Arcano Literario
Mario Luis Altuzar Suárez
… tanto desosiego! Miro al entorno convulso. Gete corriendo
por las calles sinuosas. Pregunto a un transeúnte agitado: ¿Qué sucede? Y
escucho: “Antonio, nuestro amigo, siempre tan bueno y cariñoso, ha
desaparecido. Vamos a buscarlo”. Se refiere al hombre regordete de amplia sonrisa,
sentado en su butaca a la puerta de su casa. Siempre dispuesto a escuchar las
quejas o problemas de los vecinos y la palabra adecuada para orientarles con su
experiencia acumulada en los sesenta años de existencia.
Nadie recuerda algún escándalo o confrontación del buen
hombre, dedicado a sus labores magisteriales, una ventana abierta de cada
familia con la información de los infantes en su cotidiano devenir en un
poblado asentado desde el seis de agosto en 347 kilómetros cuadrados, a 178 kilómetros
al Sureste de la Ciudad de México- Una ciudad conocida como el Nacimiento o
Belén Mexicano, dedicado a la platería artesanal y cuna de Juan Ruiz de Alarcón,
según su partida de bautismo del 30 de diciembre de 1572, hijo de Pedro Ruiz de
Alarcón y Leonor de Mendoza, los padres del dramaturgo que fallece en Madrid, 4
de agosto de 1639.
Un espacio tan íntimo proyectado en la obra del escritor novohispano,
como en “Las Paredes Oyen”, una pieza de teatro representada por primera vez en
1617; y su vigencia por el reducido número de cien mil habitantes sin mayor preocupación
que ser felices son el servicio de alegrar al mundo con sus artesanías y joyas
dignas de cualquier reina del mundo, y les permite la comodidad de un producto
interno bruto en 2005 de siete mil dólares.
La desaparición de uno de sus miembros, es una noticia de
alto impacto, máxime que se trata de un personaje admirado y querido en un
punto geográfico considerado un remanso, casi un paraíso de paz y tranquilidad,
que parecía muy lejos las infaustas noticias de asesinatos por enfrentamientos
entre las diferentes bandas de narcotraficantes amparados en sus derechos a
delinquir, por el amoroso presidente que ordena al ejército, Guardia Nacional y
policías, desproteger y brindar seguridad a los contribuyentes de impuestos con
destino final en la opacidad de resguardar al escrutinio público, las supuestas
obras de gobierno, y en otras ocasiones, declarar como construcciones de
seguridad pública, que permite el despojo a pobladores sin el mínimo respeto a
la Ley.
La frenética búsqueda del maestro, tiene resultado positivo,
aunque sorpresivo: ¡Se fugó a la playa con una desconocida, que algunos dicen, como
de treinta años! En el atrio de la iglesia de Santa Prisca, las mujeres con rebosos
de percal, sonríen irónicamente al comentar: “¡Abríase visto! Después de vejes
viruela”. Los hombres discrepan, principalmente los mayores que tararean “El
hombre tiene la edad/ De la mujer que acaricia”, canción del veracruzano Manuel
Flores Monterrosas. Los más jóvenes, con sonrisas burlonas frasean: “Sesenta y
treinta”. Confirma que un hecho tiene, por lo menos, tres interpretaciones.
El picaresco hecho romántico es, lamentablemente, una
cortina visual que impide ver el ondulante sigiloso de la serpiente hambrienta
de la paz y tranquilidad con ese cambio de piel del paralelo gobierno de facto,
que exprime a todos, productores y comerciantes, transportistas y población
civil, con el sangriento “derecho de piso” mediante el terror de las ejecuciones
que divierten al palaciego, de seis a siete de la mañana, con la eficiencia
mortal de sus cómplices. ¡Y la población con tanto desosiego! Miro al entorno
convulso. Gete corriendo por las calles sinuosas. ¡Tratan de huir! ¿A dónde?
Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas, México, a 9 de febrero de 2024.
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