Arcano literario
Mario Luis Altuzar Suárez
Director de Arcano Radio
Qué rápido pasa el tiempo, compadre, Así, nomás, ya son 25 años de tu regreso a Casa del Padre Creador, ese 19 de marzo de 1999, cuatro días después de celebrar tu arribo al plano tridimensional, el 25 de marzo de 1926.
Ya se que no fuimos ni amigos
cercanos. Tal vez la diferencia de edad, la friolera de 30 años. Tal vez las
condiciones de vida tan diferentes, por ser yo de la generación del esfuerzo
que estudia y trabaja. Tal vez porque mi madre me invitó al bautizo de mi hijo
y a mis 17 años, con la influencia de mi madre literaria, la comiteca Guadalupe
Alfonso Albores, que tanto te admiraba, te seleccionaron como su padrino.
Cómo dijo el clásico, haiga sido
como haiga sido, lo cierto es que desconocía que eras un poeta, ¡y de los
grandes! A partir de que el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, ordenó
que se leyera uno de tus poemas en el cierre de emisión del sistema de radio y
televisión, por esa cercanía política de tu hermano Juan.
Mi camino literario fue distinto,
gracias al padre del poeticismo, Marco Antonio Montes de Oca, quien leyó en la Facultad
de Filosofía de la UNAM, con amor paternal, mi obra de mis 15 años y me dio su
generosa orientación.
¡Qué distinto fue ese gran poeta!
Aún recuerdo, compadre, cuando me
dijiste que quería colgarme de tu fama y prestigio, para mi desconocidos, por
haberte invitado al desayunó que me ofreció la Comisión de Cultura de la
Honorable Cámara de Diputados, en donde el oaxaqueño Ildefonso Zorrilla, por
orden de María de los Ángeles Moreno, me entregó la Medalla Conmemorativa de la
Quincuagésima Legislatura por ms méritos literarios al haber recibido el Premio
UNESCO de Literatura el Caso de Plata de Saint Malo.
¡Tanta fama! ¿De qué sirvió? Tus paisanos
parecen olvidarte, a 25 años de tu partida. Y menos en este año en que la
hoguera de las vanidades enfrenta la ambición de los que quieren llegar al
poder y la avaricia de los que se van. En los cenáculos y academias, te rendían
pleitesía por la sencilla razón de que percibían suculentos ingresos públicos,
como mediocres mercenarios de la cultura.
Y como yo estaré en la Ciudad de México,
adelanto este recordatorio de tus primeros 25 años en el astral, con este poema
a tu difuminada Quinta Yuridía, por las Lagunas de Montebello en Zapaluta, que
ya pertenece a un personaje regiomontano.
Estertores
Mario Luis Altuzar Suárez
A Jaime Sabines
Gutiérrez
1926-1999
Arriban desde la penumbra del
lago
En el epicentro de mi sangre
Con su poderoso lenguaje
silencioso
Las Ondinas con su fusión
misteriosa
De los infinitos recuerdos cotidianos
¡Tan bellos! ¡Tan hermosos! Tan
distantes
Y tan cercanos como Ninfas montebellenses
Deambuladoras de la historia
palencana
Acompañantes de nuestro Gran
Señor Pakal
En compañía las risas de Nuestra
Señora Tz'akbu Ajaw
¡Y se hace la fiesta
multitudinaria!
Son los Duendes, los Céfiros, las
Salamandras
Que danzan y cantan en el Ara
Sagrada…
Centro del que labra la tierra
Y su compañera: Yuria, que puede
ser…
¡Nada! ¡Y todo! Por ser
Principio, ser el Fin
Emparentadores de lo que vibra
como ¡Vida!
Tan frágil, tan sencilla, ¡tan
breve!
Levedad del espacio diluido, evaporizado
Como la nocturnal sombra del agua
¡Qué nos espanta su paso!
Y nos atrae sin la mínima resistencia
Al arribar desde la penumbra del
lago
El último suspiro, el último
momento
Y percibimos lo que
desperdiciamos
Con tormentosa frustración
Por descubrir, que la felicidad
Que el amor, el perdón
¡Esa… era… la verdadera misión!
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