Arcano Literario
Arcano Radio
…le tocó un día de bostezo. ¡De esos días de olvido! El
profesional de las tinieblas, escucha al feligrés ¡las mismas culpas inicuas!
Qué si miro la pantorrilla de la vecina. Qué si se le antojó un trago. Qué si
se le antojo un cigarro, Qué… ¡Un rosario de deseos fallidos! Le nombró el Magnificente
de la Insignificancia. ¡Tan patético en su auto derrota de vida!
Estira las piernas para reacomodar los cansados glúteos por
las prolongadas horas en el duro asiento de madera del estrecho cubículo de
madera. Queda semi acostado. Se extiende la almidonada “Alba” de algodón, esa
túnica blanca contrasta con los pensamientos del hombre que vive de ser Guía
Espiritual. Se distingue la larguísima Estola de lino color púrpura con la cruz
heráldica por sus brazos equidistantes y diferente a la Cruz de Martirio, en
las puntas.
Asoman las puntas de los zapatos bien lustrados como
corresponde a su costo de seis mil euros en la marca exclusiva Gaziano &
Girling, a los que son tan afectos del miserables que enriquecen en cargos
públicos. Las manos con uñas manicuradas, la derecha que recibe el silencioso y
prolongado bostezo que tienen la virtud de empañar los anteojos cuadrados y, la
izquierda, que se estira para bombear el oxígeno de la sangre.
Si alguien preguntarle al verlo, ¿qué le pasa al cura?,
seguramente escucharía el terrible aburrimiento de escuchar la misma historia
de fracaso de un hombrecillo que justifica en el confesionario, su vida, en
responsabilizar a los demás de su mediocre existencia masificada en la saciedad
del morbo sobre historias ficticias de los seres en su entorno. ¡Incluso el
supuesto sanador de almas, intenta evitar dormirse!
Pasar nueve años de estudio en el seminario para ¿terminar como
profesional del Síndrome de Calimeo, como simple paño de lágrimas de la
frustración individual de una sociedad apartheidista en el Culto al Individualismo?
¡Sí tan siquiera tuviese substancia! Esas anécdotas picantes, chispeantes, que alegran
las reuniones de los clérigos. Pero no. Por lo menos en este momento.
Lejos, bueno frente al pórtico de la iglesia, un vendedor de
esquites, los deliciosos granos de maíz con crema y chile, escucha en su radio
portátil: “De acuerdo a información del Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática, (INEGI) en el 2010, había un 82.3 por ciento de
población practicante de esta religión, pero, para el 2020, la cifra descendió
a 76.5 por ciento”.
Entre las causas que los críticos señalan, es su incapacidad
para satisfacer las demandas religiosas y sociales de muchas personas,
especialmente entre los pobres. Describen a la Iglesia Católica como
desconectada de las luchas diarias de su congregación. Lo que se oculta tras
sesudos análisis, es la perdida de fe ¡en los seminaristas! Buscan un modo de
vida que les deje dinero, prestigio y ¿por qué no? ¡Impunidad de esos
pecadillos de la entrepierna, bajo los pantalones!
La respuesta real a ¿qué le pasa al cura?, es la que se
extiende por el medio millón de los oficiantes de tinieblas: ¡Falta vocación! Y
así, pues desatienden a los Magnificentes de la Insignificancia sin percibir
que ¡disminuyen sus ingresos pecunarios!
Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas, México, 16 de enero del 2025.
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