Arcano literario
Por Mario Luis Altuzar Suárez
Aprendió a hablar ella sola, mientras su padre gritaba y su
madre lloraba, resignada en esa normalidad histórica de sentir cotidianamente,
cada golpe del grueso puños masculino sobre su frágil cuerpo, en la acumulación
de cicatrices internas, abiertas cada veinticuatro horas.
Su olfato acostumbrado al tufo alcohólico al abrir la puerta
y en silencio, mascullar internamente la letanía matera: “Lo hace porque te
ama. Es un buen hombre. ¡Dónde vas a encontrar otro tan bueno como él? Nosotras
somos culpables por irritarlos. Nuestros descuidos les enojan”.
Pero al paso de los años, la retórica pierde sentido al
oscurecerse los ojos cerrados por caer en el abismo de la inconciencia. ¡Santo
momento evasor del castigo recibido! Irse al vacío como bálsamo reconfortante en
otra percepción dimensional. Despertar con el fardo dormido sobre su desnudez
femenina y las piernas abiertas por la flagelación sexual.
Escucha el fuerte ronquido mira atemorizada como se levanta
y le mira directamente a los ojos para recriminarle: “¿Por qué tardaste tanto
en abrir la puerta? Los celos constriñeron mis entrañas. ¡Me cegaron! No puedo
soporta la idea de perderte. ¡Anda! Tráeme una cerveza. ¡Pero, muévete!
Corresponde a mi amor. ¿Quién cómo yo?”
Jala la sábana después de ver tirada en el piso su rasgada ropa,
y descalza sale hacia la cocina con sollozos silenciosos al murmurar entre
dientes: “¿Qué le voy hacer? ¡Es mi cruz! Algo malo debí haber hecho que con
este tormento lo estoy pagando”.
Una historia milenaria, repetitiva en cualquier parte del
mundo en la segunda década del tercer milenio, con variantes mortales en la
zona rural y urbana, con discursos y leyes protectoras de la mujer… en el
discurso y sin aplicarse en agencias policiales o juzgado por ser una catarsis
al depredador sistema económico, político y social de criminales trepadores auto
investidos de socialistas o del libre mercado.
La doctrina propagandista pugna por la igualdad de género y
en los sótanos doctrinarios se propaga la culpa de la mujer al “atrapar” a su
hombre en su “inconciencia” de embarazarse, no para preservar la especie ¡sino
para garantizar su manutención!, y la procreación es el ancla del subdesarrollo
al impedir que el proveedor estudie para aspirar a un mejor trabajo y…
Se oculta que desde la profundidad del tiempo se creó la
oscura responsabilidad de que debe ser castigada por el único delito de ¡ser
mujer!, es el eslabón más débil de la cadena social, el “boxing bag” de la
catarsis a la explotación y, paradójicamente, la base de la “educación” en
donde se incuban, nace y se hacen de presidentes a obreros y campesinos.
Parte importante, porque la mujer es muy importante… ¡para
la industria fúnebre! Por ser un saco de boxeo finito y degradable y cuando se
rompe irremediablemente y ¡no hay problema! Por algo se estableció desde la
cúpula de poder que ¡les tocan siete mujeres!
¡Ah! ¡Son reemplazables! Fácilmente sustituibles… hasta que
deje de hablar ella sola y externe, exclame ese grito de mujer que haga temblar
a la humanidad al momento de iniciar la reconstrucción de su codificación
genética divina y cumpla el mandato del Principio de los Tiempos: Varón y
varona fueron hechos a su imagen y semejanza.
Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas, México, 15 de diciembre de 2022.
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