viernes, 16 de julio de 2021

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Celebramos este viernes 16 de julio el Día Mundial de la Serpiente, con más de tres mil 700 especies en el mundo, con 322 en México, 250 especies son culebras, 44 víboras, 15 coralillos y una serpiente marina, cinco serpientes ciegas delgadas, dos tropidofeidos, dos boas, dos serpientes ciegas y una chatillo.

Las serpientes tienen un gran valor en el equilibrio natural, ya que se encargan de controlar la proliferación de otras especies más pequeñas como por ejemplo los ratones, las ratas y muchos otros animales roedores, ayudando de esta manera a que las siembras y cosechas no se destruyan y al mismo tiempo, evita la aparición de enfermedades y plagas que pudieran afectar la salud de los seres humanos.

Por otro lado, son el sustento de otras especies que habitan en la naturaleza como son algunas aves rapaces y animales depredadores como las especies felinas. Esto, sin duda alguna permite que exista un equilibrio ecológico en nuestro planeta.

La serpiente era un símbolo social y religioso muy importante, reverenciado por los mayas. La mitología maya describe a las serpientes como los vehículos mediante los cuales los cuerpos celestes, como el sol y las estrellas, cruzan los cielos.

Es parte del principal símbolo Patrio mexicano que nos da identidad: el águila real sostenida sobre un nopal emergido de un islote y devorando a una serpiente.

La identidad mexica se concentró en el mito de Aztlán y el peregrinaje que los llevó a fundar Tenochtitlan, en 1325, según ordenó el dios Huitzilopochtli, donde encontrarían “un águila agitando sus alas, parada sobre un nopal y desgarrando una serpiente”, escena que aparece en el monumento más antiguo que se conoce sobre la fundación de Tenochtitlan: el “Teocalli de la Guerra Sagrada”.

Por algo, la serpiente es uno de los tres animales más importantes en Mesoamérica y también uno de los que posee mayor complejidad simbólica, fue la serpiente. Los otros dos son el Jaguar y Puma y el águila.

Su relevancia data desde épocas muy remotas y es durante el auge de Teotihuacan que se torna un símbolo del poder político como lo plantea Taube.

Diversos tipos de serpientes son representados en los códices, como por ejemplo, las de cascabel (Crotalus sp) y los coralillos (Microrous sp). La primera de ellas aparece como parte de los atavíos de muchos dioses, entre los que destaca la falda que porta Coatlicue, madre de Huitzilopochtli.

En el área maya este tipo de serpiente fue muy importante como queda evidenciado en la arquitectura de Chichén Itza. Entre los mayas y en el Altiplano Central, la serpiente era un signo calendárico de buena fortuna.

Además de estas serpientes existen muchas otras de carácter mítico.

Una de ellas es la xiuhcóatl, que posee ojos estelares y se identifica como el arma de Huitzilopochtli. Otras sierpes de la sobrenaturaleza son la de cuchillos y la de nubes.

Sin embargo, de todas ellas la que posee una gran complejidad es Quetzalcóatl: la serpiente emplumada. Es un ejemplo de cómo un símbolo evolucionó en Mesoamérica hasta convertirse en una de las nociones más sólidas y con diversas connotaciones.

Relacionada con la vegetación, el poder, el linaje, fue muy importante en el Altiplano Central y entre los mayas (conocida en esa área como Kukulcán), como queda evidenciado en la arquitectura y en el registro arqueológico de las grandes urbes prehispánicas.

Fue símbolo del héroe cultural, responsable del esplendor de Tula y, ya en épocas tardías, adopta la forma de Ehécatl-Quetzalcóatl, dios del viento.

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