lunes, 16 de septiembre de 2024

Vividores asesinos ©

Arcano Político


Mario Luis Altuzar Suárez
Arcano Radio

Mata el populismo de izquierda en nombre de los pobres para enriquecer al dirigente. Sin rubor, los vividores reciclan esas estrategias asesinas. Lo mismo el compañero Luis Echeverría Álvarez que Andrés Manuel López Obrador. Confiados en la impunidad de las débiles estructuras de justicia. Nadie se va sin pagar. Y rumian su dolor en la soledad.

Recordamos que a ñas 9:05 horas del 17 de septiembre de 1973, según la versión oficial que repiten los escribas al servicio del sistema de gobierno, un comando de 6 elementos de la Liga Comunista 23 de septiembre, bajo el mando de Elías Orosco, asesina a sus 81 años al Patriarca Don Eugenio Garza Sada, al resistirse al secuestro en su Ford Galaxie negro detenido por el semáforo en la esquina de Julián Villagrán y Luis Quintanar, colonia Bellavista, frente a una tienda de abarrotes.

La narrativa oficial señala que dos jóvenes descendieron de una camioneta Falcon que interceptó el auto del líder cervecero, acero y del vidrio, quien sacó una vieja pistola para defenderse y desató la balacera con los integrantes guerrilleros y fue abatido.

Sin embargo, la ex integrante de la familia Garza Sada y escritora Irma Salinas Rocha, en su libro “La Cosa Nostra”, denuncia que fue desparecida una niña que barría la banqueta de la tienda de abarrotes y que atestiguo que el auto sí fue interceptado, pero no por los comunistas sino ¡por miembros del ejército!

Una versión que confirmó a este escritor y periodista, uno de los guerrilleros encarcelados en 1970 en el Penal del Topo Chico, y que pidió el anonimato por miedo a ser asesinado. “Cuando nosotros intentamos secuestrarlo, ¡ya estaba muerto! E inmediatamente nos rodearon los soldados, nos detuvieron, llevaron a un lugar desconocido en donde nos torturaron y nos dieron a firmar una confesión que ellos habían preparado”.

La increíble versión del guerrillero que coincide años después con el libro de Salinas Rocha y que fuerzas militares destruyeron en la imprenta, aunque sobrevivieron dos sin acabado, tiene su razón de ser en la infiltración del grupo guerrillero por agentes de la Dirección Federal de Seguridad, por lo que cualquier plan lo tenía la seguridad del gobierno.

Puede encontrarse la motivación de la ejecución en la negativa del Patriarca regiomontano a “rematar”, es decir, vender a precio ridículo, la empresa Hojalata y Lámina y para doblarlo, se crearon huelgas de trabajadores afiliados al Frente Auténtico del Trabajo, apoyadas por las autoridades laborales.

Echeverría Álvarez logró el efecto bumerang. Al sepelio acudieron más de 50 mil personas y uno fue expulsado al grito de “¡asesino!”, Don Luis, como le gustaba que le llamarán al “compañero presidente” con su sueño de liderar al Sur. “Si el gobierno quiere meterse a empresarios los empresarios nos meteremos a la política”, se dijeron.

La nota que escribí en 1979 sobre el asunto, no lo quiso publicar Julio Scherer García, que en ese momento, procesaba una compilación de artículos, coordinados por Carlos Monsiváis, en donde difaman la figura del principal dirigente de la Liga Comunista 23 de Septiembre, David Jiménez Sarmiento, para satanizarlo como asesino y violador.

Para las escuelas místicas, se cumple la Ley del Karma el 28 de agosto de 1974: Secuestra un comando de las FRAP, al suegro presidencial, José Guadalupe Zuno Hernández de 83 años, muy conocido entonces por haber sido gobernador de Jalisco de 1923 a 1926, por fundar la "U de G" en 1925 que después crearía al violento Grupo de los Tecos de ultraderecha.

El sueño “socializante” del que se apoderó de la Cadena García Valseca, y del que se confabuló con el General Luis Gutiérrez Oropeza, al frente del Estado Mayor Presidencial, para emboscar al Batallón Olimpia en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco ese 2 de octubre de 1968, parecería concretarlo el discípulo en su granja de políticos: Andrés Manuel López Obrador.

Lo ha superado. En la presidencia echeverrista había inseguridad por las guerrillas producto de la masacre de Tlatelolco, aunque controlada por la Dirección Federal de Seguridad, y con el obradorato se encubrió al narcotráfico que amulá al fin de su (des)gobierno, más de 50 mil sicarios dedicados al narcotráfico, tráfico de armas y de blancas, extorsiones llamadas “derecho de piso”.

Se llega al colmo de que el general Jesús Leana Ojeda, comandante de la Tercera Región Militar en Sinaloa, a la creciente violencia atribuida a la venganza de los miembros del MZ contra Los Chapitos, por suponer que entregaron a Ismael Mario “El Mayo” Zambada García, aseguró que devolver la seguridad en Sinaloa no está en manos de las Fuerzas Armadas, sino de los grupos criminales que mantienen el conflicto en la región.

Y su patrón, el que se supone general de cinco estrellas que dice que se va, llama a Los Chapitos a tener un mínimo de responsabilidad. Y es que ya no puede acusarlos con su abuela, María Consuelo Loera Pérez, a la que visitó en seis ocasiones en Baradiguato, antes de su muerte el 10 de diciembre del 2023.

Lo peor, es que la Primera Ministra del Emperador, dice que ¡profundizará la 4T!

Y, si nos dejan, hasta la próxima.

mariolaltuzar@gmail.com

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