Arcano Literario
Arcano RadioEn memoria a Benito Pérez Galdós
...será? ¡Es imposible!", se dice hacia sus adentros al detener abruptamente sus pasos. Y hacer los ojos chiquitos, casi de japonés, y escanear la visión. Y es que Pepita está paseando en la calle Triana mirando los escaparates y lo vio con paso lerdo, dirigirse al Café Regina Triana, un centro de reunión de bohemios pudientes. Su nombre lo adoptó del lugar en que se ubica: Calle Triana, 43, orgullo de Las Palmas de Gran Canaria.
Se acerca lentamente a las puertas con grandes cristales. Intenta ser discreta al asomarse para buscar esa figura que le dio vuelco al corazón y en la vorágine compulsiva de los recuerdos, se aceleró el fluido sanguíneo, desubicando el espacio y el tiempo.. Alcanza a verlo sentado en una mesa en que comparten cuatro hombres y tres mujeres. Centra su visión y... ¡esos bigotes entrecanos y abultados, pero sobre todo, bien cuidados! Enmarcan unos ojos medianos, que proyectan tristeza. Su corte de casquete corto, muy cercano al militar, de cabello que denota grandes entradas. El pulcro traje de dos piezas, gris Oxford, resalta la elegancia masculina de 69 años.
Para cualquier observador, se pensaría que es un hombre pudiente, sin imaginar que en realidad, vive en la pobreza alli, en el cuarto de hotel madrileño de uno de sus sobrinos, en completa soledad y sin resolver la paradoja de que al vender más libros menos dinero tiene y concluía: "Voy a ser el único editor que se haya arruinado a fuerza de vender muchas ediciones".
Se pregunta: "¿Cuándo regresó?" Recuerda que desde su adolescencia, su característica era, mal de escritor, muy enamoradizo. Al grado que su madre lo envió a los 19 años a Madrid, sin saber que se convertiría en un solterón empedernido, "tal vez, ¡qué tal vez ni qué nada!, seguramente, por haber dejado ese amor secreto en Las Palmas de Gran Canaria, y que nadie conoció".
Sin perder de vista el objetivo principal, la mujer observa a los transeúntes con bolsas de cosas nuevas que adquirieron en los comercios al lado de la calle peatonal de 12 metros de ancho y unos 650 metros de largo, del Parque de San Telmo en el Norte al Barranco Guiniguada en el Sur. ¡Tantas historias en el baúl de los recuerdos de seis siglos!
Aspira profundamente para tirar el miedo y llenarse de valor. "¡Salgamos de dudas!", se dice al momento de abrir una de las dos hojas de la puerta. ¡¡Toc, toc, toc! Resuenan los tacones de cinco centímetros, un sonido casi castrense. Llega a la mesa e interrumpe a los sorprendidos comensales con su pregunta: "¿Cuándo regresaste Benito?" El interpelado supera el desconcierto momentáneo, con una generosa sonrisa: "¿Perdón? ¿Regresar de dónde?" Y escucha a la nerviosa muer: "¡De Madrid, a donde te envió a estudiar tu mamá! Fue la última posibilidad de corregir ese amor a tu prima María Josefa Washington Galdós Tate, conocida por Sisita".
"¡Ja ja ja ja ja!" El hombre suelta una carcajada y expresa: "¡No! Yo no soy el que usted se imagina". La mujer sacude la cabeza con la interrogante: "¿No? ¿Y quien es si no es él?" Los comensales alrededor sonríen y esperan la explicación: "Mire, yo soy hijo de María..." Le interrumpe: ¿Quién es la María que mencionas?" Le responde: "¡Ah! Es una bella historia. Es hija de una hermosa asturiana, bautizada como Lorenza Cobián González, y que amó mucho a mi abuelo, aunque no fue del todo correspondida ya que él, parecía pertenecer a una desconocida que buscaba en cada bohemiada, en sus insomnios, en cada mujer que conocía, sin importarle que le dijeran que era mujeriego. Una historia que conocí en mis primeros años y me trajeron, hace ya buen tiempo, a estas maravillosas tierras, a buscar parte de mi origen, a ese amor adolescente de mi abuelo, que de no haber existido, pues... ¡tampoco existiría yo!"
Se disculpa y sale la fémina a paso lento del lugar con el pensamiento revolucionado: "Pero es igualito a Benito. ¡Claro que era imposible que fuese él! A menos que fuera un viajero en el tiempo. ¿Te imaginas? ¡Qué regrese desde ese 4 de enero de 1920! Triste, pobre y abandonado. ¡Avergonzó al Comité del Premio Nobel que prefirieron al polaco Gerhart Hauptmann, por esos caprichos geoestratégicos del galardón internacional".
Así, Pepita está paseando en la calle Triana mirando los escaparates y lo vio.. ¡reencarnado en el nieto de Benito Pérez Galdós, el Gran Canario!
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 8 de agosto del 2024.
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