jueves, 19 de agosto de 2021

Los reconstructores, Cuento

Arcano literario


Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ

Quiero dormir el sueño de las manzanas
alejarme del tumulto de los cementerios
Federico García Lorca
85 Aniversario Luctuoso

-…se desmorona, manito! ¡Se cae a pedazos! Destruyen el hermoso jardín de nuestra Patria. ¡Lo arrasa esa tlaconetiza mediática de la maquinaria hitleriana propagandista! Babosean los zapatos del hijo del indocumentado español investido de falso profeta, para construir su culto a la personalidad. Lo invisten de monarca y lo convierten en dueño de los ciudadanos y su patrimonio. ¡Así, ambiciona imponer la creación de mártires con la democracia del hambre, la miseria y la muerte en donde la mentira, la calumnia y la difamación inquisitorial se hacen forma de gobierno!

El momento en que aspira profundamente, lo aprovecha el interlocutor para señalar:

-¡Tranquilízate, mano! ¡Ya, cálmate! Mira, vamos por partes, como dicen que dijo el londinense Jack el Destripador. La queja plañidera en nada ayuda, de nada sirve. ¡Te puedes enfermar! Y mientras el que causa esa angustia, ¡tan feliz en su latrocinio! Lo peor es que conseguiría su objetivo: ¡Qué te mueras! Para ese hombrecillo, no hay mejor crítico o adversario, que el crítico y adversario muerto. Y no se le puede dar ese gusto anticipado. Veamos, después, ¿está en tu mano solucionarlo? ¿Qué puedes hacer para quitarlo del cargo? ¡Nada! Es cierto. ¡Pero se puede hacer personal, individual!

-¿Individual? ¡Lo miro como algo egoísta! Cómo algo que se excluye de la colectividad…

-Una observación apegada a la irrealidad creada por los mismos manipuladores que viven y disfrutan de los bienes y trabajo que usurpan de los que han sido encerrados en la profunda oquedad de sus miedos.

Se dirige al librero en la pared Norte de la Sala y toma una piedra ovoide de unos quince centímetros y dos más semi redondas, una de cinco centímetros y otra de dos. La grande la acomoda entre los dedos de la mano derecha y las pequeñas en la izquierda, y se las muestra para interrogar:

-¿Qué ves? Y escucha:

-Un gato pintado en la grande, una cara de un aborigen en la mediana y una especie de candado en la pequeña. ¿Y eso que tiene que ver con lo que te estoy planteando?

-¡Calmado! Usted no diga frio hasta no ver los pingüinos. –Y mueve oscilatoriamente la piedra mayor- Mira, tú ves un simple gato pintado. En realidad es la esencia de un gato encerrado herméticamente en el mineral, sin que se logre reducir esa energía que proyecta en la caraca digna y con ojos de mirada firme. ¡Es el símbolo del contenedor mediático en que nos encerraron, exacerbando nuestros miedos que nos paralizan para despojarnos de nuestra identidad humana y reducirnos a objeto-cosa!

Toma aire y prosigue:

-Así como la piedra mediana, ¡somos muertos en vida!, al darles el poder de someternos. Siempre cansados, irritados, arrojados al precipicio de la infelicidad, incapaces de repetir a nuestra pareja, esa famosa frase de Ilsa Lund… en… eso es, en esa película de 1943, Casablanca que tengo allí, en DVD: “El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos” y ¡romper con esa inercia que nos conduce al matadero! En cualquier parte del país, amontonan los cuerpos en fosas comunes, sin siquiera amortajarlos con pétalos, como esos pétalos secos de aquel jarrón.

-¿Qué me propones?

-Algo sencillo: Nadie puede dar lo que no tiene. Y el amor, la libertad, la fraternidad, están dentro de uno mismo, en nuestra mente. Y esta pausa aterradora de la pandemia apocalíptica mundial, nos permite a nivel nación, a nivel personal, escarbar en el camino oculto de nuestro interior, para romper cada una de las máscaras que ocultan todos y cada uno de nuestros miedos y, ¡sí! Encontrarnos en esa triada grandiosa del Hijo del Hombre que enfrentó y superó la caída de Constantinopla el 29 de mayo de 1453 y el desmoronamiento del imperio romano, la derrota de México-Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521, las dos grandes guerras mundiales. Renace la estirpe humana de sus cenizas. Y estamos condenados a renacer, reconstruirnos pedazo a pedazo de la miseria del ambicioso y avaricioso aspirante a dictador. ¡Al encontrarnos a nosotros mismos nos preparamos para resistir y empezar a organizar la resistencia colectiva al ignorante arrogante y su tlaconetiza de maquinaria hitleriana propagandista!

Y se dieron un fuerte abrazo tarareando esa canción interpretada por el pianista Pianista Sam. Wilson, “Las cosas fundamentales se aplican/ A medida que pasa el tiempo” que reanima la conciencia de que uno puede mover al mundo, dos pueden transformarlo y tres pueden reconstruir la estirpe humana.

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