martes, 24 de diciembre de 2024

Cómo celebrar la Navidad © y dos sonetos (Video)

 Arcano litúrgico


Mario Luis Altuzar Suárez
Arcano Radio

Llegamos a esa parte del año en que recibimos la oportunidad introspectiva con la Enseñanza milenaria del Amor y el Perdón, una vez que soltamos el lastre de resentimientos ocultos en las limitantes, esas máscaras de egocentrismo, soberbia, arrogancia que proyectamos en nuestro cotidiano personal, familiar, social y laboral.

Al grito de ¡fuera máscaras!, iniciemos el recorrido interno y visualicemos sin vivirlo de nuevo, esos momentos en que ocultamos nuestros miedos en enojos, gritos y ofensas en esos seres que encontramos en el momento menos adecuado y el lugar menos indicado, y fueron el blanco de descarga de nuestras frustraciones.

Fijamos ese instante y repetimos su nombres tres veces para pedirles perdón por nuestra actitud lacerante, beligerante, asumiendo nuestra responsabilidad en su exacta dimensión. Después nos pedimos perdón a nuestros mismos, por haber permitido que la oscuridad se manifestara en nuestro pensamiento, palabra y acción, lo que, además de generar disminución en nuestras defensas químico-biológicas para abrir la puerta a las enfermedades y olvidar la Misión Divina del respeto en el reconocimiento Fraternal, respeto de esas hermandad desde el Principio del Tiempo, lo que nos hace iguales en lo general y únicamente diferentes en el servicio o actividad profesional o técnica, lo que nos conduce a liberarnos de falsos adoctrinamientos que nos encadenan a la superficialidad del consumismo material por medio de la Envidia. Y Finalmente pedimos perdón a la Esencia Divina cualesquiera sea el nombre en su Credo o Religión.

Sentiremos el alivio de haber descargado el lastre, esa basura que nos aplasta y la enviamos al Basurero Universal.

Recuérdese el Principio de la Física de que el vacío que deja un cuerpo es ocupado por otro. Por lo que esa oquedad al arrojar la basura interna, debemos evitar que la negatividad de la oscuridad lo recupere y con la oración que salga de nuestro interior, empezar a llenarlo de Amor, con la Fuerza del Amor Divino.

Explayemos, en ese momento, la Luz de nuestro interior para sanar el cuerpo astral, ese campo electromagnético que se simboliza como el aro testal de los Santos católicos y que en realidad es parte de todo nuestro cuerpo.

Renacemos, entonces, como ese Sol Invicto de los romanos, o ese Guerrero de la Luz para crear una Nación como Huitzilopochtli, o el Niño Dios que habita en nuestro interior y, simbólicamente nació en la humildad de un pesebre en una cueva, con la lealtad bondadosa de la vaca y la actitud de cultivar nuestra alma y espíritu con la fuerza trabajadora del burro, bajo la guía amorosa del anciano sabio y la protección incondicional del Amor angelical de la Madre.

En ese momento, recuperamos la Dignidad recipiendaria de los Benditos Regalos, el de la Vida con los Rayos Luminiscentes de la Humildad en el Reconocimiento de cada ser humano, animal o cosa, como nuestro Hermano. Estamos dispuestos a extender la mano para desearle que la paz de la armonía en la tolerancia, reine en sus corazones expandidos en el Amor Fraternal y, entonces sí, decir:

¡Feliz Navidad!

#NavidadEnFamilia

No hay comentarios:

Publicar un comentario