses. Se sincronizan las delgadas piernas en el choque de las rodillas del vestido a cuadros, de la víctima “colateral”, dirían los expertos de la Segunda Guerra Mundial con sus 70 millones de muertos, ¡el 2.5 por ciento de la población del planeta! Y tanta sangre derramada por la ambición de poder de un resentido social, con deseos de venganza por habérsele rechazado su ingreso dos veces, en 1907 y en 1908, a la Academia de Bellas Artes de Viena, Austria.

La imagen plasmada en una fotografía que resiste al paso del tiempo, parece repetirse en otras instantáneas de diferentes tiempos en La Franja de Gaza, en Sudán o en Ucrania, y que escalan al ataque directo a civiles inocentes en el terror aéreo de las Dos Torres Gemelas de Nueva York, en un festival musical en Israel o en una sala de conciertos de Moscú. El rostro del Hades, empero, se normaliza en la sociedad como una “forma natural” por su repetición cotidiana en los medios de comunicación.

Y si se condena en la guerra “convencional” de dos gobiernos, ¿cómo explicar esas dantescas imágenes del horror de niños llorando enloquecidos por el estruendo mortal en el interior de las naciones que se suponen en paz? Los Boinas Negras que masacran, persiguen y encarcelan democráticamente a niños, adolescentes, mayores y ancianos, hombres o mujeres cubanas, los mimados narcocriminales mexicanos que convirtieron en cementerio clandestino a más de dos millones de kilómetros cuadrados, las Brigadas Urbanas venezolanas con subsidio mexicano en dólares y… un rosario tan grande como países tiene el mundo, si se observa que ni las supuestas naciones industrializadas dejan de padecer el enfrentamiento fratricida a causa del discurso del odio a base del engaño, la mentira y la calumnia, como se adoctrino desde 1943 en que Paul Joseph Goebbels, presentó sus medidas de “Guerra Total”.

¿En que consistía? En el aplastamiento de toda la sociedad, con el inicio del cierre de los negocios «no esenciales» para el esfuerzo de guerra, el reclutamiento de mujeres en la fuerza laboral y de hombres en ocupaciones previamente exentas en la Wehrmacht. Traducido en lenguaje mexicano: Acabar con los privilegios de los comerciantes conservadores y con el desempleo creciente, reformar el reclutamiento de mano de obra barata al llamado crimen organizado, la máxima expresión de la corrupción que genera crecimiento económico a sus socios, los delincuentes hechos gobiernos.

Lo más grave, es que la realidad azteca no es única ni exclusiva, y como está fotografía de la niña de ojos de terror protegiendo a su muñeco, como es natural en toda madre, al margen del entorno cotidiano y solamente en la existencia de lo que le rodea al irradiar el miedo de la contracción y expansión de sus entrañas.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 21 de marzo de 2024.