martes, 12 de mayo de 2015

Alcoholismo mata a más personas que el VIH-SIDA, violencia y tuberculosis

* México se encuentra estable en los últimos 30 años con bajos niveles
* El porcentaje de menores de 15 años que beben ha subido de golpe en 10 años
* Nuevo informe de la OCDE con pruebas de que urgen políticas preventivas

De la mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político

París, 12 de may.- Clasificaron el consumo excesivo de alcohol como una de las principales causas de muerte y discapacidad, mata a más personas en todo el mundo que el VIH/SIDA, la violencia y la tuberculosis juntas. Pasó del octavo al quinto lugar. Lo más grave es que aumenta entre los jóvenes, establece un nuevo informe de la OCDE.

En México se encuentran entre los más bajos de los países de la OCDE y han permanecido relativamente estables durante los últimos 30 años. En el 2012, se consumió en México un promedio de 5.7 litros puros de alcohol per cápita, en comparación con un promedio de 9.1 litros en los países de la OCDE. (Leer el informe sobre México).

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) alerta esta mañana del 12 de mayo, que el consumo nocivo de bebidas alcohólicas está aumentando entre los jóvenes y las mujeres en muchos países de la OCDE.

La causa, estima, se debe en parte a que hay una mayor disponibilidad de bebidas alcohólicas, a precios más asequibles y a una publicidad más eficaz, según un nuevo informe de la OCDE.

“El costo para la sociedad y para la economía por el consumo excesivo de alcohol en todo el mundo es cuantioso, sobre todo en los países de la OCDE”, señala el mexicano Angel Gurría, Secretario General de la OCDE, al presentar el informe en París.

Añade: “Este informe ofrece pruebas claras de que incluso las políticas caras para prevenir el consumo de alcohol son rentables a largo plazo, y subraya la necesidad de que los gobiernos actúen con urgencia.”

La mayor parte del alcohol es consumido por el 20% de la población, que corresponde a los bebedores empedernidos.

El problema es especialmente grave entre los jóvenes quienes, junto con las mujeres y las minorías étnicas, son los mercados objetivos del marketing y las promociones. Además, el porcentaje de menores de 15 años que beben ha subido de golpe durante la última década; del 30% al 43% para los niños, y del 26% al 41% entre las niñas.

En general, las personas con mejor educación y más adineradas tienen más probabilidades de tomar bebidas alcohólicas que otras. Pero es más probable que los hombres con menos educación caigan en el consumo excesivo de bebidas alcohólicas; mientras que lo contrario es válido para las mujeres, donde las que tienen un mejor nivel educativo son más propensas a beber en exceso.

No obstante, el consumo excesivo de alcohol está clasificado como una de las principales causas de muerte y discapacidad, mata a más personas en todo el mundo que el VIH/SIDA, la violencia y la tuberculosis juntas. Entre 1990 y 2010, el consumo nocivo del alcohol pasó del octavo al quinto lugar como principal causa de muerte y discapacidad en todo el mundo.

Cuatro de cada cinco personas se beneficiarían al beber una unidad menos por semana; eso equivale a eliminar una copa pequeña de vino o una medida individual de bebidas alcohólicas de alta graduación, señala el informe. Un análisis del efecto de las políticas de prevención contra el consumo de alcohol en Canadá, la República Checa y Alemania revela que tomar medidas al respecto puede reducir las tasas de consumo excesivo y de adicción crónica al alcohol del 5% al 10%.

Las políticas deben centrarse en primer lugar en los bebedores empedernidos: los médicos de atención primaria que identifiquen el abuso de alcohol pueden persuadir a los pacientes para que empiecen a tratar el problema, así como una aplicación más rigurosa de las leyes que limitan la conducción bajo los efectos del alcohol para reducir las víctimas por accidentes de tránsito.

Pero se necesitan mecanismos más amplios para complementar las medidas que se centran en los bebedores empedernidos; por ejemplo, aumentar los costos a través de mayores impuestos, o fijar precios mínimos a las bebidas alcohólicas más baratas. También ayudaría una regulación más estricta de la publicidad de bebidas alcohólicas e invertir más para educar a los jóvenes sobre los peligros que implica el consumo nocivo del alcohol. Las iniciativas promovidas por la industria alcoholera también pueden influir aunque se necesita más evidencia independiente de sus efectos.

El reporte de la OCDE en inglés:


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