Arcano Político
* Política de exterminio de periodistas en México en el Horror de Obrador
Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
Terrorista de Estado, es el término jurídico internacional
aplicable a Andrés Manuel López Obrador, al “ahorrar” en algún lugar
desconocido el 85 por ciento del presupuesto federal aprobado por la Cámara de
Diputados, y dejar sin medicamentos a enfermos terminales en el sector salud y
sin armas y parque a militares y policías.
“Ningún crimen de Estado se comete sin ensayar un discurso
justificante”, escribe en la página 22 el juez, jurista, jurisconsulto,
escribano y criminólogo argentino Eugenio Raúl Zaffaroni, de la al español de “El
Crimen de Estado como objeto de la criminología”, por el Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
En el año 2000, los criminólogos Penny Green y Tony Ward, propusieron
una definición de los crímenes de Estado que combina abiertamente tanto criterios
normativos como descriptivos.
La definición es: “Un crimen de Estado es la desviación
organizacional por parte de agencias del estado que involucra la violación de
derechos humanos”, (Green &Ward, 2000).
Esta definición ha sido tomada por la Iniciativa
Internacional de Crímenes de Estado (ISCI, www.statecrime.org) y por otros
criminólogos (por ej. Faust &Carlson, 2011).
Sin embargo, el término “crimen de Estado” no se desarrolla
dentro de ordenamiento legal internacional alguno; éste se utiliza de manera
informal y engloba -usualmente para fines periodísticos o académicos- ciertas
conductas descritas en los tratados internacionales como ilícitas.
Más avanzado se encuentra el concepto: Terrorismo de Estado,
en donde el jurista español Ernesto Garzón define: "Un sistema político
cuya regla de reconocimiento permite y/o impone la aplicación clandestina,
impredecible y difusa, también a personas manifiestamente inocentes, de medidas
coactivas prohibidas por el ordenamiento jurídico proclamado, obstaculiza o
anula la actividad judicial y convierte al gobierno en agente activo de la
lucha por el poder”. (Padilla Ballesteros, Elías. «El Terrorismo de Estado» https://bit.ly/2L7UoTk).
Tenemos así, que Andrés Manuel López Obrador “ensayó” desde
campaña un discurso sistemático contra las administraciones pasadas señaladas
sin pruebas de corrupción en donde él se asume como el único puro. Sí son
corruptas deben eliminarse sus estructuras económicas y financieras que serán
manejadas directamente por el puro.
Un botón de muestra del efecto reseñado por los medios de
comunicación es el caso del Hospital Infantil de México Federico Gómez, que
atiende a trescientos niños con cáncer, desde el 12 de agosto carece de un
medicamento esencial, el metotrexato, para atender su mal y evitar su muerte
porque la Cofepris tiene detenida su distribución, de lo que acusa al
laboratorio Pisa que lo produce.
Es decir, que los niños están en riesgo de morir.
Pero las denuncias diarias en los 2 mil 458 municipios en 32
Estados sobre el desabasto de medicamentos, ausencia de infraestructura
hospitalaria y el despido de médicos, enfermeras y personal administrativo de
base, intenta explicarlos López Obrador como ataques de sus adversarios
magnificados por la prensa conservadora.
Sostiene un discurso de odio contra los periodistas, es
decir, los obreros de la información que obedecen órdenes de los magnates
inversionistas de los medios de comunicación, a los que les ofrece y entrega en
lo oscurito, millonarias partidas publicitarias lo que le permiten exigir la
cabeza de los más críticos y negarlo públicamente.
El problema es mayor, porque al desacreditar y difamar a un
periodista desde el paredón mediático del Salón Tesorería del Palacio Nacional,
López Obrador activa el resorte de su ejército pejechairo de cerca de tres millones
de personas en las redes digitales, que manejan otros nueve millones de robots,
para magnificar el odio y rencor irracional contra los que duden o cuestionen y
confirmen su fracaso.
En los ocho meses que López Obrador lleva en el gobierno, ha
descalificado investigaciones periodísticas que revelaron comportamientos
inadecuados de funcionarios de su gobierno o enfoques que no le gustan y por
los que ha llenado a la prensa con adjetivos como “fifí”, “mentirosa”,
“conservadora” o el “hampa del periodismo”, denunció The New York Times el 7 de
agosto de 2019.
La Federación de Asociaciones de Periodistas de España
(FAPE) y la Fepalc, consideran "una política de exterminio de periodistas
en México" y llaman desde Madrid el 26 de agosto a todas las
organizaciones de periodistas en el mundo y organismos internacionales "a
mirar el horror que ocurre en México" y a exigir al presidente Andrés
Manuel López Obrador una política de protección efectiva y la lucha frontal
contra la impunidad.
Un sector con sus propias páginas web y supuestos portales
independientes sin que se transparente el monto del gasto presupuestario que se
triplicó desde el 1 de diciembre en relación al periodo inmediato anterior. Y
lo más grave, que suma del 1 de diciembre al 16 de agosto, 20 periodistas
asesinados.
Contrario al derroche en medios y redes sociales para
profundizar el culto a la personalidad de López Obrador, el sector de seguridad
reduce sus gastos en armas, municiones, instalaciones, viáticos y salarios de
militares, marinos y policías, con la agravante de ordenarles no defenderse
ante los criminales.
Suman 11 militares que ciegamente obedecieron la orden del
Comandante Supremo y claudicaron su principal derecho humano, el derecho a la
vida, así como 262 policías, que integran una estructura sin herramientas para
haber impedido más de 20 asesinatos de inocentes mexicanos que están indefensos
por órdenes presidenciales.
Hay más, pero con estos elementos tenemos que se reúne la
clasificación de Terrorismo de Estado: Un sistema político cuya regla de
reconocimiento permite y/o impone la aplicación clandestina, impredecible y
difusa, también a personas manifiestamente inocentes.
Y cómo difícilmente se responderá a una denuncia en el
sistema judicial mexicano controlado por magistrados allegados a López Obrador
y en el Legislativo por estar controlado por sus empleados de su franquicia
partidista MORENA, a los mexicanos nos queda acudir a la Corte Internacional de
Justicia es el principal órgano judicial de la Organización de las Naciones
Unidas.
Mientras algún abogado que ame a México o organización de
litigantes que antepongan su interés personal al de la Nación, en forma
personal denunciemos y enviemos correos electrónicos al presidente del órgano mundial,
el somalí Abdulqawi Ahmed Yusuf; al portugués Antonio Guterres, secretario
general de la ONU en https://www.un.org/es/contact-us/index.html o buscar otras
instancias para nuestras denuncias.
Nos leemos en http://arcanoradio.blogspot.mx/, asociada a
RNU y a RFI y afiliada a la Voz de América, otra forma de escuchar para ver el
mundo en busca de la verdad, desde la cabina de transmisión Gilberto Armienta
Calderón, en algún lugar del Cañón del Sumidero en el corazón de la otrora
Selva Lacandona.
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