Arcano literario
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Alicia está preocupada, todos los días suena su teléfono con
una voz que desconoce y le dice "pronto serás mía". Frase que se
oculta en un distorsionador y magnifica su vibración masculina atemorizante, aunque…
no hay otros elementos para descubrir pistas del potencial origen y la
intensión del emisor.
La mujer madura de figura delgada con ropaje sensual en esa
minifalda roja con apertura prolongada, parece temblar en sus bien torneadas piernas
protegidas con medias de seda negra. Enmarcada por la cabellera ondulada a los
hombres descubiertos de una blusa negra, tejida a mano, su mirada busca una
señal en la pared de la recámara, sin que se haga la luz en esa penumbra atemorizante
con el canto de los gallos en la madrugada.
En la vorágine de sus pensamientos, desfilan rostros y
cuerpos de hombres de todas las edades, descartados por el mismo significado de
las tres palabras: “Pronto serás mía”. Empieza a relacionar a los que rechazó o
simplemente ni los miró, lo que hace difícil la tarea: ¿Si no los vio, como
recordarles? Y su altivez se doblega en un profundo suspiro.
Una revolución mental que recupera la información cotidiana
de la suma de diez y seis mujeres asesinadas diariamente, con el noventa y
nueve por ciento de impunidad, Las juezas y agentes del ministerio público femeninos,
archivan los expedientes bajo el supuesto de que las víctimas fueron
responsables de la agresión.
- “Todo eso va a cambiar, ahora que ganó la presidencia una
mujer”, reflexiona al discriminar los reportes de los antecedentes de la
política insensible a los reclamos de las organizaciones femeninas, como fiel y
obediente defensora de las políticas negacionistas de su misógino hacedor desde
aquel día en que traicionó al esposo y lo envió a la cárcel para salvar al que
hoy le debe la presidencia y que pagará en cuotas módicas en seis años.
Faltará a sus promesas ya que incumple con el mismo significado
grecolatino de su nombre: “Cerrar” y deberían haberla bautizado como Kayla, de
origen hebrero que significa: “Cercada” para cumplir el sueño maximista de su
protector con un nombre paradójico, al significar en griego “hombre valeroso” y
es todo lo contrario.
El sonido del timbre del teléfono arroja las reflexiones de
la insomne mujer y a gritos exige que se identifique la voz, a lo que escucha:
- “Le llamo del Cementerio La Última Estación, con nuestros
módicos planes para ese momento, el mismo en que pronto serás mía”. Suspende su
perorata ante el sonido hueco de un cuerpo que choca con el piso, aunque
todavía no se cumplía ese paréntesis de tiempo; “Pronto” y solamente se desmayó
del susto.
Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas, México, 13 de junio de 2024.
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