Francisco Villa en la silla presidencial en compañía de Emiliano Zapata. Fondo Casasola. 1914. Secretaría de Cultura. INAH.SINAFO.FN.MÉXICO. |
* El próximo de 10 abril, la institución pondrá a disposición del público y por primera vez, un centenar y medio de entrevistas hechas a miembros del movimiento zapatista
* Asimismo, llevará a cabo una mesa redonda en Cuautla y presenta la exposición El reflejo de la tierra. Los pueblos de Morelos y la Revolución Mexicana, en Cuernavaca
De la Mesa de Redacción Rafael Castilleja
De Arcano Político
Con la apertura al público de entrevistas hechas a
participantes del movimiento liderado por el Caudillo del Sur, la realización
de una mesa redonda en la ciudad de Cuautla, Morelos, y la exposición
fotográfica El reflejo de la tierra. Los pueblos de Morelos y la Revolución
Mexicana, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) conmemorará
el centenario luctuoso de Emiliano Zapata, el próximo 10 de abril.
El Archivo Voces Zapatistas, bajo resguardo de la Biblioteca
Manuel Orozco y Berra, de la Dirección de Estudios Históricos (DEH) del INAH,
por primera vez podrá ser consultado a partir del miércoles a través de la
página electrónica de la dependencia. Se trata de poco más de centenar y medio
de entrevistas de historia oral hechas a miembros del movimiento zapatista,
luego de que las cintas magnetofónicas en las que se grabaron fueron sometidas
a un proceso de digitalización.
Ese mismo día, en el Teatro Narciso Mendoza, de la ciudad de
Cuautla, a las 17:00 horas se realizará la Mesa Redonda “Reforma, libertad,
justicia y ley”, organizada por el Museo Histórico del Oriente de Morelos, Casa
de Morelos. Participarán Édgar Castro Zapata, bisnieto del líder revolucionario
y presidente de la Fundación Zapata; Salvador Rueda Smithers, director del
Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, y los especialistas en
estudios del zapatismo Laura Espejel López, Francisco Pineda Gómez y Carlos
Barreto Mark, bajo la moderación de María Isabel Campos Goenaga, directora del
Centro INAH Morelos.
Atemporalidad del movimiento zapatista, en 40 fotografías
“¡Zapata vive, la lucha sigue!”, es una consigna que
demuestra la persistencia en la mentalidad de los mexicanos, de ese movimiento
popular y campesino liderado por el Caudillo del Sur. A un siglo de la infausta
emboscada que arrebató la vida a Emiliano Zapata, una exposición conmemora la
lucha zapatista a través de imágenes que son, en sí mismas, un relato de su
surgimiento, desarrollo y desgaste.
El asesinato hace 100 años de quien fue nombrado de forma
amenazadora “Atila del sur”, en la hacienda de Chinameca, debe ser un pretexto
para conocer las circunstancias que agobiaban en esa época a las comunidades
morelenses, comprender sus demandas y sus derroteros dentro de la gran
Revolución Mexicana, motivo principal de la muestra fotográfica El reflejo de
la tierra. Los pueblos de Morelos y la Revolución Mexicana.
El historiador Arturo Valencia Islas, curador de la
exhibición, señala que el origen de la misma es el Fondo Casasola de la
Fototeca Nacional, de la que fue jefe de catalogación. La muestra reúne 40
imágenes poco difundidas de este repositorio del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH), y puede visitarse hasta el domingo 28 de abril
en la Galería de Arte Contemporáneo de la Plaza Moctezuma, antiguo Hotel
Moctezuma, en el Centro Histórico de Cuernavaca.
El conjunto visual ofrece un panorama del acontecer de los
pueblos de Morelos durante el Porfiriato y su participación activa en el
movimiento revolucionario, de ahí que el verdadero protagonista de la
exposición, es la colectividad y no tanto la figura emblemática de Emiliano
Zapata, precisa el investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de
la UNAM.
El doctor en Historia explica que el estado de Morelos se
había forjado una identidad propia a lo largo del siglo XIX, construyendo
formas de organización que no existían en otras regiones agrícolas:
“La llegada de
Porfirio Díaz a la presidencia en 1876, y sobre todo la construcción de un
ramal del ferrocarril que unía al estado con el puerto de Veracruz, había
aumentado la presión por la tierra. Los grandes propietarios de haciendas
azucareras comenzaron a usurpar las tierras que comunidades y pequeños
propietarios agrícolas habían trabajado desde la Colonia generando un ambiente
cada vez más violento.
“Para resistir estos nuevos agravios, los pueblos de Morelos
comenzaron a reorganizarse siguiendo sus propias reglas. En muchas de estas
comunidades, una nueva generación de dirigentes locales, jóvenes, y cada vez
más inconformes llegaron a la jefatura de sus pueblos. Uno de esos nuevos líderes
era Emiliano Zapata”.
La gota que derramó el vaso fue la imposición en 1909, del
gobernador Pablo Escandón, político poco preparado y con escaso conocimiento
del estado. Bajo esas circunstancias, el inicio de la Revolución Mexicana, un
año después, representaría para los pueblos de Morelos, la oportunidad de
retomar el control sobre las decisiones locales y la posibilidad de revertir
los cambios que habían afectado su forma de vida.
Como narra Arturo Valencia, los zapatistas entraron a la
Revolución apoyando al movimiento maderista, como lo muestra una fotografía de
1911, en la que se observa a zapatistas custodiando los carruajes que
condujeron a Madero y su comitiva durante su gira por Morelos.
Sin embargo —continúa el especialista—, la urgencia de
cambios por parte de los zapatistas, los llevó a separarse rápidamente del
maderismo; “a partir de entonces combatirían prácticamente aislados, y aunque
eventualmente se aliaron a otras fuerzas revolucionarias como las encabezadas
por Francisco Villa, su zona de acción y sus demandas permanecieron ligadas a
sus comunidades.
“Después de la derrota de los convencionistas, los
zapatistas regresarían a su tradicional aislamiento, emprendiendo un largo y
doloroso proceso de desgaste que culminaría con el asesinato de Zapata, en
1919”.
Testimonios de este devenir son fotografías de la avanzada
zapatista en los alrededores de Xochimilco; el desayuno de militantes en el
restaurante Sanborns, en la Ciudad de México; y no podía faltar el icónico
retrato del general Zapata en el cuartel de Cuernavaca.
“A pesar de que el movimiento de los pueblos de Morelos no
logró los objetivos militares y muchas de las reivindicaciones que se planteó
en un comienzo, su lucha se convirtió en un símbolo de la injusticia y de la
resistencia de los débiles frente a los poderosos, símbolo que aún persiste
dentro de la mentalidad de los mexicanos”, concluye Arturo Valencia Islas.
El reflejo de la tierra. Los pueblos de Morelos y la
Revolución Mexicana es una muestra que ha contado con el apoyo de la Secretaría
de Turismo y Cultura de Morelos. Permanecerá hasta el 28 de abril en la Galería
de Arte Contemporáneo de la Plaza Moctezuma (calle Matamoros 20, esquina Santos
Degollado, en la capital morelense). De jueves a domingo, de 11:00 a 17:00
horas.
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