Arcano Literario
Por Mari Luis Altuzar Suárez
…uno a uno caen, se desprenden de su flácido y esquelético cuerpo,
cada uno de los andrajos y dejan al descubierto la desnudez del hombre de metro
setenta y cinco con barba larga y cabello ensortijado por la mugre, que se
niega a mirar y chasquean sus dientes al titiritar de frío. Apenas y cubre sus
partes nobles, con las manos, mientras se escucha el sonido óseo de sus
rodillas que chocan en un ritmo arrítmico, macabro.
Conforme avanza la limpieza del fiambre masculino, con el
agua a chorros de la manguera con la risa siniestra de los fornidos hombres con
casquete militar, emergen rasgos de una piel cansada de sesenta y cinco años,
¡tan golpeada por los años de indigencia en las calles de la selva de concreto!
Allí, donde la vorágine del tiempo deshumaniza a los presurosos caminantes con
destinos tan inciertos.
Se arremolinan los curiosos visitantes adictos a la Alameda,
tan distante, tan distinta al “Sueño de una tarde dominical en la Alameda
Central” pintado en 1947 por el gran Diego Rivera, el querido “Sapo”
guanajuatense que nació el 8 de diciembre de 1886, y partió l astral el 24 de
noviembre de 1957 por la Ciudad de México, con la historia Patria y sus emblemáticas
figuras del exiliado José Martí, Frida Kahlo, La Catrina, José Guadalupe
Posada, Hernán Cortés, Maximiliano, Juárez, Madero, Porfirio Díaz y…
Un espectáculo tan indignante por lo degradante a la especie
humana, en que las ríspidas mantas secan el cuerpo que es investido de frac y a
jalones lo llevan a la orilla de la banqueta, ¡apenas a tiempo!, y lo presentan
al Señor Presidente que se observa un poco obeso por el chaleco antibalas, al
descender un Jetta 2023, discretamente blindado contra municiones antitanque.
Le acompaña un sexagenario neoyorquino de fino traje negro que
cubre su un metro setenta y ocho centímetros de alto, con movimiento inquieto
en sus ojos marrón oscuro, que escucha:
-¡Mire, Don Toni! Lo que le decía en el auto: ¡Primero los
pobres! Así los atendemos. Este residente de las cloacas citadinas, lo
rescatamos y rehabilitamos. ¿Qué pueden pedir un indigente de Estados Unidos?
¡Qué digo de Estados Unidos! ¡Del Reino Unido! Yo los vi cuando viajé a Londres
de estudiante: Cosas de campaña, cobertores y un nivel de vida que ya lo
quisieran los obreros del Tercer Mundo. Cómo a nosotros nos preocupa acabar con
la pobreza y aquí está la muestra, nuestros enemigos, los conservadores y sus
voceros, nos atacan y se niegan a ver estos logros y…
Es interrumpido por el jalón brusco a su visitante de un
escolta. Como un rumor que se acerca, se escuchan gritos y proclamas
antigubernamentales. La situación es riesgosa. Suben presurosos a los autos de
la comitiva y sonriente, el anfitrión menciona:
-¡Mire! ¿Ya vio como me quieren?
Un guardia de seguridad, le toma suavemente por los hombros
y le jala al centro de vehículo al decir:
-Sí, Señor Presidente, el pueblo bueno le quiere mucho, pero
no se acerque la ventana.
Ya no alcanzaron a ver como el “orgullo” de su atención a
los pobres, se desvanece en manos de los cazadores de alcantarillas. Miran como
se aflojan los músculos y esboza una sonrisa. Empero, son incapaces de ver la
escena cuatridimensional, sin poder escuchar el diálogo de los protagonistas:
-Terminó la separación de diez años, desde el accidente en
la carretera. Llegó la hora de reunirnos. Y qué mejor que en esta fecha: ¡Feliz
Navidad, papá! Allá está mamá con mis hermanos, para iniciar, invictos, el
nuevo ciclo, ahora, en el astral.
Y flotan en un sendero de luz brillante.
Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas, México, 22 de diciembre de 2022.
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