Arcano Literario
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…cayendo el muerto y soltando el llanto, escucho en un
tono de voz enérgico y le pregunto qué es lo significa y creo que eso me hirió
más, la burla a mi desconocimiento con esa carcajada taladrante de mis
tímpanos. Entre balbuceos me mira con lágrimas en los ojos, causadas por la
hilaridad con que me mira al balbucear: “Cuando entregas el reportaje se te
paga. ¡Es por nota! Como eres freelance, un trabajador independiente, careces
de contrato y por lo mismo, de un sueldo y prestaciones como atención médica,
vivienda, entre otros”.
Para recoger un poco de dignidad, comento: “Siempre se
aprende algo nuevo, por más insignificante que sea, por eso nuestra labor periodística
es encantadora
porque ya lo dice el británico Sir Richard Charles Nicholas Branson: Cada día
se aprende algo nuevo”.
Refuta mi argumento sobre los 365 días del año, bueno, 366
cuando son bisiestos, que implica el número de cosas para aprender diariamente
en que se puede sufrir el olvido a uno o más elementos que
creímos adquiridos. A si teoría que considero dadaísta, le opongo el razonamiento
de que la recepción cotidiana de experiencias y su repetición sistemática,
ejercitan la corteza cerebral y amén de enriquecer nuestro peculio intelectual,
¡se previene y retrasa el Alzheimer!
Le explico que responde a la dinámica del lenguaje con su
estructura de cien mil palabras en donde 19 mil son americanismos, con base en
la Real Academia de la Lengua, en donde los jóvenes usan poco menos de 200
palabras en su comunicación diaria, lo que explica la “muerte” de palabras si
consideramos el diccionario del archivo histórico de la misma institución, de
150 mil palabras, con la inclusión de palabras que hoy día están en desuso y ya
no se utilizan. Así el aprendizaje diario: Lo que no se usa se atrofia.
¡Y me lleno de alegría! ¿La razón, que logré el
objetivo de rescatar mi dignidad, aunque en honor a la verdad, el mantenerla
incólume, fracturada o pegada en pedazos, es la percepción del estado de ánimo
del momento que vivimos y, lo que inconscientemente hacemos ¡es proyectarlo al
entorno! ¿Y si recuperamos la Enseñanza de Hermes Trismegisto? ¡Aceptar que
somos la causa y no el efecto de nuestra cotidianeidad! Responsabilizándonos
únicamente de lo que nos corresponde en el punto medio del equilibrio y cantar:
¡Qué alegría tan encantadora en el olvido del llanto!
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 3 de octubre del 2024.
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