Arcano financiero
Por Chang YONG
RHEE y Katsiaryna SVIRYDZENKA*Especial para
Arcano Radio
La Ópera de Sydney reanudó las presentaciones en vivo y la
ciudad de Melbourne fue sede recientemente del torneo de tenis Abierto de
Australia con la asistencia de fanáticos (en su mayoría). Japón ha vuelto a
planificar los retrasados Juegos Olímpicos de verano de 2020, mientras que
China se centra en los Juegos de invierno de Beijing 2022. Después de haber
sido golpeada por COVID-19 primero, Asia también se está recuperando primero.
En el primer aniversario de la pandemia, ¿la región ha recuperado la salud
plena?La mejor respuesta es que es demasiado pronto para saberlo
con certeza. La pandemia exacerbó los problemas existentes a largo plazo:
desaceleración del crecimiento de la productividad, creciente endeudamiento,
envejecimiento de la población, aumento de la desigualdad y gestión del cambio
climático. Un nuevo documento del personal técnico del FMI analiza cómo la
región puede afrontar estos múltiples desafíos.
Efectos duraderos
Si la experiencia pasada sirve de guía, esta pandemia tendrá
efectos duraderos. Una mirada a las recesiones pasadas en las economías
avanzadas revela que, en promedio, cinco años después del inicio de una
recesión, la producción todavía está casi un 5 por ciento por debajo de la
tendencia anterior a la crisis y es poco probable que alguna vez se recupere.
La pandemia de COVID-19 ha sido una tormenta perfecta, que
ha destruido puestos de trabajo, agravado la pobreza y la desigualdad y ha
creado un problema de deuda pública y privada, especialmente para países y
empresas que ya tenían una salud financiera frágil. Esta disrupción económica
sin precedentes tiene el potencial de dejar cicatrices duraderas en los
próximos años, derivadas de la disminución persistente del capital social, el
empleo y la productividad.
Los mercados laborales de Asia sufrieron, con un aumento del
desempleo, una caída de la participación de la fuerza laboral y la pérdida de
puestos de trabajo concentrada en industrias con salarios más bajos y entre las
mujeres y los jóvenes. Los más pobres y vulnerables se vieron afectados de
manera desproporcionada, lo que dejó al descubierto graves brechas en la
protección social y exacerbó la ya alta desigualdad en Asia avanzada y
emergente.
Resaca de deuda pública y privada
Después de la pandemia, muchos países tendrán que lidiar con
una alta carga de deuda pública y privada, posiblemente demasiado grande para
que algunos la puedan manejar. La deuda soberana es un problema en los estados
pequeños. Abordar este problema requerirá un enfoque adicional en la movilización
de ingresos, las finanzas públicas y la gestión de la deuda, con el apoyo de
socios multilaterales y el alivio de la deuda que brinden un respiro.
En los mercados emergentes más grandes, el principal
problema podría ser una deuda privada récord. Un número creciente de empresas
no genera suficientes ganancias para pagar sus deudas. El apoyo del gobierno
les está ayudando a mantenerse a flote, pero podría seguir una gran ola de
quiebras corporativas cuando se retire ese apoyo y en ausencia de otras intervenciones.
Esta vulnerabilidad puede ser especialmente aguda en Asia, si las condiciones
de los mercados financieros mundiales se endurecen en el proceso de
recuperación, provocando salidas de capital y una presión adicional sobre el
sector empresarial.
Para abordar esta vulnerabilidad, los países necesitarían
reforzar los marcos de resolución de la deuda privada, asegurar la
disponibilidad de financiamiento adecuado y facilitar el acceso al capital de
riesgo para acelerar la reasignación de recursos hacia sectores en crecimiento.
Medidas para tiempos no convencionales
La mayoría de los países brindaron un importante apoyo de
política fiscal y monetaria para amortiguar el golpe. Muchos, especialmente las
economías emergentes y en desarrollo, están recurriendo cada vez más a
políticas monetarias no convencionales para aliviar la presión sobre los bancos
y los prestatarios.
India, Sri Lanka y Nepal anunciaron una moratoria del
servicio de la deuda y planes de préstamos específicos para brindar alivio a
los hogares y las empresas. Se relajaron los requisitos de regulación
financiera relacionados con la cobertura de capital y liquidez. Malasia y
Tailandia proporcionaron liquidez adicional a las empresas a través de
operaciones de préstamos del banco central, mientras que Indonesia y Filipinas
utilizaron compras de activos a gran escala.
Si bien están justificadas, estas políticas más agresivas
conllevan inevitablemente riesgos, que aumentarán cuanto más tiempo se
utilicen. Los responsables de la formulación de políticas harían bien en
centrarse en minimizar las distorsiones y desarrollar estrategias claras de
salida para las medidas no convencionales adoptadas.
Sanando las cicatrices
Para evitar "cicatrices" económicas a largo plazo,
Asia necesita acelerar las reformas económicas para impulsar el crecimiento de
la productividad y la inversión, permitir una reasignación adecuada de recursos
entre sectores y apoyar a los trabajadores afectados por la transición. El
paquete podría incluir subsidios a la contratación bien focalizados y esquemas
de reentrenamiento de los trabajadores; actualizaciones de infraestructura;
simplificar los procesos comerciales; y reducir la carga regulatoria y fiscal.
Estas acciones deben combinarse con un impulso más amplio
para mejorar las redes de seguridad social para incorporar a los trabajadores a
los sistemas formales, mientras se apoya a los vulnerables con transferencias
monetarias condicionadas específicas.
Un futuro más verde
Paradójicamente, el impacto del COVID-19 también brindó un
vistazo de lo que podría deparar un futuro mejor para Asia. La reasignación
temporal de los sectores intensivos en energía, como las aerolíneas y el
transporte, brinda una oportunidad para la creación de empleo en sectores más
productivos y más limpios. Un paquete de impuestos al carbono bien diseñado y
políticas complementarias del mercado laboral y de productos podrían respaldar
la reasignación de capital y la reconversión laboral.
Esto beneficiaría la lucha mundial contra el cambio
climático, ya que Asia-Pacífico tiene algunos de los mayores emisores de
dióxido de carbono y contaminadores, y podría conducir a mejores condiciones de
salud para las poblaciones locales, mejores empleos y más recursos para
satisfacer las necesidades de desarrollo.
Las reformas en la atención médica, las redes de seguridad
social, los mercados laborales y el sector empresarial ayudarán a mitigar los
efectos de la pandemia y a abordar los problemas preexistentes a más largo
plazo que enfrenta la región. Asia debe seguir siendo ágil e innovadora para
salir de la crisis de una manera duradera, más ecológica y más equitativa.
*Chang Yong Rhee
es el Director del Departamento de Asia y el Pacífico del FMI.
Katsiaryna Svirydzenka es Asistente del Director del Departamento de Asia y el Pacífico.
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