lunes, 4 de mayo de 2015

Ejecutan en Oaxaca a reportero policiaco originario de Veracruz

De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político 

Tuxtla Gutiérrez, 4 de may.- Encontraron a las 15:30 horas de este lunes 4 de mayo, el cuerpo sin vida del reportero policiaco de la K Buena de Tierra Blanca, Veracruz, Armando Saldaña Morales, en un paraje de los ranchos Morelos y la Aurora de San José Cosolapa, Oaxaca. Tenía cuatro disparos, uno atrás de la cabeza.

El Club de Periodistas de Antequera, A.C. demanda el rápido esclarecimiento del homicidio de Armando Saldaña Morales, quien se desempeñara como reportero en “La Ke Buena 100.9 F.M.” de Tierra Blanca, Veracruz, hecho ocurrido en las primeras horas del lunes 4 de mayo en la localidad de Morelos, del municipio de Acatlán de Pérez Figuera, en los límites de Oaxaca y Veracruz.

El Procurador de Justicia de Oaxaca, Joaquín Carrillo Ruíz, informó del inmediato traslado de agentes investigadores y peritos especialistas al sitio donde fue localizado el cuerpo, e indicó que entre las pertenencias de la víctima, se encontraron gafetes a su nombre con los logotipos de “La Ke Buena 100.9 F.M.”, mismos que llevaban la rúbrica respectiva que lo identificaba como colaborador del área de noticias, e identificaciones personales con lugar de residencia en Tezonapa, Veracruz.

A un costado del cuerpo de la víctima –el cual presenta heridas por arma de fuego­, fue localizada una camioneta Ford modelo F150, color blanco, sin placas de circulación, misma que fue asegurada en la escena del crimen, dijo el funcionario.

El Club de Periodistas de Antequera, A.C., exige nuevamente se investigue y se castigue a los autores materiales a intelectuales de este nuevo hecho que se acumulan a una larga lista de víctimas en distintos puntos del territorio nacional, en tanto las autoridades de los tres niveles de

Gobierno hacen alarde de respeto a la Libertad de Expresión “celebrada” ruidosamente el pasado 3 de mayo.

El CPAC estará atento, nuevamente, al desarrollo de las investigaciones de este nuevo caso en la PGJE de los estados de Oaxaca y Veracruz.

Recordemos que en Veracruz la actividad periodística se ha convertido en una profesión de riesgo durante el Gobierno de Javier Duarte de Ochoa.

El último periodista asesinado fue Moisés Sánchez, quien también confrontó a poderes locales.

Según la información estadística, Veracruz y Chihuahua son las entidades con mayor número de asesinatos contra periodistas, 16, respectivamente sin contabilizar a Saldaña Morales; les siguen Tamaulipas, con 13; Guerrero, 11; Sinaloa, con siete; Oaxaca, con seis, y Durango con cinco.

Reporteros sin Fronteras indicaron recientemente que México sigue siendo uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas. En la última década han sido asesinados más de 80 periodistas y 17 han desaparecido. Asimismo, ciertos medios de comunicación frecuentemente son blanco de ataques armados y de amenazas, en especial en el norte del país. ¿Quiénes están detrás de estas intimidaciones? Los cárteles de la droga, que se preocupan por hacer callar a los periodistas y blogueros que informan sobre las actividades del crimen organizado y la violencia ligada a ellas.

Las intimidaciones también provienen de las autoridades federales y estatales. A inicios del año 2013, en San Luis Potosí, varios periodistas del diario Pulso fueron víctimas de una “campaña de odio anónimo” en las redes sociales, atribuida al Gobierno del Estado, tras la publicación de textos “incómodos” para el gobierno. A las intimidaciones, se suma el hecho de que en 2013 el gobierno federal habría establecido un acuerdo con algunos gobiernos estatales para que no se divulgue información sobre hechos de violencia, con el objetivo de reducir el sentimiento de inseguridad general.


La impunidad sigue siendo la regla en la inmensa mayoría de los casos de asesinato y de desapariciones. Las investigaciones con frecuencia se cierran de prisa o se frenan debido a la lentitud burocrática. La impunidad también se explica por la colusión entre el crimen organizado y las autoridades políticas y administrativas –a menudo corruptas y en las que incluso se han infiltrado los cárteles– a todos los niveles.

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