Arcano literario
Arcano Radio
Rechazo a
la piratería de la IA o de cualquier forma.
…y si juntamos nuestros sueños? Cómo que ya es hora de pasar
a la siguiente etapa”. Dice la voz acezante de un joven delgado de metro
setenta y con una cola de cabello amarrado, con temblor en el cuerpo sentado
frente a la pantalla de la computadora de escritorio. Del otro lado de la
pantalla pregunta una atractiva mujer debajo de los 20 años: “¿Estás seguro de
lo que propones?”
Enfundados en esos trajes de licra negra que inundaron el mercado
en 2016, parecidos a los usados por los buzos, con la diferencia de contar con
20 electrodos perfectamente distribuidos en las partes sensuales de los cuerpos,
conectados por una fina película con circuitos eléctricos al mando de una
especie de consola manual que se acompaña de unas gafas de tercera dimensión.
El equipo conectado a una pila y a la computadora, proyecta la imagen de la
contraparte digital en una videoconferencia virtual, perfeccionadas por las
aplicaciones fácil de adquirir
¡Y se pueden conseguir en gangas de internet! Unos mil 500
dólares, es decir, 35 mil pesos mexicanos, cerca de mil 700 dólares
estadounidenses. No cabe duda: Tan generosos los custodios del gobierno secreto
mundial, que permiten servir al amor… claro, el amor virtual, ese que no puede
correr el riesgo de reproducir la especie. ¡Somos tantos! Casi llegamos a los
ocho mil millones de personas que necesitan comer y servicios básicos. Pero se
endulza la venta: “Una forma de evitar contagiarse enfermedades venéreas que
amenazan la vida” y la mejor oferta: “Usted puede controlar las sensaciones y
su intensidad sin las molestas pastillas con daños colaterales”. En otras
palabras: ¡Es el dueño de sí mismo!
Más todo es mente. Y también codificación de ADN. Lo que
resulta en necesidades emocionales inexplicables que rompen los Hertz computacionales
y se reavivan con los rayos ultravioleta del monitor: ¡El amor! ¿Qué? ¡Sí, esa
palabra que ha perfeccionado las relaciones humanas! Sobrevive y se cambia,
ajusta, moldea a las exigencias sociales y de consumo del momento. Y esta
pareja lo había analizado desde que los conocidos de un grupo buscador de la
pareja ideal, para todos aquellos que carecen de tiempo para explorar una
relación.
La forma parecería ser tan distinta al clásico “ligue” en la
fiesta, en un paseo o cualquier otro lugar. ¡Es lo mismo! Mandarse fotografías
para cerciorarse de que es la persona que dice ser, pláticas en el famoso “chat”
sobre intrascendencias y pasar a lo más personal que, generará la confianza
para las charlas con cámara y micrófono.
Un punto en que se separan los senderos de los aventureros
que buscan una relación momentánea y sin compromisos y se citan en algún lugar
para ir a un secreto lugar que permita la intimidad. Y el otro segmento que
crecieron con los hábitos románticos de conocerse, iniciar un noviazgo con
intercambio de sueños sobre su presente pero, sobre todo, de su futuro
inmediato para formar una familia, y, pues a lo mejor, el siguiente paso.
Las urgencias pasionales de los escotes y algo más, que se
calmaban con ese cine llamado “para adultos”, siguió el apremio de conocer sus
cuerpos y que mejor, para respetar el pudor, que esos trajes inventados por los
japoneses que viven tan aceleradamente y duermen en “panales” llamados “habitaciones
cápsula”, por módicas cuotas. Se sorprendieron de la apertura en el mercado de
esos implementos. Las plataformas solamente exigen responder un “rígido” test: “Diga
si es mayor de 18 años”.
Pregunta el joven: “¿Y así pasaremos el resto de nuestra
vida? ¡Por más higiénico que sea, pues, como que nos aburriremos! La verdad, es
que tengo el sueño de tener un hijo para trascender este efímero espacio que
llamamos vida”. Se hace un silencio que parece eterno y la mujer dice: “¡Mmmm!
No te lo había querido decir, pero yo también tengo un sueño. ¡Quiero tener una
hija!” Escucha: “¿Por qué no me lo habías querido decir?” Oye un argumento convincente
tercermilenians: “Tenía temor de que te espantara la responsabilidad”.
Silencio. Unos segundos que se sienten muy largos y los
pensamientos se encuentran en el espacio y tiempo, para decir al mismo tiempo: “¡Y
ni unimos nuestros sueños! Nos complementamos”.
¡Ah, el amor en la Era del Internet es incapaz de borrar la
codificación genética!
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México 13 de marzo del 2025
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