viernes, 17 de julio de 2015

Vigencia de Juárez

Arcano Político


* Los adoradores del Becerro de Oro intentan reducirlo a una efeméride

Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ

Tuxtla Gutiérrez, 17 de jul.- “Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por la prolongada y dolorosa experiencia de las comunidades de la guerra, cooperaremos en el bienestar y la prosperidad de la nación”, señala el futuro este 2015 desde su Manifiesto del 15 de julio de 1867 Benito Pablo Juárez García al derrotar al Segundo Imperio.

La máxima que retomamos en la página 35 de nuestro ensayo Vigencia de Juárez, publicado en 2006 en el Bicentenario de su Nacimiento. Nos muestra la visión de un estadista sobre un país que no acaba de cerrar sus heridas milenarias causadas por la traición de los neoconservadores, genuflexivos lacayos al servicio del poder de la Sotana.

A 143 años de su partida al astral, los adoradores del Becerro de Oro ilusamente creen reducido a una efeméride al Patricio de las América. Víctimas de su insaciable ambición conyugal y familiar a nivel nacional, maternal entre los chiapanecos, olvidan la sentencia del insigne zapoteca: “Los hombres no son nada, los principios lo son todo”.

¡Y es qué son tan distintos los que hoy se sienten hombres ante la historia de los hombres y mujeres que ayer nos dieron Patria! En la página 15 de nuestro ensayo Vigencia de Juárez recordamos la observación del neoleonés Rubén Zarazúa Rucha: “nació y creció en una región donde la miseria enerva los sentidos y la ignorancia limita la inteligencia”.

Se fortaleció en esa cuna humilde, el espíritu que le llevó a encarnar el deber en su vida de profunda vocación de servicio, más allá de los límites si consideramos que al partir al astral se le adeudaban 18 mil pesos de sueldos correspondientes a su última gestión del 12 de octubre de 1867 al 18 de julio de 1872. ¡Servir 65 meses sin cobrar sus emolumentos!

¡Triste diferencia con nuestro dramático presente! Una esposa ostenta cínicamente una residencia de 7 millones de dólares, una mamá chiapaneca despreocupada por las licitaciones de desayunos escolares en vacaciones y su hijo inaugurando aeropuertos con 20 años de operaciones mientras disfruta sus sueños verdes de que será presidente en 2018.

Juárez sufrió la traición, de conservadores y clérigos que enviaron al Castillo de Miramar a Juan Nepomuceno Almonte a ofrecer el 3 de octubre de 1863 la corona al archiduque y, después, los masones sumisos de Valle de México: Ofrecen su cofradía al austriaco Maximiliano de Habsburgo. Don Benito defendió y restauró a la República en 1867.

En el capítulo XVI de nuestra novela Nahual del Sexto Sol, referimos que en la elección de su sucesor, el general michoacano Lázaro Cárdenas del Río, “deja en la orilla de la sucesión presidencial a su amigo, paisano y masón Francisco José Múgica Velázquez y se inclina por su antiguo y fiel lugarteniente, el poblano Manuel Ávila Camacho”.

Añadimos en la novela: “recordemos que Ávila Camacho era muy cercano al español Manuel Suárez y Suárez que adquirió en 1943 la nacionalidad mexicana y seis años después, el 18 de febrero de 1949, con su paisano arquitecto Pedro Casciaro, funda el primer Centro del Opus Dei en México”.

Hay más en la misma novela: “al asumir la gubernatura sustituta del Estado de México, el internacionalista Isidro Fabela Alfaro, en donde incluyó en su gabinete a Silvano Sánchez Colín cuya hermana, Ofelia es abuela materna de Enrique Peña Nieto, nacido en la colonia Condesa de la Ciudad de México y que asistió al Vaticano, como gobernador mexiquense el 15 de octubre del 2006, a la canonización de su familiar directo, Rafael Guízar y Valencia”.

No es casual, entonces, que Federico Valentín Andrade Flores, presidente de la Asociación Historiográfica de Coatzacoalcos, A.C., observe que “en el México de hoy, los enemigos de la Paz, de la Armonía y de la Fraternidad, tienen otros nombres: violencia  inseguridad,  narcotráfico, delincuencia organizada, corrupción y pobreza”.

Y añade: “Los gobernantes, que deberían de ser los primeros en defender a los ciudadanos, hacen mutis, prefieren ignorar una realidad inocultable y evidente en todas partes, ya sea por el temor a perder la vida propia, temor legítimo pero no aceptable, o por tener una relación vinculante con aquellos que desgarran día a día el tejido social en nuestro país”.


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