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Fracasó.
El Rey Felipe VI de España, se negó a pedirle perdón a él, el autoproclamado “pueblo”
de México. Iracundo, su “Juanita” revivió la disputa iniciada en una carta que
le envío su titiritero el 1 de marzo de 2019 al Jefe de Estado español. Solicitó
“un reconocimiento formal por parte del Estado español de los agravios
cometidos durante la conquista” de 1519 a 1521.
El
asunto causó hilaridad por el tiempo transcurrido de 500 años, sin descontar
que en rigor histórico, fue el Reino de Castilla el que inició la Conquista de
los Meshicas o Aztecas, el imperio dominante de lo que hoy es el Norte de
México a Nicaragua.
Aunque
el 19 de octubre de 1469 se casan clandestinamente en el Palacio de los Vivero
de Valladolid Isabel de Castilla y Fernando de Aragón para unir las dos coronas
de Castilla y Aragón, nace una especie de Federación que mantiene la autonomía
de los dos reinos en medio de los otros reinos en la Península Ibérica.
De hecho,
España nace oficialmente con la abdicación en Bruselas de Carlos I de España en
favor de Felipe II el 24 de febrero de 1556 en el que se desgaja del Sacro
Imperio Romano. La Conquista de los aztecas inicia en 1519 y termina
oficialmente en 1521, es decir, ¡35 años después!
En
tanto, 268 después, el concepto de México nace como Estados Unidos Mexicanos,
al proclamar su independencia de España el 28 de septiembre de 1821, aunque
jurídicamente es el 4 de octubre de 1824 al entrar en vigor su Constitución que
ordena, en el Artículo 4.- “La nación mexicana adopta para su gobierno la forma
de republica representativa popular federal”.
Es difícil
pensar que sea una Nación, ya que en la Fracción I del Artículo 38 se menciona
al “presidente de la federación” y por si existe duda, véase el Artículo 74 en
que manda: “Se deposita el supremo poder ejecutivo de la federación, en un solo
individuo, que se denominará presidente de los Estados Unidos Mexicanos”.
Sin embargo, desliza la amenaza de “no proceder legalmente” por los daños causados en la conquista, en la página 3 de la carta del que se siente emperadorcito acostumbrado al “cobro de piso” que le redituó, por ejemplo, 95 millones de pesos para levantas las casas de campaña vacías en Paseo de la Reforma después de 48 días de colapsar la Ciudad de México por supuesto fraude electoral.
En la
página 4 le ordena al Rey Felipe VI, en figura semántica de “sugerencia”, que “trabaje
a la brevedad, y en forma bilateral, en una hoja de ruta, para lograr el
objetivo de realizar en 2021 una ceremonia conjunta al más alto nivel; que el
Reino de España exprese de manera pública y oficial el reconocimiento de los
agravios causados”.
El
señor Andrés de parte de los aztecas, Manuel de parte de los Mayas, López por
parte del manchego Diego López Pacheco Cabrera y Bobadilla, el que trajo el
apellido de los 4 y medio millones de López (al 15 de noviembre de 2021) y
Obrador por José, su abuelo nacido Ampuero, municipio de Cantabria, España, de
donde huye y llega en 1917 a Tabasco como indocumentado con Úrsula, su mujer
asturiana.
Sin embargo, el “reivindicador” de los indígenas masacrados, explotados y robados por los conquistadores, la mayoría, originarios del Reino de Castilla, oculta el salvaje despojo de las propiedades de los indígenas residentes en Campeche, Chiapas, Quintana Roo y Yucatán, para la construcción de la falsa obra faraónica llamada Tren Maya, con más de 7 millones de árboles de maderas ricas con destino incierto, la devastación de cenotes y otros.
En
Sonora se persigue y criminaliza la protesta indígena a la construcción de un
tren fantasma que inició desde el 2020 el gobernador Alfonso Durazo Montaño y
que ahora dicen, es del proyecto ferroviario de la Encargada de Despachó en
Palacio Nacional. En Chiapas se habla de autopistas gestionadas ante la “Juanita”
por el Electo OERA y que tienen presupuesto desde enero del 2024 ¡9 meses antes
de que reciba la banda presidencial sin mando!
Un
rosario que abarca todos los Estados que despojo a las comunidades indígenas
que fueron amparados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación que, al
desaparecerla, dejará en la indefensión a los mexicanos y aumentará la
población carcelaria y enriquecerá a los industriales de la muerte en
funerarias.
Aunque,
en honor a la verdad histórica, tampoco es obra creativa del “oreja” de Gobernación
durante 14 años en que se encubrió como estudiante de Ciencias Política de la
UNAM, ya que el antecedente “inmediato” se ubica en el general sonorense Álvaro
Obregón, con la “Guerra del Yaqui” que, si bien inició en 1870, alcanzó su clímax
con la presidencia del Manco de Celaya, que le permitió apropiarse de casi todo
el Estado.
Por
ello, no es casualidad sino causalidad el “agravio” de la sucesora del bastón
de mando sin mando, en “invitar” a su toma de posesión al a su unción el 1 de
octubre a Pedro Sánchez Pérez-Castejón, presidente del Gobierno de España, lo
que les ofende por intervenir en asuntos internos de España, ya que en el
Artículo 56, Título II de su Constitución, ordena:
"El
Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera
el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta
representación del Estado español en las relaciones internacionales,
especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las
funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes".
Los
obradoristas se amparan en el artículo 12 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, que establece que en el país no se pueden conceder
títulos de nobleza, honores hereditarios ni prerrogativas, ni se les dará
efecto a los que se otorguen desde otro país.
Una
mala interpretación si se considera que el título de Rey se lo dio España con
la Facultad de Jefe de Estado, por lo que es difícil interpretar que se le concederá
el título y si se ajusta apretadamente la percepción, debe considerarse que el “Jefe
de Estado”, conforme a su Constitución de su forma de gobierno como monarquía
parlamentaria.
Lo
contrario, es “intervenir” en los asuntos internos de otro país, como
acostumbra hacer el emperadorcito y su canciller, la bióloga de 72 años, Alicia
Isabel Adriana Bárcena Ibarra, que se le recuerda como subsecretaría de Manuel
Camacho Solís, recomendar a los habitantes de la Ciudad de México, dejar de
respirar para evitar la contaminación que mató a los pajaritos de Coyoacán en
1985.
Y, si nos
dejan, hasta la próxima.
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