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“Los
carteles del narco dirigen México”, afirma el magnate Donald Trump, virtual
ganador de las presidenciales de Estados Unidos el martes 5 de noviembre.
Acorta el tiempo de respuesta azteca al aumento del 25 por ciento de arancel a
todas las importaciones. Señala que mueren 300 mil estadounidenses al año, por
el fentanilo que produce y envía México.
Y la
orgullosa de su apellido lituano, con la característica sonrisa burlona, dice haber
tenido una “conversación muy cordial” con el neoyorquino a las 9:30 horas del
jueves 7 de noviembre y sin que exista "ningún motivo de
preocupación".
Fue más
allá, “a nadie beneficia” la advertencia de la veracruzana de 67 años, Martha
Elena Federica Bárcena Coqui, embajadora de México en Washington del 21 de
diciembre de 2018 al 12 de febrero de 2021, de tomar en serio amenaza de Trump.
Dos
versiones oficiales tan distintas, tan distantes. ¿Quién miente? ¿Ninguno?
¿Narrativas de consumo público? ¿Realidades pactadas en lo oscurito? Y en
medio, Marcelo Luis Ebrard Casaubón de 65 años. Actual Secretario de Economía
con credencial de haberse doblado decúbito dorsal el 15 de noviembre del 2018, en
sus negociaciones en Houston, Texas, como Canciller de Andrés Manuel López
Obrador.
El muy
cercano a Manuel Camacho Solís, advirtió que negaría ese acuerdo de contener a
los migrantes en la frontera mexicana ¡sin nada a cambio! Lo balconeó Michael
Richard «Mike» Pompeo, en ese tiempo Secretario del Departamento de Estado, en
su libro "Nunca cedas una pulgada: Luchando por los Estados Unidos que
amo".
La
traición es mayor: En su primer mitin en Michigan, el 20 de julio, al lado de
su compañero de fórmula, J.D Vance, Donald Trump, aseguró que habría ganado la
negociación con las autoridades mexicanas para obtener soldados que custodiaran
el muro fronterizo durante su construcción.
Se
intentó desinformar por medio de la jauría de 5 divisiones de 12 millones de
sicarios digitales y sus plataformas bien croqueteadas, para descalificar al
periódico madrileño El País y acusar a supuestos enemigos de Andrés Manuel
López Obrador, de engañar con un discurso que, dijeron, se refería al demócrata
Joe Biden.
Y el
jueves 7 de noviembre, la narrativa triunfadora de la ganadora de un Premio
Nobel, pero de la Sustentabilidad de a 25 mil dólares que le consiguió el mismo
carnal Marcelo con una agencia inexistente, escribió en la red X del trumpista
Elon Musk: “Tuvimos una llamada muy cordial con el presidente electo Donald
Trump en la que hablamos de la buena relación que habrá entre México y Estados
Unidos”.
Con los
antecedentes bilaterales podría concluirse: ¡Qué manera de mentir! A menos que en
la conversación se haya “acordado” compromisos mexicanos en las profundidades
oscuras del Palacio Nacional. Co esto, es imposible soslayar el hilo conductor
de lo que la investida presidencial anticipa como “buena relación” con Estados
Unidos.
Trump
siguió en contacto con Putin tras dejar la presidencia, escribe en su nuevo libro,
“War” el periodista Bob Woodward, que se publicará a partir del 10 de
noviembre. También relata que Donald Trump envió en secreto a Vladimir Putin lo
que entonces eran raras máquinas de prueba COVID-19 para uso personal del líder
ruso.
Describe
una escena a principios de 2024 en Mar-a-Lago, la residencia de Trump en
Florida, cuando el expresidente ordenó a un ayudante que saliera de su despacho
para poder hablar por teléfono con Putin. El ayudante, no identificado, dijo
que Trump y Putin podrían haber hablado unas seis veces más desde que Trump
dejó la Casa Blanca.
Se
recuerda que el periodista de investigación de 81 años, Robert Upshur
"Bob" Woodward ayudó a desvelar el escándalo Watergate, nombre del
edificio donde estaban las oficinas del Partido Demócrata, en las que un grupo
de espías puso micrófonos el 28 de mayo de 1972 y el 17 de junio, en que fueron
capturados.
La investigación
periodística derivo en la dimisión del presidente Richard Nixón el 9 de agosto
de 1974.
La
sospecha de las cercanas relaciones de Donald Trump con el Carnicero de
Ucrania, Vlaidmir Putin, con orden de aprehensión por la Corte Internacional de
Justicia, converge con la sospechosa “invitación” de Andrés Manuel López
Obrador y su personera, a la inédita participación de tropas rusas del desfile
militar del 16 de septiembre de 2013.
Además,
ante las dificultades moscovitas para acudir en su tradicional auxilio
económico a la dictadura cubana que encabeza Miguel Díaz-Canel, la inquilina ilegal
del Palacio Nacional, le regala petróleo y millones de dólares en efectivo, y
apela en la ONU por el fin del supuesto bloqueo contra los cubanos, en que se
escuda la dictadura caribeña para mantener en el hambre, la miseria y sin
servicios de salud a los cubanos.
La
narrativa de la orgullosa de su apellido de un agente comunista lituano que
formó el Partido en 1925, parece una cortina de humo a 5 días de que la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados
Americanos, siente en el banquillo a la administración mexicana.
No por
la sospecha del violento robo de las urnas, sino por la aprobación de una Reforma
Judicial impuesta con amenazas carcelarias, secuestro de legisladores y compra
de varios senadores y diputados federales, que reduce al sistema de justicia a
la Supremacía del Partido MORENA con métodos de feria de pueblo del medioevo.
Y, si
nos dejan, hasta la próxima.
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