Arcano Literario
Arcano Radio
...fusiona las lágrimas ardiente a las gotas de agua de lluvia. Tapa el rostro con las dos manos. El pecho se contrae, se expande en sincronía con el aire expulsado en pausas de sonidos ahogados. Acongoja el corazón. Constriñe las entrañas ese imprevisto encuentro con un hombre sentado en el solitario banco del parque.
¡Ni las aves trinan! Se han escondido de clima lluvioso. Escurre el agua caída del cielo, por la tela del viejo traje, raido y brilloso, Rebotan y se resquebrajan las pequeñas esferas liquidas en el sombrero de dos pedradas que tiempo ha de su gloriosa presencia.
Sentado a su lado en silencio, le observo su huesudo torso, percibida la osamenta pese a la camiseta, camisa y saco, doblado y acodado sobre esas rodillas, temblorosas ¿por el frío o por las convulsiones emocionales?
Emergen las interrogantes de qué es lo más prudente: Hablarle para crear un lazo de confianza que permita confortarlo o, seguir ahí, mirándole en silencio, con la sensación de inútil compañía a un desconocido que ¡llora su drama de vida!... cómo a muchos nos toca vivirlo en alguna ocasión, o varias ocasiones, en una dura existencia que... ¿pedimos o... nos fue impuesta?
Alza el rostro empapado y voltea sin cuidado al penetrar su mirada en mis ojos, en su urgencia de buscar refugio, y finge una sonrisa con unos labios arrugados y mortecinos que al moverse dejan ver una oquedad con pedazos de dentadura casi cobriza por los excesos de cigarrillos y bebidas alcohólicas destiladas de azúcar.
Un escalofrío perla de sudor mi espalda al escucharla las frases arrastradas en el aire:
-”Llegó justo a tiempo a nuestro encuentro”.
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 9 de enero del 2025.
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