* Presentación cibernética del libro del escritor y
periodista Altuzar Suárez
* Se distribuye en las 15 librerías del mundo de la
plataforma Amazon
* Imperceptible la frágil línea de la leyenda con la
realidad y el cuento
* El viernes 28 de agosto se presentará en el Club de
Periodistas de México
Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
De Arcano Político
Tuxtla Gutiérrez, 29 de jul.- Y así como los cuatrocientos
mil transitaron un Camino de Enanos hasta llegar a este punto geométrico de las
Nueve Estrellas, provenientes de las latitudes en los confines del planeta,
conducidos hoy como ayer por la Gran Estrella. Y prepararon el Gran Regreso, el
retorno a la Cola de la Serpiente de donde vinieron. ¡De dónde vinimos!, en el
Principio de los Tiempos que, como todo comienzo también finaliza. Bautizando.
Bautizándose en el Nuevo Comienzo.
Así comenzamos, con el fragmento del cuento La transmutación
del retorno, la presentación de la compilación Los Herederos, siete cuentos
desde Balún Canán y más, del escritor y periodista comiteco su amigo Mario
Luis, servidor de ustedes, Altuzar Suárez, que se publica en la plataforma
cibernética Create Space y se distribuye a partir de este 29 de julio en las 15
librerías digitales en el mundo de Amazon.
Les adelantamos que en la Sala Renato Leduc del Club de
Periodistas de México, en Filomeno Mata número 8, en el Centro Histórico de la
Ciudad de México, a las 16 horas del 28 de agosto, precisamente en el 194
Aniversario de la Proclamación de la Independencia de Comitán de Guatemala y
España, se presentarán las tres recientes obras publicadas digitalmente: La
novela Nahual del Sexto Sol, el poemario Cánticos de cohabitación redentora y
el libro de cuentos: Los Herederos, siete cuentos desde Balún Canán y más…
En el fragmento del cuento La transmutación del retorno, se
refiere que los cuatrocientos mil transitaron un Camino de Enanos, para
simbolizar el sincretismo de los soldados que organiza sobre el monte de
Zemaraim Abías que significa Dios es mi Padre, para recuperar el reino de
Israel en poder de Jeroboam, con la traducción de la palabra náhuatl Zapaluta,
anexo en 1774 a Comitán dentro de la provincia de llanos y su primer nombre
Balún Canán de origen Maya que se entiende como Lugar de las Nueve Estrellas.
Hay quien piensa que el primer nombre fue Chonab’, dado por
los indígenas Kokom por allá del siglo XI, sin embargo, nosotros no estamos de
acuerdo. ¿La razón? Bueno, que la palabra se deriva del verbo chono, y que se
traduce como: vender. Por eso, chonab’ es el lugar donde se vende, donde la
gente ofrece sus productos para vender o trocarlos, por lo que no es el nombre
de una ciudad, con base al “Diccionario tojolabal-español idioma mayense de
Chiapas” de Karl Heinz Herman Lenkersdorf Schmidt, filósofo, lingüista,
escritor, teólogo berlinés radicado en México de 1973 al 2010 en que parte al
astral.
Además, desprendemos de la investigación “Chonab’anel:
transformaciones del intercambio y el comercio en la región tojolabal”, de los
académicos Antonio Gómez Hernández y José Luis Escalona Victoria y publicado en
2007 por la Universidad Autónoma de Chiapas, el Chonab’ en lengua chañabal, se
refiere a un lugar donde se vende, se realiza el trueque, una de las formas de
adquirir y vender sin el uso del dinero. Y así, es en este sentido, se llamaba
Chonab’ a Comitán, como también se puede inferir a la Gran Plaza o Gran Mercado
en Las Margaritas o a la misma Tenochtitlan.
Los historiadores estiman que por el año 600 de nuestro
tiempo, un nutrido grupo de indígenas tzeltales, fundan a Balún Canán como un
pueblo maya-quiché, en una región baja que se halla al oriente de lo que hoy
conocernos como Comitán de Domínguez, precisamente en un lugar denominado como
La Ciénega colindante con el Río Grande. El nombre lo traducen la mayoría de
expertos como Lugar de las Nueve Estrellas.
Con base en el estudio publicado por CONACULTA en 1997,
“Savia india, floración ladina. Apuntes para una historia de las fincas
comitecas (siglos XVIII y XIX)”, del doctor en antropología y etnohistoriador
Mario Humberto Ruz, prevalece el origen tzeltal de Balún Canán que se traduce
como Lugar de las Nueve Estrellas, por ser una lengua de prestigio, incluso
entre los tojolabales.
Si consideramos que los mayas entendían al mundo como un
lugar mágico, en donde residen seres de Luz, llenos de energía divina, en la
unión del mundo tridimensional o material con el mundo celestial, no sería raro
que las Nueve Estrellas impliquen a los Custodios del Universo, desde este
punto geométrico en que cruza una vital línea energética del ser vivo que nos
hospeda, la tierra.
Hechos históricos, cosmogónicos y religiosos que convergen
con la responsabilidad histórica y literaria en el oficio del escribidor de Los
Herederos, siete cuentos desde Balún Canán y más, si observamos el
planteamiento en el prólogo de la decimotercera obra de nuestra autoría y
leemos:
Dícese del Cuento con raíz latina, compŭtus que infiere
contar, que es una “relación, de palabra o por escrito, de un suceso falso o de
pura invención”, con base en la Real Academia de la Lengua, lo que nos lleva a
pensar que esta forma literaria nació en las reuniones alrededor de fogatas
nocturnas para contar historias llenas de suspenso, de lo mágico, y lo
fantástico con una relación directa a lo religioso, mucho antes de que
apareciera la escritura, para satisfacer la necesidad de conservar lo mismo que
las tradiciones y el idioma, como el respeto a las normas ético-morales en la
convivencia social y cultural, sin descartar la transmisión de sabiduría.
Según los entendidos, el primer antecedente podría ubicarse
unos tres mil cincuenta años antes de nuestra Era, en los extractos de teorías
de la Creación en los Textos de las Pirámides o Libro de lo mágico en la
pirámide del faraón egipcio Unis, último de la V Dinastía, copiados de textos
más antiguos. Otros aceptan el origen árabe en papiros de hace más de cuatro
mil años. Y según la tendencia doctrinal geoestratégica pueden encontrar
diversas teorías.
Un lugar
mágico en donde apreciamos a Los Herederos de la riqueza mística de los
Antiguos Mexicanos, sin percibirse la frágil línea entre la leyenda y la
realidad, como lo planteamos en el siguiente Fragmento del cuento Mensajero de
la Madrugada que escribimos en San Antonio, Texas, inspirados por mis nietos
Nataly, Naylea y Emilio. Escribimos:
Camino a las
Hibueras, nuestro Señor Águila que Cae, preocupado por la posibilidad de que se
perdiera la Esencia de los Antiguos Mexicanos, en el Lugar de las Nueve
Estrellas conoció secretamente a una mujer del lugar para sembrar la semilla en
que perdurara el Alma de los que ahora son los Abuelos. Y en la Lacandonia se
protegió la Heredad. Que ha llegado a la cuenta del tiempo de conocer, para
mostrar que la grandeza de Meshico jamás desapareció y emerge en su esplendor
para gloria de los Nuevos Mexicanos.
Nada es
casual y todo es causal, nos legó Hermes Trismegisto, el Treces Veces Grande.
Recordemos que en 1486 los aztecas bajo el mando del Tlatoani Ahuitzotl, conquistan
a los zoques y someten a la floreciente Balún Canán, que incluso, le cambian el
nombre tzeltal al náhuatl Komitl-tlán que significaría “Lugar de ollas” en
donde Komitl es olla y tlan lugar y se descarta la interpretación de “Lugar de
fiebres” porque en náhuatl se dice de la fiebre delirante tzontekontlalOlyotl y
de tener fiebre kauAnia.
Por ello
escribimos en el cuento Amanecer:
Para los
atrapados en sinergias oscuras de la Teología de la Oscuridad, todo está
perdido. Son los profanos de la Luz que se santiguan con migajas babilónicas.
Dueños del miedo. Encarcelados en cuentas alegres de los escasos dueños,
herederos del Becerro de Oro.
Se consuma
la Conquista española al caer prisionero nuestro Señor Águila que Cae y con él
la Gran Tenochtitlan el día "1 coatl" del año "3 calli" del
mes Xocotlhuetzi, correspondiente al 13 de agosto de 1521 en el calendario
gregoriano. Y en 1524 Hernán Cortés persigue a uno de sus principales
capitanes, Cristóbal de Olid, y con su ejército y aliados tlaxacaltecas desde
el 18 de septiembre de 1519, los esclavizados aztecas regresan a Komitl-tan.
La conquista
española de Komitl-tlan la realiza en enero de 1528 Pedro de Portocarrero, enviado por el conquistador de
Centroamérica, Pedro de Alvarado y Contreras. Sin embargo, será el 29 de julio
de 1556 cuando el misionero dominico Diego Tinoco, con un grupo numeroso de
tojolabales, cambia de la Ciénega al lugar actual, a la población y castellaniza
el náhuatl Komitl-tlan al nombre Comitán, claro, le antecede el de un santo,
San Pablo.
En 1625 se
le cambia la denominación por la de Santo Domingo de Comitán, en honor a Santo
Domingo de Guzmán fundador el 22 de diciembre de 1216 de la Orden de los
Predicadores que se conocen con el nombre de Dominicos, pero el 29 de octubre
de 1813 las Cortes de Cádiz, España, le conceden el título de ciudad de Santa
María de Comitán.
Es aquí,
cuando el 28 de agosto de 1821, Comitán proclama su independencia tanto de la
Capitanía General de Guatemala como de España que después sumaría a todo el
Estado de Chiapas y finalmente, el 3 de septiembre de 1915, se le agrega el
apellido Domínguez, en memoria del liberal comiteco Belisario Domínguez
Palencia, asesinado el 7 de octubre de 1913 por instrucciones del etílico
jalisciense José Victoriano Huerta Márquez.
Con la
publicación en las 15 librerías del mundo de Amazon, de Los Herederos, siete
cuentos desde Balún Canán y más… su amigo Mario Luis, servidor de ustedes se
suma a la conmemoración de la efeméride de la fundación oficial de Comitán, el
29 de julio de 1556, y ver la dramática contaminación de las más de 52 Lagunas
de Montebello, escribimos en el cuento El sobreviviente:
“…arrancó a
los grandes árboles orgullo de 500 años de una Selva Lacandona reducida al
millón de hectáreas, la mitad de lo que alguna vez fue y jamás volverá a ser”.
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