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Washington D.C – Repudia la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) y su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión
(RELE) la persistencia de la represión estatal en contra tanto de las personas
que participaron o apoyaron las manifestaciones sociales, como de la prensa que
ha dado cobertura a estos hechos. El Estado debe poner fin a estas acciones,
respetar la libertad de expresión y garantizar los derechos de asociación y de
reunión pacífica.
Las manifestaciones del 11 de julio de 2021 en Cuba fueron
consideradas una expresión significativa de la frustración y el descontento
acumulado a lo largo del tiempo por la población, que reivindicaba por libertad
y mejores condiciones de vida apelando al derecho de reunión pacífica. Sin
embargo, el Estado reprimió las protestas y buscó silenciar las voces de las
personas manifestantes por medio de las fuerzas de seguridad estatales que
utilizaron de la violencia, detenciones arbitrarias y campañas de intimidación.
Durante los últimos dos años, la CIDH y la RELE han
monitoreado la situación y documentado ocho patrones represivos por parte del
Estado en el contexto de las protestas sociales, que incluyeron malos tratos,
criminalización de manifestantes, cierre de espacios democráticos, juicios sin
garantías del debido proceso, propuestas legislativas restrictivas y censura en
el acceso a internet. La CIDH también ha recibido información sobre
afectaciones al debido proceso, como la restricción de acceso a expedientes
penales, ausencia de defensa técnica adecuada y falta de contacto con
representantes legales.
Se observa que la falta de libertades civiles y políticas
continúa limitando severamente la capacidad de las personas cubanas de expresarse
y participar en decisiones que afectan sus vidas. Además, las detenciones
arbitrarias y la persecución política han generado un clima de miedo y
represión que impiden la participación ciudadana y el ejercicio de libertades
fundamentales. El exilio, así como el impedimento del retorno de nacionales a
la isla son afectaciones que pesan cotidiana e indefinidamente sobre cubanos y
cubanas quienes han sumado su voz a los reclamos de las protestas.
Asimismo, se observa que los patrones de represión no han sido
eventos aislados, sino que han continuado a lo largo de 2022 y 2023. Las causas
que motivaron las protestas de julio de 2021, relacionadas con la falta de
acceso a servicios básicos, la escasez de alimentos y medicinas, y las demandas
de respeto a los derechos civiles y políticos, siguen siendo motivo de reclamo
del pueblo cubano hasta la fecha. Según registros de la sociedad civil, desde
julio de 2021 hasta julio de este año 1.880 personas fueron detenidas como
resultado de la represión a las protestas sociales. De estas, 773 personas
siguen privadas de libertad. Además, 909 personas han sido juzgadas y/o
sancionadas por su participación en protestas, y al menos 84 de ellas han
optado por el exilio tras ser liberadas o durante excarcelaciones temporales.
En este contexto, preocupa a la CIDH y su Relatoría Especial
la persecución y censura por parte del Estado en contra de periodistas y medios
de comunicación que informan sobre las protestas sociales y denuncian
violaciones a los derechos humanos. El hostigamiento, la vigilancia y la
persecución judicial contra la prensa independiente tienen como resultado, en
muchos casos, la renuncia al ejercicio de la labor informativa y el exilio. En
2022, entre agosto y noviembre, 23 periodistas renunciaron del medio
independiente elTOQUE debido al temor de ser criminalizados y encarcelados,
según información pública. Además, se reportaron las renuncias de 3 periodistas
de los portales Yucabyte, Cubanet y Periodismo de Barrio. Por otro lado, el
Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP), registró 90
casos de comunicadores que salieron del país en 2022, entre periodistas
independientes, periodistas que trabajaron o estaban trabajando en medios
estatales e influencers. Esta situación tiene un impacto severo en el derecho a
la libertad de expresión y el acceso a la información de la ciudadanía, pues
impide que las y los cubanos puedan mantenerse informados sobre asuntos de
elevado interés público.
La CIDH y su Relatoría Especial reafirman la importancia de
la protesta social, el ejercicio del derecho a la libertad de reunión pacífica
y sin armas, la libertad de asociación y de expresión, para la defensa de la
democracia y de los derechos humanos, y para la participación política en los
asuntos públicos. El Estado está obligado a respetar, proteger y garantizar
estos derechos. Asimismo, reiteran que el trabajo de periodistas y
comunicadores, y el libre flujo de información a través de distintos medios,
incluyendo las plataformas digitales, es fundamental para mantener informada a
la población sobre los acontecimientos. En este sentido, las autoridades deben
abstenerse de interferir o prohibir las transmisiones de los hechos y de
imponer medidas que limiten la libre circulación de información a través de Internet
y cualquier otro medio de comunicación.
En este sentido, la CIDH y la RELE hacen un llamado urgente
al Estado a fin de que libere todas las personas privadas de la libertad por su
participación o apoyo a protestas sociales pacíficas en el país, así como las
personas periodistas que han dado cobertura a las mismas. Igualmente, recuerdan
el llamado realizado al Estado cubano de que se ponga fin a su distanciamiento
y habitual ausencia con respecto a los sistemas internacionales de derechos
humanos, y destacan que la apertura al escrutinio y la transparencia
gubernamental son pilares para el avance y protección de los derechos
fundamentales.
Finalmente, reiteran su interés de realizar una visita al
país, a modo de iniciar el acercamiento y el diálogo con el Estado cubano, y
así brindar el apoyo técnico en materia de derechos humanos que sea requerido,
en aras de promover el respeto y garantía de los derechos humanos en la Isla.
La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión es una
oficina creada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a fin
de estimular la defensa hemisférica del derecho a la libertad de pensamiento y
expresión, considerando su papel fundamental en la consolidación y el
desarrollo del sistema democrático. La CIDH es un órgano principal y autónomo
de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la
Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la
observancia y la defensa de los derechos humanos en la región y actúa como
órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete
miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a
título personal, y no representan sus países de origen o residencia.
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