De Arcano Político
Una vez haya pasado lo peor y la recuperación esté en marcha, será crucial estabilizar las cuentas públicas y mejorar la eficiencia del gasto a fin de mantener los logros económicos y sociales cosechados en los últimos años, concluye en París el nuevo informe de la OCDE.
Costa Rica hace lo correcto al centrar sus esfuerzos en
combatir la crisis sanitaria, social y económica causada por la pandemia de
Covid-19 con oportunas medidas de confinamiento y ayudas económicas innovadoras
y bien dirigidas a los más afectados por la crisis.
El último Estudio económico de Costa Rica de la OCDE muestra que políticas públicas consistentes, incluyendo la apertura comercial y el uso sostenible de los recursos naturales, han permitido triplicar el PIB per cápita en tres décadas.
Los niveles de vida son altos, con un acceso casi universal a la educación, la salud y las pensiones. Además, el impulso reformista ha sido sobresaliente en los últimos 18 meses, habiendo llevado a término numerosas iniciativas ligadas a la adhesión de Costa Rica a la OCDE.
Sin embargo, los altos déficits públicos y el rápido
incremento de la deuda pública ponen en riesgo estos logros, incluso sin las
presiones añadidas derivadas de la crisis del coronavirus.
Las prioridades a corto plazo pasan por superar el brote del coronavirus y apoyar a quienes hayan resultado más directamente afectados. Una vez que la recuperación esté bien asentada, será fundamental atenerse estrictamente al marco presupuestario recientemente acordado, en particular a la “regla fiscal” diseñada para limitar el crecimiento del gasto.
Las reformas en curso para impulsar la productividad y la
eficiencia del gasto público serán también clave para asegurar una recuperación
fuerte. Además, son necesarias reformas para abordar los altos niveles de
desigualdad e informalidad y aumentar la participación de las mujeres en el
mercado de trabajo.
“Costa Rica ha avanzado mucho en sus reformas dirigidas a alinear sus políticas con las mejores prácticas de la OCDE, disfrutando ahora de una sólida posición con la que encarar el impacto causado por la pandemia", manifestó Ángel Gurría, Secretario General de la OCDE, durante la presentación del Estudio por videoconferencia junto con el Presidente Carlos Alvarado Quesada.
“Sin embargo, las consecuencias sociales y económicas de la
pandemia serán importantes. Mantener el impulso reformista y emprender reformas
adicionales, como las que se identifican en este Estudio, será fundamental para
salvaguardar el nivel de vida de todos los costarricenses”. (Lea el discurso
completo del secretario general.)
Al tratarse de una economía pequeña y abierta al exterior,
Costa Rica está muy expuesta a la recesión mundial desencadenada por el
coronavirus, al retraimiento del turismo internacional y a las alteraciones del
comercio mundial y las cadenas globales de valor. El Estudio prevé una
recuperación muy gradual: en el escenario más favorable, y tras registrar una
caída del 4,1% en 2020, el PIB crecería en 2021 en un 2,7%.
El gasto en salud y protección social, fundamental en la
respuesta al coronavirus, volverá a elevar el déficit público a casi el 9% del
PIB este año, lo que hará imprescindible retornar a una senda de reducción del
déficit una vez que la recuperación esté bien encauzada. El informe sugiere
que, con la recuperación bien afianzada, el cumplimiento de la regla fiscal —un
elemento clave de la reforma fiscal de 2018 para limitar el crecimiento del
gasto a lo largo del tiempo— acabaría conteniendo el crecimiento de la deuda
pública. Sin embargo, cualquier pequeño desliz situaría de nuevo la ratio de
deuda en una trayectoria alcista.
Más allá del Covid-19, el Estudio afirma que seguir
mejorando los niveles de vida requerirá elevar la productividad, frenada por
regulaciones gravosas y costosas en comparación con las de los países OCDE y
sus pares regionales. El informe señala maneras de mejorar las regulaciones del
mercado de productos y de reducir las barreras a la competencia como forma de
impulsar el dinamismo empresarial, abaratar bienes y servicios, y elevar el
poder adquisitivo de los costarricenses.
Siendo la inclusión financiera un elemento clave para
reducir la desigualdad de ingresos, el Estudio también presenta formas de hacer
los servicios financieros y el crédito extensivos a un mayor número de personas
y empresas en Costa Rica. Un mejor acceso al crédito y a los servicios
financieros ayudaría a los hogares a lidiar con la volatilidad de sus ingresos
y a invertir en educación, además de ayudar a las empresas a invertir, crecer y
elevar la productividad.
Costa Rica fue invitada a convertirse en el miembro número 38 de la OCDE en mayo, y está en proceso de completar los procedimientos de ratificación del tratado correspondiente para asegurar la continuidad y la calidad del trabajo conjunto con la organización, con el objetivo de cumplir con las reformas identificadas en el Estudio económico y con los compromisos del proceso de post-adhesión.
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