The end, Cuento

Arcano literario

Por Mario Luis Altuzar Suárez

….boooom! ¡Puuum! ¡Crasssh! ¡Claaap! Lenguaje mortal del bombardeo militar contra una ciudad sin militares. El castigo a los civiles responde a la furia de los invasores porque la resistencia les puso en evidencia y, además del aumento del costo de su injusta guerra es el orgullo abollado en la ¡falsedad de ser un ejército poderoso!

Un obús penetra la pared del Norte y cruza el inmenso pizarrón, con un boquete de un metro de diámetro. Gira la cabeza la mujer sin soltar la tiza, prosigue su clase, impasible, como si estuviese acostumbrada a esa “normalidad” de diez meses con pilas de fiambres humanos en las calles.

Su vestimenta, Sari Blanco con bordes azules, es lo que podría decirse, el uniforme que distingue a las Misioneras de la Caridad, creada en Calcuta, India en 1950 y aprobada en 1965 por el italiano Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini, conocido como el 262  Papa Paulo VI. Sus hermanas prosiguen en sus apuntes.

¡Y no es por la fortaleza de la Fe! La que dicen que ciegamente mueve montaños y en realidad, la verdadera Fe se sostiene por la Seguridad y la Confianza, seguridad por el Conocimiento y Confianza por la Experiencia. ¡No! No es cuestión de dogmas cuando la vida está bajo fuego aéreo y de artillería. ¡Responde a la Fuerza de la Costumbre!

Lo mismo en esa urbe con el crujido de sus estructuras de acero y cemente, que en cualquiera de los dos mil 446 municipios en los 31 Estados mexicanos. ¡Y no son monjas! Son educadoras, maestras que protegen a sus educandos con canciones entonadas al estar turados pecho tierra para evitar ser víctimas de cualquiera de las balaceras cotidianas entre los narcotraficantes que gobierna al país con más de trescientos mil muertos en cuatro años de política de “abrazos no balazos” de un enano maldito que puntualmente informa el estado del país a la madre del principal narco.

 Una ciudadanía, como estas monjas que ni se inmutan en el bombardeo, encerrada en un discurso pueril y banal del que oculta en algún paradisiaco el dinero de los impuestos, créditos y ayudas internacionales y nacionales: Defiende la libertad de expresión en el cementerio con 85 periodistas muertos, asesina a los civiles al dejarles sin medicamentos y destruye la estructura médico asistencial, sin registro de los muertos por hambre o las caídas por feminicidio o….

Este ruido del bombardeo aéreo de invasión o el repiquetear de metralletas de narcocriminales, ensordecen hasta el dolor de los tímpanos, que obliga a cerrar los ojos y, cegados, ser incapaces del retroceso de la humanidad al idioma de la fuerza bárbara con justificantes cobardes de los fementidos en garantizar la seguridad y crecimiento al grado de que, es triste y lamentable: ¡La Democracia ha muerto en el mundo! Somos cómplices por omisión. Convertimos nuestro hábitat en tierra sin ley.

Tuxtla Gtz., Chis., 1 de dic de 2022