Arcano Político
Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
Esperaba Andrés Manuel López Obrador el 24 de abril pasado “llegar
hasta el 70 por ciento de intención del voto”, con base, dijo, en que a las
encuestadoras privadas les costó tres meses aceptar una ventaja de 20 puntos
sobre su más cercano adversario. Los oráculos del Tercer Milenio, empero, son
falibles. Dicen lo que el patrón quiere escuchar.
Los oráculos griegos eran una respuesta de una deidad por
medio de sacerdotes, o de la Pitia o Pitonisa griega y romana, o la Sibila, o
incluso a través de interpretaciones de señales físicas (tintineo de
campanillas, por ejemplo). En el siglo de la supuesta ciencia, se renombran
como encuestadores por medio de analistas e intérpretes de los símbolos.
¿Por qué son falibles? Veamos:
El diccionario de uso común define a la encuesta como una
palabra que proviene del francés enquête, y este derivado del latín vulgar in-
'in-1' y quaerĕre 'indagar', 'preguntar', para definir: Conjunto de preguntas tipificadas
dirigidas a una muestra representativa de grupos sociales, para averiguar
estados de opinión o conocer otras cuestiones que les afectan.
Encuestar, en tanto, se entiende como: Interrogar a alguien
para una encuesta o bien: Someter a encuesta un asunto.
Para la Wikipedia: Una encuesta es un procedimiento dentro
de los diseños de una investigación descriptiva en el que el investigador
recopila datos mediante un cuestionario previamente diseñado, sin modificar el
entorno ni el fenómeno donde se recoge la información ya sea para entregarlo en
forma de tríptico, gráfica o tabla.
Es decir que, se denomina encuesta al conjunto de preguntas
especialmente diseñadas y pensadas para ser dirigidas a una muestra de
población, que se considera por determinadas circunstancias funcionales al
trabajo, representativa de esa población, acerca de algún hecho específico que
se sucede en una comunidad determinada y que despierta especial atención entre
la opinión pública y que capaz requiere de la realización de una encuesta para
conocer más a fondo cuál es la sensación de la gente y así proceder.
Y comunidad se interpreta como: Conjunto de personas que
viven juntas bajo ciertas reglas o que tienen los mismos intereses.
Si bien es cierto que el conjunto de mexicanos se rigen bajo
las mismas reglas o leyes, es muy difícil establecer que tienen los mismos
intereses los del Norte con los Centro y muchos menos con los del Sur, entre
generaciones como los milenians que sienten que todo lo merecen sin dar nada a
cambio, a los adultos en crisis constante o…
Un ejemplo sencillo sería un hotel de cinco estrellas, con
200 habitaciones. Si ese día se ocuparon 100 se tiene una ocupación del 50 por
ciento, en donde es imposible precisar cuántos de ellos irán a escuchar música
mexicana, disco o en los antros, el tipo de comida y lugares de preferencia
para decir, que la música y gastronomía mexicana la buscan 80 por ciento o más
turistas nacionales o extranjeros.
Con este ejemplo, tenemos entonces, que en la Encuesta
Intercensal 2015, realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía
e Informática, se contaron 119 millones 530 mil 753 habitantes en México y con
datos de Banco Mundial en su última actualización del 24 abril de 2018 seriamos
127 millones 500 mil mexicanos.
En tanto, el Instituto Nacional Electoral estima un padrón
electoral con capacidad para votar de 89 millones 984 mil 961 electores en una
lista nominal de los registrados con credencial para ejercer el voto de 89
millones 434 mil 997 mexicanos al 20 de abril de 2018.
Ahora, recogemos una encuesta publicada el 9 de abril por El
Universal, con el 42 por ciento de la intensión del voto para Andrés Manuel
López Obrador, 31.1 por ciento para Ricardo Anaya Cortés, el 21.9 por ciento
para José Antonio Meade Kuribreña, el 5 por ciento para Margarita Ester Zavala
Gómez del Campo y se deja fuera a Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón.
Y se informa que el sondeo fue producto de mil 256
entrevistas en viviendas particulares dentro del periodo del 3 al 5 de abril,
sin precisar lugar o lugares, lo que indicaría que se concentraría en la Ciudad
de México, sin saber en qué delegaciones, para ubicar niveles de vida, edades, entre
otros elementos imprescindibles.
Para el 30 de abril, la sección México de la revista
neoyorquina Forbes ubica a Andrés Manuel López Obrador con el 41.4 por ciento, Ricardo
Anaya Cortés con el 24.7 por ciento, José Antonio Meade Kuribreña con 22.2 por
ciento, Margarita Ester Zavala Gómez del Campo con el 4.8 por ciento y Jaime
Heliodoro Rodríguez Calderón con el 3.1.
Se informa que la encuesta fue levantada del 25 al 28 de
abril con 17 mil 761 ciudadanos residentes en México, sin la participación de
los electores del interior del país.
En el primer caso, la encuesta publicada por El Universal
menciona entrevistas a mil 256 personas en que se desconoce si cuentan con
credencial de elector para representar el 0.001 por ciento de la lista nominal
nacional y del 0.16 por ciento de la lista nominal de la Ciudad de México.
Lo mismo que en el segundo caso, el de Forbes, que
representan el 0.23 por ciento de la lista nominal de la Ciudad de México de 7
millones 664 mil 638 electores en un padrón electoral de 7 millones 708 mil 729
capitalinos en edad de votar y la muestra pierde representativa nacional al ser
únicamente 0.19 por ciento de la lista nominal del país.
Hoy como ayer sirven las encuestadoras para crear escenarios
virtuales, por no decir que del engaño, a beneficio de un comercio de las
cifras que difícilmente harán presidentes sujetos a las agendas de la
mediocracia y la telecracia, sin importar la polarización y potencial violencia
electoral entre los manipulados electores.
La prueba más clara se encuentra en las elecciones
presidenciales del dos mil, cuando Ernesto Zedillo Ponce de León le arrebató la
cadena nacional al priista Francisco Labastida Ochoa y anunciar el ganador, el
panista Vicente Fox Quesada, con menos del 5 por ciento de las casillas
computadas, y en cumplimiento a la letra chiquita de un préstamo de urgencia
avalado por el estadounidense Bill Clinton.
No es casual, entonces, que el tabasqueño Andrés Manuel
López Obrador sea un buen productor para vender en las ilusiones virtuales y lo
muestren como el campeón de las encuestas si recordamos que en 2005 le daban 31
por ciento de las preferencia contra 26 por ciento del panista Felipe Calderón
y 15 por ciento del priista Roberto Madrazo.
En la última encuesta legal, una semana antes de las votaciones,
López Obrador había subido a 36 por ciento mientras que Calderón registra 34, y
26% de Madrazo. Y ganó las urnas Calderón con 35.9 por ciento 35.3 por ciento
para López Obrador y 22 por ciento para Madrazo.
En su segundo intento en 2012 no fue mejor: En noviembre del
2011 en el espejismo de las encuestas promediaba 31 por ciento en las encuestas
mientras que el mexiquense Peña Nieto el 56 por ciento y 12 por ciento para la
panista Vázquez Mota.
Es más, una semana antes de las elecciones, en la ilusión de
las encuestas subió a 30 por ciento López Obrador, Peña Nieto bajado a 42 por
ciento y Vázquez Mota ascendido a 23 por ciento con resultado final de 31.5 para el Caín de
Macuspana, 38.2 por ciento para el mexiquense y 25.7 por ciento para la
panista.
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