jueves, 8 de mayo de 2025

Los sencillitos ©, Cuento

Arcano Literario


Mario Luis Altuzar Suárez
Arcano Radio

…sencillito, Yaya, sencillito”, responde a su abuela el veinteañero de cabello rubio en picos al centro y rapado el cráneo a los lados, orgulloso de su chamarra de cuero sobre una playera negra de cuello redondo, las muñecas de las manos sobre la parte interna de las piernas, en la derecha con una cerveza de botella, que hace destacar el pantalón rasgado y las lujosas botas de cuero a la mitad de la pantorrilla.

La templada tarde los sorprende sentados en una banca de tubular en el parque, en donde la ropa es el lenguaje de la distancia de dos épocas, aunque la moda se recicla por temporadas. La abuela orgullosa del tiempo acumulado en las vivencias con el paso de los años, de pelo cano, si afeites en el rostro, un abrigo a los tobillos, la falda a media espinilla y la blusa de vivos negros. ¡Tan sobria la imagen! Así lo ordenaban los cánones sociales de los sesenta, en franca resistencia a la invasión “revolucionaria” de la contracultura juvenil de los Estados Unidos y el Reino Unido, con la pretensión de desplazar esas ideas exóticas en la juventud latinoamericana que, se volcó definitivamente, en el romanticismo del triunfo de Los Barbudos cubanos, ese uno de enero de 1959.

Tiempo en que la mujer se permeó de la “normalización” ideológica con la frase de que “el que no es comunista hasta los 25 años, es un tontejo y el que lo es después de los 25 años es mucho más tontejo”. Días de rebeldía de habitar los cuartos de la servidumbre en las azoteas de los edificios en donde se incubaron aquellos “ideólogos revolucionarios” en su literatura panfletaria que logró crecer para atender, por lo menos, comercialmente, la necesidad del mercado que detectaron hábiles vendedores de tierra en el desierto, por todos conocidos como “representantes literarios”.

Esos que promueven en los círculos cerrados, como cofradías, de las editoriales y su control de los premios internacionales de editores, organismos o gobiernos que crean su “cofradía intelectual” con su garantía de ganar el mercado. ¿Qué eran efímeros? ¡Bah! ¡Todo es efímero! Ya se iniciaba su relación verdadera con el “consumismo” de úsese y tírese y que en el demoniaco mundo imperial se conocieron, pocos años después, como “Best Seller” y cuya traducción literal lo dice todo: "éxito de ventas" o "superventas".

A sus cerca de ochenta años, la dama de calcetas gruesas aunque no haga frío y zapatos sin tacón, mira incrédula al representante de su estirpe y su pregunta es obligada: “¿Qué te hiciste, mijito?” Y la respuesta: “Así somos los jóvenes. Como yo que soy sencillito. Nos mostramos contrarios al glamour superficial de la sociedad”. La delgada fémina piensa que lo dice por esos pantalones rasgados que así era la moda del llamado “lumpen proletariat” por los cómodos revolucionarios de azotea. Pero, ¡oh, Dios!, grande es la sorpresa de que así los venden y entre más rotos ¡más caros!

Reciclados los mismos conceptos, sin manifiesto político más que la representación corporal y de vestimenta de los “punk” de mediados de los setenta: Corte de pelo y peinado, ropa rasgada, insignias, chapas y tachuelas, maquillaje y cuero, todo en una imagen de la ira por lo que piensan es la privación de sus derechos que justifican su rebelión en du identidad cultural.

En la revolución de sus pensamientos, la mujer rememora que fue testigo de que los ruidos desafinados de las guitarras eléctricas y la burda imitación de tambores africanos dadaistas, se paso al intento de darle una reposada con letras de supuesto contenido político contra sus gobiernos conservadores imperiales, porque en el resto del mundo la corriente pareció degenerar en los “emos” que en tuvieron mayor aceptación en los ochenta porque en las melodías melancólicas, letras confesionales y letras que hablan de temas como la tristeza, la soledad y el amor no correspondido: ¡Las emociones de incomprensión de los adolescentes! Una palabra que significa simple y llanamente: “que crece”.

¡Y aquí está, cincuenta años después, la mujer que vivió ese movimiento punk! ¿Minimalista? ¡Pamplinas! El minimalismo es la filosofía y un estilo de vida que enfatiza la simplicidad, la funcionalidad y la reducción de lo superfluo. ¿Y esos cortes de pelo? Lejos de la simplicidad porque tardan horas para confeccionar cada uno de los picos y el uso excesivo de vaselina y laca con su aerosol que daña al medio ambiente y a la capa de ozono. ¿Así se entrenan en la simulación política a los jóvenes del tercer milenio? Suspira al encoger los hombros: “¡Sencillita es la forma de conducirnos a los tiempos finales!

 

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 8 de mayo del 2025.

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