Arcano Literario
Arcano Radio
…qué se oye? Parece que alguien llora. ¿Por dónde viene el
sonido? ¡Ah! Allí está. Detrás de la cómoda. Sentada en el piso, acurrucada, con
las rodillas pegadas a los hombros. Esconde la cabeza y el cabello lacio,
largo, parece sucio. Al igual que las raídas telas que apenas cubre su delgado cuerpo
de niña, que tiembla como si tuviese mucho frio, al ritmo de su llanto.
Al sentir que me
acerco, aprieta muy fuerte el ovillo físico en que se trata de alejarse
del entorno. ¡Tanto dolor en ese pequeño templo sagrado en que se desarrolla un
Ser de Luz! ¿Qué lo causó? Cada suspiro lastima al aire. Penetra mis oídos y el
cerebro decodifica el sentimiento solidario de sumarme, de producir mis
lágrimas que le acompañen, nos acompañen.
Todo sentimiento humano se contagia. Lo mismo la risa que el
llanto. A menos que sea deshumanizado como… sí aquel agente de la policía de
contraespionaje que al recibir un golpe soltaba la carcajada y pedía más
agresiones físicas para ¡ser feliz! Una felicidad que seguramente causó mucha
infelicidad en las personas que detuvo y condujo a esas mazmorras del edificio terrífico,
por los gritos de las torturas a las que eran sometidos y él, tan contento.
Personas al servicio de los hombres y mujer del poder,
sostenidos por el terror sembrado en la represión de los que exigen el culto a
su personalidad ignorante y arrogante de la asustada masa social,
mecanizada en una obediencia ciega de los endiosados por si mismos con el
autoengaño de su infalibilidad, ¡tan ficticia! Tan ajena a la realidad.
Nadie puede escapar a la condición humana y su característica
de caer en el error como la oportunidad de aprender y corregir en la escuela
del eterno aprendiz que es, ni más ni menos, la vida misma. ¡Sentir el placer
del fracaso porque nos permitirá saborear a plenitud el éxito!
Bueno, dejemos de lado esas disquisiciones porque, lo
importante en este momento es atender a este frágil ser humano que me grita:
- ¡Tuviste la culpa de que se fuera mi mamá! Y Me dejara
solita, en esta esquina de mi orfandad, porque así me siento, ¡huérfana! Me
hace mucha falta.
Le acaricio la cabeza con la determinación de buscar a la
mujer que me hizo enojar porque… ¿por qué? No lo recuerdo. Por lo tanto, debió
ser una nimiedad que magnifiqué y me hizo olvidar que yo la elegí a ella, por
ser un excelente ser humano. Y con el sabor de las lágrimas de la pequeña
dolorosa, recapacito en acciones que afectan a los seres queridos. ¡Perdóname
hija!
Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas, México, 5 de septiembre del 2024.
Hoy toca cuatro
palabras.
Asustada, Llanto,
Alejarse, Error.
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