miércoles, 8 de mayo de 2019

Forma correctores y preside la Academia de la Lengua


Textos en libertad


El autor de ‘Textos en libertad’ frente a la doctora
Alicia Zorrilla y su esposo en la cafetería de la
Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires, 2011
.
Por José Antonio ASPIROS VILLAGÓMEZ
Para Arcano Radio


Ya lo dice el soneto de Ramón Alemán (lavadoradetextos.com):

El más excelso y rígido escribiente / comete a veces ínfimos deslices / -en fin, también enormes -¡qué narices!-; / si alguno lo negara es porque miente.
Por suerte existe un gremio muy sensato / de tipos que con boli son felices / marcando fallos, yerros y matices / que no captó el autor en su arrebato.
Son correctores, gente imprescindible / para que un texto tenga labios sanos / y, libre del error, sea legible.
No son perfectos (todos son humanos), / pero su oficio, terco e invisible, / coloca libros limpios en tus manos.

Esos, los correctores de estilo en idioma español de América y España, seguramente están de plácemes porque una destacada formadora y defensora de tal gremio profesional acaba de ser elegida como presidenta de la Academia Argentina de la Lengua (AAL).

Se trata de la doctora en letras Alicia María Zorrilla, quien dirige en Buenos Aires la Fundación Litterae donde se imparte la carrera de corrector internacional de textos en lengua española, además de diversos seminarios por especialidades destinados a correctores de escritos médicos, académicos, jurídicos, periodísticos, de narrativa, traducciones y otros.

Su elección tuvo lugar el pasado 25 de abril en la biblioteca ‘Jorge Luis Borges’ de la AAL, dos días antes de que ella atendiera su compromiso de dirigir en Littreae una jornada de actualización sobre la lengua española, que incluyó temas complicados para quienes aprendimos a escribir -y lo hacemos-, entre ellos los usos correctos e incorrectos del gerundio, tema al que dedica uno de sus numerosos libros.

 De izquierda a derecha, Jorge Luis Alvis (Colombia),
Alicia Zorrilla (Argentina), Ana Lilia Arias (México),
Antonio Martín (España) y Sofía Rodríguez (Perú),
durante el primer Congreso internacional de
correctores de estilo en lengua española,
Buenos Aires, 2011.
Si bien el hecho de que la AAL creada en 1931 tenga por segunda vez a una mujer como presidenta, pudiera ser poco interesante para quien lea estas líneas, no ha de serlo en cambio para cuantos reclaman mayores espacios para esa mitad de la humanidad que son las mujeres.

En México, una institución equivalente a Litterae como es la Asociación Mexicana de Profesionales de la Edición (PEAC), fue fundada hace un cuarto de siglo por otra mujer, la maestra Ana Lilia Arias, quien en la actualidad es su directora y lleva adelante con éxito un diplomado avalado por la UNAM y la Cámara de la Industria Editorial, así como otros cursos para correctores y personas interesadas.

Las prendas académicas y profesionales de la doctora Zorrilla son muchas y no se limitan a la corrección de textos, pero ese tema fue el que acercó a las diversas organizaciones del gremio en América y España para celebrar congresos internacionales, el segundo de ellos en Guadalajara, Jalisco, durante la Feria Internacional del Libro de 2012, organizado por PEAC.

Fue la hoy presidenta de la AAL quien a través de Litterae propuso celebrar cada 27 de octubre el Día del corrector en el aniversario natal del humanista Erasmo de Róterdam, iniciativa a la que se sumó PEAC desde 2007 mediante un acto en las instalaciones del Club Primera Plana y luego propuso denominar la fecha como Día internacional de la corrección de estilo.

Fue también la doctora Zorrilla quien organizó en la capital de Argentina en 2011, el primer Congreso internacional de correctores de estilo en lengua española, al que acudieron representantes de las asociaciones de varios países del continente americano, además de España, y que al final crearon una Alianza.

Debido a restricciones legales en su país, Litterae tuvo que retirarse de la Alianza por la naturaleza internacional de esta. En 2013, durante el sexto Congreso internacional de la lengua española, en Panamá, la doctora Zorrilla definió a la corrección de estilo (que no se constriñe a la ortografía) como una profesión, pero lamentó que en el ámbito libresco al corrector “se le necesita, pero se le elude”. Por ello es probable que, desde la presidencia de la Academia Argentina de Letras, dé mayores impulsos a esta actividad.

En el terreno anecdótico, al tecleador le consta que a la doctora Zorrilla y a su esposo les gusta el tequila, pues en 2011 les llevamos de obsequio unas botellas de ese agave, que recibieron y disfrutaron con gran contento porque su luna de miel fue en México y aquí conocieron la bebida jalisciense.

A cambio, pudimos adquirir en sus instalaciones de Buenos Aires algunos de sus diversos libros sobre la gramática del idioma en que nos expresamos, comunicamos y a veces nos entendemos, los más de 400 millones de seres en el mundo que tenemos al español como lengua materna.

Los correctores de estilo son necesarios en toda clase de textos, aun los de autores célebres, y por ello les expresó gratitudes el Nobel Gabriel García Márquez y a esa actividad se dedicaron en algún momento figuras como -por ejemplo- José Emilio Pacheco en el famoso suplemento México en la cultura; la escritora y traductora Ana García Bergua con el libro La casona de Chimalistac, de Beatriz Scharrer, y en el trabajo periodístico, figuras del diario Excélsior como Alfonso López Barrenquy -corrector de las secciones deportiva y editorial- y Lázaro Montes, a quien muchos reconocieron su talento y apoyo, pero -resentido por su ingratitud cuando salió de la cooperativa- Julio Scherrer lo llamó “hombre de rincones (y) corrector de estilo sin pasión por la belleza de las palabras”.

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