Arcano Literario
Mario Luis Altuzar Suárez
-…se rompió!”, dice el pequeño con su mejor mirada de
inocencia, para evitar las consecuencias de sus actos, al desmembrar la muñeca
de trapo de su hermana menor. La mamá lo abraza amorosa mientras levanta los
pedazos con la mano derecha, le susurra: “No se preocupe mi niño. Aquí está su
mama que todo se lo compone”.
-… se rompió!”, dice con las manos temblorosas y manchadas
de sangre al tiempo que las lágrimas al borde de los párpados acompañan las
contracciones musculares de la boca. El médico endurece la mirada al preguntar:
“¿Así nomás?” Escucha la voz entrecortada: “Si. Así nomás”. La estabilizan en
la camilla. Hilos de piel sostienen apenas los miembros superiores e
inferiores, con los ojos morados al resistirse a ser extirpados. Un Déjà vu de
25 años. ¡Igualito a la imagen de la madre con muñeca desmembrada!
El de bata banca llama al agente del ministerio público para
que levante el acta. “¿Cuál?”, pregunta el agente. El galeno, adoctrinado en
salvar vidas, le mira con ojos de fuego al interrogar; “¿Cómo que cuál? Casi
mata a la mujer. ¡Por lo menos es intento de homicidio!”
Le sorprende el “Jajaja” y le espeta: “¿se ríe? ¿A qué la
risa?” ¡No da crédito a lo que oye: “¿Para qué? En cuanto los policías le
detengan y lo lleven a ‘chirona’, la mujer clamará para que lo dejen libre.
¡Bah! La historia de siempre, como si fuesen esos capítulos repetitivos en Cien
años de Soledad”.Y se consuma
¡Es increíble pero cierto! ¿Pacto patriarcal? ¿Dónde inició?
En su irritación, el médico se topa con la leyenda urbana del “Pecado Original”,
incongruente porque unos culpan a Eva de haberle dado la manzana a Adán, y en
el contexto bíblico, la pareja es seducida por la serpiente para comer el fruto
del conocimiento, en franca desobediencia al Creador.
Sin embargo, en algún lugar de la evolución de la retórica
clerical, se perdió ese equilibrio de los géneros y se culpó a la mujer para
juzgarla y sentenciarla desde la institución de un credo, a pagar resignadamente
el pecado original, en un pacto rutinario que normalizó el hábito, la costumbre,
en la corresponsabilidad de los dos géneros biológicos y que se complica en el
Tercer Milenio al ponderar la confusión de venerar el parecer de lo que
supuestamente se sienta, por encima del ser.
Y se consuma la doble agresión de sometimiento a la mujer
por los hombres que heredaron el principio de superioridad y por hombres que se
sienten mujeres para invadir el territorio biológico femenino y someterlas a
falsos derechos adquiridos por las químicas en cuerpos cambiados.
Solamente miramos y repetimos: “¡Se rompió!”, sin aceptar
que nosotros la rompimos y al romper a la mujer, caemos en un abismo en que se suicida
la especie humana, sin derecho, sin esperanza de preservar su especie. ¡Ellas!
Bueno, que decir… ¡que se conformen con el ritual de adorarles sus derechos en su
ocho de marzo! Sin sentir nuestro dolor en su dolor.
Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas, México, 29 de febrero del 2024
Hoy toca
escribir sobre el dolor de las mujeres, en los dos meses que llevamos en este
año han muerto muchas a manos de los hombres...
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