jueves, 24 de octubre de 2024

Arcada ©, Cuento

Arcano Literario


Mario Luis Altuzar Suárez

“…si me ha salido al revés, no es culpa mía,
sino de los malos que me persiguen…”
Capítulo XXVI, Don Quijote de la Mancha
Miguel de Cervantes Saavedra
(29 de sep 1547, Alcalá de Henares - 22 de abril de 1616, Madrid)

…ooohhh!”, grito de asombro del multitudinario infantil cuando San Jorge clava su lanza en el corazón del dragón. Los ojos querían salir de sus cuencas. Las bocas redondas, grandes, aspiran y exhalan el aire en forma agitada. Las manos desnudas muestran el efecto de los 13 grados vespertinos de un día otoñal en 1963, que, definitivamente, ni se siente en este apartado lugar del mundo en que se concentran el calor y la agitación de cerca de cien niños y niñas de entre 5 y 12 años de edad, en el teatro itinerante en el Parque de Montsouris, en las Tullerias, en la capital del amor, ¡sí, en París, epicentro de Francia!

El selecto auditorio del teatro de marionetas se reunió por la necesidad de los padres de separarse unas horas de los hijos, dejarlos en un lugar seguro, para estar tranquilos y disfrutar sus emociones ese 6 de octubre, en la 57ª edición de la clásica ciclista París-Tours con 130 ciclistas en 13 equipos registrados. Una lección de amor a mis escasos 7 años en la maravillosa época cine en blanco y negro y el juego de canicas con el contacto directo de la tierra: Hay ocasiones en que estorba lo que más se ama, pero, no por ello, se deshace uno del preciado ser, sino que se crean espacios y tiempo breves de cada uno para potencializar el amoroso reencuentro con nuevos elementos de identificación.

¡Ah! Qué tiempos aquellos. Sin saberlo, los asombrados niños en esta representación de la Leyenda de Jorge, un soldado de Capadocia al servicio del emperador romano Diocleciano que abatió a un inmenso dragón y liberó de su yugo a una ciudad o a todo un reino, y fue sacrificado por defender su religión cristiana, éramos los protagonistas en el esfuerzo de sobrevivir desde la Unión Internacional de la Marioneta, creada en 1961 y que se renovó diez años más tarde en el Centro Nacional de Marionetas. Se enfrentaba a la época de la pérdida de la inocencia esta manifestación artística que puede perderse en la oscuridad del tiempo, ya que el cubano Freddy Artiles, menciona un grabado de dos personas maniobrando con hilos a un muñeco Códice Hortus Deliciarum en 1150.

De momento, estábamos allí los selectos espectadores de los titiriteros, herederos en Francia de Jean Brioche, el seudónimo de Jean Datelin que ejerció en París, en el sigo XVII, a los pies del Pont Neuf (Puente nuevo), el más antiguo para atravesar el Sena por la punta occidental de Île de la Cité (Isla de la Cité) en el corazón parisino. Y en el Tercer Milenio, veo como atravesamos de la convivencia con las historias capturadas por el fotoperiodista alemán-estadounidense Alfred Eisenstaedt, al otro lado ignoto de la tecnología digital y su inteligencia artificial.

Ojalá y no por amor, nos deje lo tecnológico al otro lado del espacio tridimensional y al tratar de reencontrarnos, se pierda en la frialdad deshumanizada del olvido de lo que somos, de los que fuimos y ¿volveremos a ser? ¡Cómo extraño el tiempo en que nos divertíamos con las marionetas sin que nos convirtieran en los títeres del divertimento!

Tuxtla Gutiérrez, Capital de Chiapas, 24 de octubre del 2024

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