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Mata el
populismo de izquierda en nombre de los pobres para enriquecer al dirigente.
Sin rubor, los vividores reciclan esas estrategias asesinas. Lo mismo el
compañero Luis Echeverría Álvarez que Andrés Manuel López Obrador. Confiados en
la impunidad de las débiles estructuras de justicia. Nadie se va sin pagar. Y
rumian su dolor en la soledad.
Recordamos
que a ñas 9:05 horas del 17 de septiembre de 1973, según la versión oficial que
repiten los escribas al servicio del sistema de gobierno, un comando de 6
elementos de la Liga Comunista 23 de septiembre, bajo el mando de Elías Orosco,
asesina a sus 81 años al Patriarca Don Eugenio Garza Sada, al resistirse al
secuestro en su Ford Galaxie negro detenido por el semáforo en la esquina de
Julián Villagrán y Luis Quintanar, colonia Bellavista, frente a una tienda de
abarrotes.
La
narrativa oficial señala que dos jóvenes descendieron de una camioneta Falcon
que interceptó el auto del líder cervecero, acero y del vidrio, quien sacó una
vieja pistola para defenderse y desató la balacera con los integrantes
guerrilleros y fue abatido.
Sin
embargo, la ex integrante de la familia Garza Sada y escritora Irma Salinas
Rocha, en su libro “La Cosa Nostra”, denuncia que fue desparecida una niña que
barría la banqueta de la tienda de abarrotes y que atestiguo que el auto sí fue
interceptado, pero no por los comunistas sino ¡por miembros del ejército!
Una versión
que confirmó a este escritor y periodista, uno de los guerrilleros encarcelados
en 1970 en el Penal del Topo Chico, y que pidió el anonimato por miedo a ser
asesinado. “Cuando nosotros intentamos secuestrarlo, ¡ya estaba muerto! E inmediatamente
nos rodearon los soldados, nos detuvieron, llevaron a un lugar desconocido en
donde nos torturaron y nos dieron a firmar una confesión que ellos habían
preparado”.
La increíble
versión del guerrillero que coincide años después con el libro de Salinas Rocha
y que fuerzas militares destruyeron en la imprenta, aunque sobrevivieron dos
sin acabado, tiene su razón de ser en la infiltración del grupo guerrillero por
agentes de la Dirección Federal de Seguridad, por lo que cualquier plan lo
tenía la seguridad del gobierno.
Puede
encontrarse la motivación de la ejecución en la negativa del Patriarca
regiomontano a “rematar”, es decir, vender a precio ridículo, la empresa
Hojalata y Lámina y para doblarlo, se crearon huelgas de trabajadores afiliados
al Frente Auténtico del Trabajo, apoyadas por las autoridades laborales.
Echeverría
Álvarez logró el efecto bumerang. Al sepelio acudieron más de 50 mil personas y
uno fue expulsado al grito de “¡asesino!”, Don Luis, como le gustaba que le llamarán
al “compañero presidente” con su sueño de liderar al Sur. “Si el gobierno
quiere meterse a empresarios los empresarios nos meteremos a la política”, se
dijeron.
La nota
que escribí en 1979 sobre el asunto, no lo quiso publicar Julio Scherer García,
que en ese momento, procesaba una compilación de artículos, coordinados por
Carlos Monsiváis, en donde difaman la figura del principal dirigente de la Liga
Comunista 23 de Septiembre, David Jiménez Sarmiento, para satanizarlo como
asesino y violador.
Para
las escuelas místicas, se cumple la Ley del Karma el 28 de agosto de 1974:
Secuestra un comando de las FRAP, al suegro presidencial, José Guadalupe Zuno
Hernández de 83 años, muy conocido entonces por haber sido gobernador de
Jalisco de 1923 a 1926, por fundar la "U de G" en 1925 que después
crearía al violento Grupo de los Tecos de ultraderecha.
El
sueño “socializante” del que se apoderó de la Cadena García Valseca, y del que
se confabuló con el General Luis Gutiérrez Oropeza, al frente del Estado Mayor
Presidencial, para emboscar al Batallón Olimpia en la Plaza de las Tres
Culturas en Tlatelolco ese 2 de octubre de 1968, parecería concretarlo el discípulo
en su granja de políticos: Andrés Manuel López Obrador.
Lo ha
superado. En la presidencia echeverrista había inseguridad por las guerrillas
producto de la masacre de Tlatelolco, aunque controlada por la Dirección
Federal de Seguridad, y con el obradorato se encubrió al narcotráfico que amulá
al fin de su (des)gobierno, más de 50 mil sicarios dedicados al narcotráfico,
tráfico de armas y de blancas, extorsiones llamadas “derecho de piso”.
Se
llega al colmo de que el general Jesús Leana Ojeda, comandante de la Tercera
Región Militar en Sinaloa, a la creciente violencia atribuida a la venganza de
los miembros del MZ contra Los Chapitos, por suponer que entregaron a Ismael
Mario “El Mayo” Zambada García, aseguró que devolver la seguridad en Sinaloa no
está en manos de las Fuerzas Armadas, sino de los grupos criminales que
mantienen el conflicto en la región.
Y su
patrón, el que se supone general de cinco estrellas que dice que se va, llama a
Los Chapitos a tener un mínimo de responsabilidad. Y es que ya no puede
acusarlos con su abuela, María Consuelo Loera Pérez, a la que visitó en seis
ocasiones en Baradiguato, antes de su muerte el 10 de diciembre del 2023.
Lo
peor, es que la Primera Ministra del Emperador, dice que ¡profundizará la 4T!
Y, si
nos dejan, hasta la próxima.
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